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« Previous Page Table of Contents Next Page »tes y Pascal Se trata en este caso .,gel dogma de la filosofía natural del horror vacui, transmitido desde la antigüedad, a través de la Edad Media, según el cual lo naturaleza "detesta" el vacío y, por consiguiente, niega su existencia La aportación de las ciencias na– turales a esta discusión se conoce en la historia de la ciencia con el nombre de "vacío de Torricelli"" Es el intento decidido de crear experimentalmente "el va– cío" que, metafísicamente, se supone inexistente Los detalles de esta disputa, sostenida con extraordinario apasionamiento, no son interesantes para nuestro ca– so En cambio, es importante la muy clara tesis sóbre la tradición, que Pascal había formulado a los vein– ticuatro años, como resultado de sus experiencias per– sonales, en relación con este debate sobre los méto– dos La citada conclusión de Pascal, reducida a una fórmula breve y sencilla, dice "Es evidente que hay
~os clases de ciencias Unas se basan en la experien– cia y el razonamiento El modelo típico de esta clase es la física Las otras se fundan en la autoridad y la tradición, ejemplo de ellas es la teología" De modo que, según Pascal, en el campo de las ciencias expe– rimentales, la referencia a la autoridad yola tradi– ción carece de importancia y de peso "Los antiguos dicen ", "Aristóteles enseña ", "de conformidad con la costumbre tradicional, se procede de este mo– do o de otro ", "tradicionalmente está permitido aquéllo o lo de más allá ." -pero así no puede ar– gumentarse en la física ni en ninguna ciencia experi– mental- "Los antiguos" (dice Pascal) somos más bien nosotros y no Aristóteles que, comparado con no– sotros, es joven e inexperto. En todo caso, continúa diciendo, es propio de las "confusiones" de su propio siglo considerar falsas los innovaciones en la física, sólo porque no concuerdan con la opinión de los an– tiguos ni con la tradición Por lo demás, cuatrocientos años antes de Pascal, ya expresó esto mismo Alberto el Grande "Cuando quiero saber si el delfín es un pez o un mamífero, dice, no vaya consultar a Aristóteles, sino que pregunto a los que tienen experiencia en es– tos cosas, experimentum solum certificat in talibus, sólo la experiencia da la seguridad, "acerca de lo con– creto no hay filosofía" Estas frases son asombrosas y audaces para el siglo XIII, pero es probable que el pro– pio Alberto el Grande no estuviera aún muy familiari– zado con su sentido Desde entonces, su significación ha pasado, hasta cierto punto, a ser cosa corriente, si bien, cuando se trata de verdades corroboradas por la experiencia y la razón, la referencia a la tradición de– ja de ser un argumento, aun cuando se funde en la Biblia o en Aristóteles Ahora bien, al llegar a este punto, convendrá añadir i e incluso en Carlos Marx! Pues la referencia a un autor canonizado tiene la estructura y el carócter precisos de "tradición". Y Como argumento científico, tiene el mismo valor que la referencia a Aristóteles Además, impide el progre– so científico, como lo hace el más empedernido conser– vadurismo de los aristotélicos escolásticos, y así trae también sobre la tradición, la verdadera y legítima, un descrédito que no merece En todo caso, la tradi– ción puede perder de muchas maneras, incluso en su propio campo, la consideración y la eficacia, cuando
no se la pone en peligro o se Jo destruye directamente Para comprenderla con claridad, hay que interpretar con más precisión aún fa que significa exactamente la idea de "tradición" Desde el punto de vista idiomáti– co tiene, por regla general, dos sentidos el proceso de la transmisión, tradere, por una parte, y la constancia de la transmisión, el traditum o tradendum, por otra La tradición, como proceso histórico, se efectúa entre dos interlocutores, uno viejo y otro joven, entre padre e hijo o entre dos generaciones No se trata exactamente de un diálogo, de un intercambio ni de una comunicación recíproca, sino de una transm isión que pudiéramos llamar "unilateral" Uno de los in–
terlocutor~s, el que transmite, habla, y el otro escu– cha, siempre que se trate de un proceso de tradición Naturalmente, entre las dos generaciones sucesivas tiene lugar un fenómeno que difiere de la tradición (en su sentido riguroso), cuando se sigue el curso natural, se entabla entre los viejos y los jóvenes un diálogo del que se benefician ambas partes Ahora bien, lo im– portante es que la parte transmisora no transfiera, además, en el curso del proceso de transmisión, algo propio que haya adquirido por sí misma, sino única– mente lo que ha recibido a su vez de otros A lo cual deberá añadirse que, en la relación entre las genera– ciones se produce naturalmente la transmisión de lo adquirido, como en el caso del investigador que comu– nica enseñando sus propios descubrimientos, pero es– to ya no se llama "transmitir" y "traspasar", en un sentido estricto El idioma se resiste ante estos vaca· bias Así pues, transmisión y tradición no· significan sencillamente entregar algo, sino entregar lo que an– tes hemos recibido de otros Quod a patribus accepe– runt, hoc filiis tradiderunt, lo que se ha recibido de los padres se transmite a los hijos Esta frase agusti– niana designa con una precisión perfecta la estructu– ra del proceso de la tradición
Pero ahora convendrá hablar también de otro elemento de este proceso que tiene un carácter deci· sivo, puesto que es, al mismo tiempo, el punto crítico del proceso de la transmisión Me refiero a la recep– ción de lo que debe transmitirse, del tradendum, por parte del "último de la serie", es decir, de la joven ge– neración Esto se ve con claridad, por ejemplo, si el "último de la serie" no recibe el bien tradicional que se le ofrece, no lo acepta verdaderamente (para poder entregarlo a su vez), entonces no se realiza de un mo– do absoluto la tradición Por esto dije que es el punto crítico, el punto neurálgico
Así pues, hay que preguntarse en primer lugar ¿de qué clase es esta recepción, qué forma tiene, có– mo se produce? Y en segundo lugar ¿a qué condicio– nes previas está vinculada dicha transmisión? Eviden– temente, la recepción del tradendum, no se efectúa por el mero hecho de darse por enterado el receptor Yo puedo conocer muy exactamente el contenido de la tradición y, sin embargo, no aceptarlo Aquí aparece un problema de extraordinaria actualidad, al que só– lo me referiré de pasada !;:s el problema de la histo– ria y de la tradición a pesar de conocer ampliamente el valor histórico de lo heredado, éste puede carecer de tradición, porque, de conformidad con una frase
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