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En el mestizaje hispanoamericano, por lo menos en algunos países, es predso considerar un tercer elemento étnico: el negro. Veinte millones de negros fueron traí– dos a América para servir como esclavos. Según Barón Castro (Estudios demográficos-Instituto Balmes de Socio· logía, Madrid, 1945), la época de la Independenda
(J 821-1825) los negros representaban el lB por dento de la poblad6n de Hispanoamérica, los blancos el 19 por ciento, los indios el 36 por ciento y los mestizos el 27 por dento
La fUerza biológica del negro hace que su influen.
cia social cultural sea muy importante. El argentino Caro los Octavio Bunge en su conodda obra "Nuestra Améri· ca" señala como caracteres psrquicos del negro el servi· lismo y la infatuación, pero es necesario señalar que el negro que interviene en la población de mestizacióll de Hispano-América es el esclavo, de modo que algunos de estos carácteres depresivos provienen de esta condici6n de esclavitud. Por otra parte, aunque los autores seña– lan que el riegro es por naturaleza sexualmente morige rada y que sus danzas afrodisíacas son precisamente ex· citantes para suplir su frialdad erótica, resulta evidente que estas fiestas orgiásticas, como influencia ambiental, han contribuído notablemente a provocar en la pobla· ción blanca, india y mestiza el desorden sexual y la lu· bricidad que es a su vez un factor importante ~n el des– orden social.
Acabo de citar algunas cifras estadísticas y voy a citar otras, sobre la composición étnica de Hispanoaméri. ca, pero advertir que las cito con desconfianza ya que las que he consultado resultan a veces contradictorias, y en el caso de mi patria, Nicaragua, son, desde luego, fal– sas en gran parte Sin embargo, debemos concederles en lo general cierto margen de aproximación
Para 1940, según datos de la Oficina Internacional del Trabajo, Iberoamérica tenía, en una población de 116 521 000 habitantes, 15.583 000 indígenas, 34 332 000 mestizos y 66 606 000 blancos, negros y otras razas; o sea un 13 4 por dento de población ind(gena y 29 5 por ciento de mestizos Sin embargo, esta misma estadística da para El Salvador un 20 por ciento de población indí– gena, y para Nicaragua un 24 por dento, cosa totalmen– te falsa pues cualquiera que conozca Centroamérica sa– be que Nicaragua es un país mucho más mestizado que El Salvador, y acaso habrá unos treinta o cuarenta mil indígenas en una población que se acerca al millón y medio de nicaragüenses
la contradicci6n de las estadísticas es tal que mien– tras el conocido sociólogo chileno Moisés Poblete Tron– coso en su libro "Problemas sociales y económicos de la América latina", editado por la Universidad de Chile en 1936, establece para el Perú un 5% de población indíge– na, los datos de la Oficina Internacional del Traba¡o pa– ra el año 1940 arroian un porcentaje de 46,2% de indios peruanos y el libro "The South American Handbook 1957· 1958". (Trade and Travel Publication) le asigna al Perú para 1957 un porcentaje del 50%
Por otra parte, los datos ofrecidos por Barón Castro en su obra citada, referentes al año 1940 convierten a Cuba y Santo Domingo en países negros, mulatos y blan·
cos, eliminando todos los porcentajes de población mes– tiza hispanoindia, lo cual es inexacto y probablemente se debe a que se han incluído los mestizos en el rulo de los blantos debido a la preponderancia de sangre blanca en el mestizaje
Todos estos errores provienen en gran parte de que no se ha determinado, ni es fácil determinar étnicamente en la práctica, lo que se entiende por indio y por mesti. zo. Actualmente en América se da al término indio un valor puramente cultural y social, al margen de cualquier diferencia étnica y racial Pero este criterio no es unifor– me en la realización de los censos de los diversos países, ni tampoco se han tomado en cuenta, en estos censos úl. timos, las diferencias étnicas
En Hispanoamérica no se puede decir que haya exis– tido ni existe racismo, o sea barreras de carácter racial, repugnancias físicas ni espirituales del blanco para el in. dió y el negro la conquista española fue eminentemente antiracista y cristiana y nuestros pueblos son predominan. temente mestizos Pero la realidad histórica de la infe– rioridad cultural del indio identificó el concepto ffsico de raza con el concepto de clase social, porque en la inevi– table estr¡ltificaci6n clasista, fruto de la organizaci6n feu. dal de la Conquista, el indío tuvo que quedar necesaria. mente debajo del blanco y constituir la dase mayorita_ ria servil (siervos de la gleba, campesinos) y el mestizo la -clase intermedia (empleados y artesanos)
En reciente conferencia pronunciada en el Instituto de España en Munich sobre "Estado y sociedad en His– panoamérica en vísperas de la Independencia" el Prof Richard Konetzke explicaba que la estructuración social de América en vísperas de la Independencia era, en sus grandes rasgos, la del "ancien régime". La punta de la pirámide la constituyen los títulos de Castilla, a los que siguen los hidalgos y después los representantes de la alta burguesra adinerada, hacenderos, grandes propieta. rios, ricos negociantes, altos magistrados Una nueva ca– pa comprende pequeños comerciantes, empleados, arte– sanos, etc A pesar de todo falta una verdadera peque– ña burguesía La población de color (mestizos, muJatos e indios) se colocan al otro extremo de la pirámide Después de la Independencia. la pirámide se mano tiene con algunas alteraciones sufridas a través de las re· voluciones y luchas pollticas principalmente Desde lue– go desaparecen los títulos de nobleza y de hidalguía pe– ro sus poseedores conservan su posición en la cúspide de la pirámide en la medida en que son blancos y mantie– nen su poder econ6mico A esta clase alta se suman los mestizos ricos o que han escalado la cúspide a través de las armas victoriosas o del poder polltico La clase in– termedia de empleados, pequeños comerciantes y pe– queños propietarios rurales la forman siempre los mes– tizos y los Iblancos venidos a menos Los indios, mula– tos, y negros se identifican formando siempre la base de la pirámide
A través de estos cambios, más o menos notables según los países, se mantiene la relación étnica como elemento importante de diferenciación clasista
En mi ensayo sobre las clases sociales en Nicaragua incluído en el libro "Hacia una sociología hispanoamerica– na" (Ediciones Cultura Hispánica, Madrid, 1958) he sos– tenido que lo que determina la clase social es el modo
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