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« Previous Page Table of Contents Next Page »los gastos militares en los Estados latino·americanos ge· neralmente ocupan una cuarta y una quinta parte del pi esupuesto, pero esta también significa una carga finan– ciela muy considerable, sobre todo al fratarse de la ca– pacidad de un país menos desarrollado Las compras de tanques y buques de guena lequieren divisas que hu· bieran podido ser mejol empleadas par a compr as de bie– nes de capital Es evidente que los países vendedores no son enteramente inocentes de que se tuerzan las as· piraciones de los países menos desarrollados de una ma– nera improductiva Los suminist,os de armas br itánicas y nOI iJegas al déspota cubano Batista ofr ecen ademéÍs un ejemplo elocuente de las consecuencias menos agra– dables que puedan tenel semejantes transacciones para la política exterior e inter iOI del países vendedor Han sido, sin embargo, los Estados Unidos los que sobre todo han ploporcionado a la América Latina grandes cantida-
¿Cómo podría evitalse las consecuencias negativas en el orden político y financielo de la posición pr epon– delan1e de las fuelzas armadas en la América Latina? ¿Cómo ser ía posible reducir su posición dentro de la so– ciedatl hasta tenel proporciones Iazonables? ¿Cómo se· ría posible garantizal definitivamente el olclen interior sin que los gualdas mismos constituyan un riesgo y un peliglo para la democracia? ¿Cómo, finalmente, habría que reformal la defensa nacional bajo la sombra de la guer ra atómica y de los "missiles"? Son todas estas pi e– guntas extraor dinariamente difícil de contestar Los nue– vos estados de Sud-Asia y del Cercana-a, iente ofrecen una prueba más de que el militarismo surge fácilmente con aspiracjones I eformistas en países menos desarrolla– dos POI lo demás, la prepondel ancia de las fuerzas ar– madas en semejantes países, no sólo se basa sobre la violencia, sino también sable una capacidad de olgani zación superior a lil que oh os facto! es socia les, salvo po– siblemente la Iglesia, puedan ostentar Al visitar algu– nas instituciones de investigación puestas bajo dirección milital he podido allí observar pruebas de un orden, de una diligencia y solidez no siempre encontladas en Amé rica Lati na en instituciones pal ecidas, pero de caráctel civi I Precisamente esta capacidad de tr abajo constituye un potencial necesario de utilizar y es vel dad que en América Latina los rnili1ares muchas veces se han encar– gado de tareas urgellles de cal áctel civil, por ejemplo, 1ransportes aéreos civiles, la const¡ ucción de cal reter as, y la organización de censos El gdbierno de Bolivia ha encomendado a su eiélcito I efOI mado tr atal de abrir el
camino para la colonización de las bajas tierras tropica– les, lo que al mismo tiempo mantiene ocupada la mayor parte del ejército a una distancia segura de la Capital Debemos finalmente subrayal que algunos países latino·amel icanos ya hace nlucho tiempo han logl ado re– ducir el tamaño y la influencia de las fuerzas armadas a pr oporciones 1 azonables Fn Costa Rica y en el Uru– guay, las Fuelzas Armadas han sido casi hasta eliminadas en una interesante acción recíploca al proceso de demo– cratización política En México el ejército fOlmado a ba– se de las huestes victoriosas de la gran Revoíución, cons· [iluía hasta hace unos veinte años, uno de los f<;ctores políticos más importantes, pero, a partir de es'3 fecha, su influencia ha ido declinando fuertemente los últimos
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des de armas en parte ya anticuadas con el prop6sitó más o menos justificado de fortalecer así la defensa del hemisferio occidental Es además un hecho que un por. centaje bastante considel able de los recursos económicos puestos a la disposición ele las Fuelzas Armadas ha po– dido ser gastado sin mejorar la efectividad de manera alguna Se dice que la construcción del club militar en Caracas, bajo Pérez Jiménez, un hotel de lujo sin igual ha costado más de 6 veces lo que el Estado venezolan~
gastó anualmente en seguro social La intención fue con. vertir a los oficiales en parásitos de la sociedad entera Por parte del gobierno en varios países latino-america_ nos, se han evidenciado tendencias a tratar de comprar la lealtad de los oficiales y también las de los soldados a ravés de aumenos de sueldos y de concesiones de di versas ventajas sociales
presidentes de México ya no han sido generales sino abogados Palece que en estos y algunos otros casos, el gobierno ha empleado con éxito el método de efectuar cambios frecuentes y sistemáticos en cuanto a los pues. tos más altos de la jerarquía ¡militar De esta manera, íos generales han sido privados de la posibilidad de ad– quirir la lealtad y el apoyo de algún cuerpo o distrito especial Pero también la divulgación de ideales más pacífico y más ciudadanos entre una opinión pública cada vez más vocifel ante ha sido la causa de la declina– ción del militarismo, haciendo posible una reducción de los gastos estatales para fines militares
La defensa exterior y paz interna de América Lati na ha sido garantizada a partir de ) 947 por el llamado Pacto de Río de Janeiro Un comité inter-americano de defensa, coordina las preparaciones de defensa Hay va– rios países latino-americanos que se han interesado por el uso pacífico de la fuerza atómica, pero no se ha con– siderado de manera seria la adquisición de armas atómi– cas por ser tan enormemente costosas En la O EA, el delegado de Costa Rica hizo en marzo de 1958 una in– tervención muy discutida El delegado costarricense, Lic Gonzalo Facio, tomó corno punto de partida que los estados latinoamericanos debian realizar su situación eco–
nómica menos desarrollada Por lo tanto no se podía ni pensar en la adqu isición de ar mas atómicas Por otra parte, los armamentos convencionales de I as fuerzas ar madas latino-americanas tenían que resultar absolutamen– te anticuados en caso de una conflagración mundial Los ahon os, en cambio, se podían invel tir en el aprovecha. miento de los recursos económicos de la América Lati– na, lo que constituiría una defensa mucho más efectiva contra el comunismo que unas tropas militares numero sas Por lo demás, se debía poner el "énfasis en las fun– ciones civiles de ingeniería y de obras públicas . crean– do o robusteciendo centros para el entrenamiento de los miembros de las fuerzas armadas en esas tareas civi· les"
La base de esta pi oposición que como tal pareda tan bien justificada, era, sin embargo, que la Amér ica latina transmitíera a su poderoso vecino del Norte el oro ganizar a su: gusto la defensa militar de las veinte re públicas latino-amel icanas, lo que en cierto grado afec– taría el concepto de soberanra
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