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« Previous Page Table of Contents Next Page »fuerzas al madas a destituir a las autoridades pÓblicas tan pronto como los militares encuenh en que su honor lo re– quiera o lo consideran ne("esal io para el bien del país Al lado de su función como mantenedor o perturba– dor del olden interior, las Fuerzas Almadas en América Latina, a partir de las guerras de Emancipación, han segui– do cumpliendo más o menos conscientemente una fun– ción social importante Fue al enrolal se en los ejércitos de la revolución que los esclavos neglos pudieron con– seguir su libertad Por medio de SU coraje o por intri– gas hábi les hasta hombres procedentes de las capas :más bajas de la sociedad y quizá de colol bastante oscuro pu– dieron a veces alcanzal los puestos militares más altos Sucedió más de una vez que soldados sencillos se abrie– ron camino hasta la silla presidencial El sargento cuba– no Batista ofrece un ejemplo model no de este fenóme– no Aunque el rango militar y el podel político ostentado por semejantes hombres nuevos no les abriera las puertas 'a los círculos más orgullosos de la alta sociedad, la carre– ra militar siempre ofreció una especie de atajo a un ascen– so social para los elementos humildes Al tratarse de paí– ses donde los límites sociales son tan agudos como lo son en América Latina en donde la pequeña clase superior ha podido siempre defender con bastante éxito su monopo– lio sobre la tien a, manteniendo su exclusividad social y su dominio político, la carrera militar, desde luego, cons– tiluía tal vez el mejor instrumento existente para una mo– vilidad social Sin embalgo es evidente que los jefes mi– litares de estil pe humilde a menudo se compraron un tra– to benevolento y tolerante por parte de la clase superior, al identificarse con sus intereses políticos reaccionarios No se han realizado investigaciones científicas de carácter estadístico en torno al reclutamiento social de los oficiales militar es c/UI ante períodos diferentes y en cuanto a los diversos países latinoamericanos, lo que quie– re decir que fue una movilidad social que ejerció poca influencia duradera He tenido la oportunidad de obsel \lar durante un viaje reciente a Amér ica Latina que sería muy difícil, casi imposible, de realizar semejantes inves– tigaciones con algún éxito y pi ecisión Ni siquiera en cuanto a la situación actual es fácil conseguir algunos da tos Se sabe, sin embargo, que entre los cadetes admi– tidos al Heroico Colegio Militar de México en 1955 un porcentaje elevado, o sea un 18 por ciento, plocedían de la capa de obreros industriales y rUI ales, y algunos porcientos más de la categoría de mecánicos y de feno– viarios, pero hay que tener en cuenta que la gran Revo– lución Mexicana ha podido fomentar de una manera ex' cepcional en cuanto a la América Latina se refiel e, el proceso de movilidad social
Al ser refOl mado el ejército boliviano después de la revolución de 1952, se fijaron cuotas oficiales en cuan– to al reclutamiento social de la Academia Milital Según estas normas, 20 por ciento de los cadetes debían ser hi– jos de campesinos, 30 por ciento hijos de mineros y de obreros industriales y 50 por ciento de familias pertene cientes a las clases medias que fueran de probada lealtad hacia el régimen En realidad, parece que la pi oceden– cía de las clases medias es lo normal para los oficiales militares latinoamericanos Pero el tél mino de "clase me– dia" significa una clasificación muy vaga, sobre todo en América Latina, y además existen, sin duda, modalidades
nacionales bastante considerables Si consta que general– mente los jefes militares en América Latina procedieron de unas capas poco consideradas de la sociedad, esto ayuda a explicar la poca consideración social que suelen gozar los oficiales militares Es esto un contraste contun– dente con las condiciones prusianas Hay sin embargo diversas circunstancias que indican que durante los úl· timos tiempos los oficiales militares latinoamericanos han llegado a identificarse cada vez más con su ambiente fa. miliar de las clases medias y que por lo tanto, los anhe· los evidentes en el ambiente de la clase media de alcan– zar formas polfticas más democráticas, han sido también aceptados por un número cada vez más grande de ofi– ciales militares Con tal evolución sería posible explicar,
pOI lo menos parcialmente, los cambios polfticos ocurri– dos durante los últimos años
La función social de las Fuerzas Armadas no se ha limitado, sin embargo, a los oficiales No cabe duda de que también el entrenamiento de los reclutas ha tenido importancia educacional y ciudadana en países donde analfabetos primitivos han constituido gran parte de la milicia Hasta la enseñanza más rudimentaria ha podido ploporcionar a los reclutas muchos conceptos y datos de
valor positivo Tiene su interés en esta conexión que el partido Ap, ista peruano espera que uno de sus fines prin– cipales o sea la integración social de las poblaciones in– dígenas se podrá alcanzar con la ayuda de un verdagero ejélcito popular
Tampoco hay que ignol ar otro factor positivo del papel ejercido por las Fuerzas Al madas en los países la– tino-americanos A pesar de dedicarse tan frecuentemen. te a luchas internas, las Fuer zas Armadas han fomenta– do sin duda el concepto de una unidad nacional, de una tradición nacional Al comenzar su existencia, los nue– vos estados tenían un carácter bastante artificial Fue por lo tanto el ejército quien, en primer lugar, I epresen– tó a la Nación En los países de inmigración como Argen· tina, y hoy día Venezuela, y en los países andinos con sus poblaciones indígenas, las Fuerzas Armadas han for– mado una especie de mediador entre el pasado y el pre– sente; entre divel sas regiones y razas Es verdad que los oficiales han ejercido muchas veces esta función em– pleando una retórica exagerada, pero esto no constitu– ye razón para menospreciar la importancia de esta mis· ma función Al mismo tiempo, no se puede ignorar tam– poco que muchas veces las tensiones surgidas entre los diferentes países latino-americanos han sido mantenidas y fomentadas por el nacionalismo o chauvinismo militar, siendo la causa de que bagatelas puedan crecer hasta constituir conflictos que han puesto en juego todo el prestigio de los países respectivos
A pesar de que los armamentos de las Fuerzas Ar– madas en los países latino-americanos han sido general– mente bastante anticuados siempre han resultado muy costosos para el Estado, exigiendo un porcentaje elevado de presupuestos estatales relativamente modestos No ha sido excepcional el que 50 por ciento de los gastos del presupuesto, fuera reservado para gastos militares En la Venezuela de Pérez Jiménez, el Ministerio de De– fensa logró absorber un porcentaje cada vez más grande de los ingresos estatales, que al mismo tiempo estaban continuamente creciendo En la actual idad parece que
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