Page 22 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

Rojas Pinilla lo hizo en Colombia, Pérez Jiménez en Ve– nezuela, y Batista en Cuba Protegidos por coyunturas económicas favorables, parecían tan segulos en su po– sición como ciertos caudillos del tipo ti adicional habían sido antaño, pero durante los últimos años se ha efec– tuado como se sabe, un cambio muy brusco y completa– mente inesperado por la mayoría de los observadores po– líticos, o sea que estos cuatro dictadoles, lo mismo que su Néstor, Perón, han sido denocados Y no solamente esto El fenómeno más interesante ha sido precisamente que las juntas y los Iídeles militares que derrocalon a los dictadores en Argentina, en Colombia, y en Venezue– la, después de algún período de transición dejaron al pue– blo elegir libremente el nuevo régimen político del país De manera semejante, fue una intervención militar lo que en el Brasil garantizó que el presidente Kubitschek pudiera ocupar su puesto Es natural que no se sepa todavía si la salida de los militares de la escena política será definitiva o de larga duración o si solamente se tra-

IV

Hemos subrayado ya que la función tradicional de las fuerzas armadas en Europa o sea el garantizar la se– guridad exterior de la Nación o el posibil itar una políti ca exterior agresiva, no es la función más esencial en lo que a América latina se refiere En cambio la función principal de las fuerzas armadas es en América Latina la de mantener el orden interior, este orden que al mis– mo tiempo ha sido tantas veces perturbado por los mi– litares mismos La dictadura militar muchas veces ha lle– gado a parecer la forma ideal para asegul al el manteni– miento del orden interior no solamente bajo el punto de vista de los militares mismos sino también pal a el de los otros sectores infi uyentes de la sociedad Al ocupar los estadounidenses hace unos cuarenta años Haití, Repú– blica Dominicana, y Nicaragua eran tan ingenuos que creían que se podían combinar democl acia y buen orden en estas pequeñas repúblicas intranquilas, sólo con que los ejércitos fueran substituídos por cuerpos de gendar– mería Pero al marcharse los norte-americanos fue pI e– cisamente en estos gendal mes bien entl enados y gracias a la ayuda norte-americana, bien armados, en los que recayó automáticamente el poder político En el día de hoy, un ex-jefe de gendalmería, Trujillo, sigue siendo el déspota todopoderoso de la República Dominicana En Panamá ha sido siemple la policía la que que ha repre– sentado allr el militarismo Al efectuarse la I evolución boliviana en 1952, las tropas policiales constituyeron un elemento importante denh o del partido ti iunfante, pero para mayor seguridad los trabajadores y los campesinos habían recibido armas también Lo mismo que en Méxi– co durante el período de Lázaro Cárdenas, el régimen se utilizó por (os sindicatos armados para contl aba lancear el poder de los militares plofesionales, lo que también trató de hacer Perón en un momento desesperado que precedió a su caída. Es natural que semejantes medidas constituyan una amenaza evidente contra el orden inte– rior y en México y en Argentina las Fuerzas Armadas han podido recuperar su monopolio como factor dentlo de la sociedad. En Bolivia, en cambio, todavía se trata de mantener vn balam:e precario entre un ejército refol ma

ta de un período transitorio Esto dependerá naturalmen_ te en alto grado de la capacidad de los nuevos regíme_ nes en cuanto a solucionar los ploblemas urgentes que tienen que enfrentar

Hay que tener en cuenta, sin ernbaJ go, que los altos jefes militares siempre han tenido otras posibilidildes también de influencial la política del país sin golpes mi– litares y sin ocupal ellos mismos la ¡efatura del Estado Pero es mucho más difícil observar y analizar esta actua– ción militar lealizada entle los bastidores de la política En todo caso es un hecho seguro el que los votos emiti– dos por el Ministel io de la Defensa o por el Jefe del Ejér– cito genel almente tienen un peso extraordinario en las consultas de la alta política Durante los tiempos ante– riores, los ministros de defensa casi siempre han sido ge– nerales, pelO durante los últimos años han sido eJemen

~os civiles los que en muchos países han llegado a ocu– par puesto llave

do de un lado, tropas policiales y milicias oblelas del otro

Pelo también se puede tratar de un sistema de ba– lance político dentro de las mismas Fuerzas Armadas o sea un balance entre los diferentes servicios de la defen– sa No es un hecho peculiar pal a América latina el que exista competencia entl e estos servicios como Estados Unidos, por ejemplo, lo prueba Pero ha llegado a ser una tradición política latino-amel icana bastante caracte– rística el que los diferentes servicios representen y apo– yen alternativas políticas diferentes, a veces hasta pro ducirse choques al mados entl e ellos En países donde no solamente el ejército sino también la mal ina y la fuerza aérea fOl man entidades gl andes, esto constituye un peli– gro verdadero A fines del siglo pasado, las guerras ci viles ocunidas entle ejélcito y marina en el Brasil y en Chile costaron mucha sangl e En general, los servicios más modelllos o sea la malina y las fuerzas aéreas han sido más receptivos para alternativas políticas liberales y moderadas, que el ejército Que las fuerzas armadas puedan mantener el 01 den sin embarcarse en la política es un ideal muy a menudo formulado pero raramente alcanzado en la Amél ica latina Hay que notar, sin em– bargo, que dUl ante los últimos años ha sido gl acias a la supervisión de las fuerzas almadas como se han rea– Iizado algunas de las elecciones políticas evitando asr in– cidentes tumultuosos, de otra manera probablemente ine– vitables En varios países, de acuerdo con las constitu– ciones políticas, los miemblos activos de las fuerzas ar– madas y de la poi icía, son exceptuados del deber del su– fragio, lo que sin embargo no ha constituído una garantía efectiva contra la intervención política de los militares En cambio, la I esponsabilidad política de las fuerzas ar– madas ha sido valias veces c1alamente fOlmulada y de– finida En la Constitución del Brasil otOlgada por Vargas en 1937, se mencionó directamente que tenía el apoyo de las Fuerzas Armadas, leservando la mención del su– puesto apoyo de la opinión pública pal a el segundo lu gar Ya medio siglo antes, el principal teól ico del mili tarismo brasileño, Benjamín Constant Botelho de Maga– Ihaes, habló claramente del derecho indiscutible de las

-20-

Page 22 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »