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el ~"mbre de la 04zada

EDWIN MARKHAM

(1852-1940)

Doblado por el peso de los siglos, apoyado en su azada mira al suelo, en su faz el vacío de los :l:iempos y la carga del mundo sobre el hombro. ¿Quién mató en él la rebeldía, el brío, y lo dejó sin duelo ni esperanza,

torpe y vencido como el buey, su hermano? ¿Quién aflojó su quijada de bruto? ¿Cuál fue la mano que aplas:l:6 su frente? ¿Qué soplo le apagó la luz del alma?

¿Es es:l:a la criatura que Dios hizo para reinar sobre el mar y la tierra, otear estrellas y rastrear los cielos, para sentir la pasión de lo eterno? ¿Es este el sueño del que armó los astros y les trazó su ruta en el vacío?

Del antro del Infierno a sus abismos • no se encuentra más trágica figura, más reprochable a la codicia ciega, más llena de presagios para el alma, más tensa de peligros para el mundo.

I Qué abismo lo separa de los ángeles! Esclavo del trabajo, ¿que le imporfan Plafón y la armonía de las Pléyades, la Jarga fila de cimas del canto, la luz del alba, el rubor de la rosa'?

Edwin !\Ial kham, de 01 egón, vivió basta su mucrte como decano de la poesía 1\0lteamelicanR y

COI\IO vinculo de unión del pasado con el III escnte. Su "ihlante poema 'fHE l\1AN WITH 'l'HE HüE (El homble de la azada), inspÍlado en el cuadlO de MilIet conmovió plOÍundamente la conciencia dcl IHleblo POI

su "iva Plotcsta conl1 a la injusticia social v POI la densidad poética de su expI esión Bn muchas (le 5U5

poesias palpit'l un scntimiento mislieo de la vida y del mundo, que imlllegna de bcileza nucva su fOllna

ti a:licional, pelO sincCl a y sin artificio

En él se mira el dolor de los siglos,

la tragedia del Tiempo está en su agobio; la Humanidad, en su amarga figura, robada, traicionada y desvalida, protesta ante los Jueces de la Tierra, y su pro:les±a es .también profecía.

¡Oh, señores y dueños de la .tierra! ¿Esta es la obra que le dais a Dios, esta cosa monstruosa de alma ahogada? ¿Cómo podréis erguir esta figura, dade de nuevo la inmorfalidad; devolverle la luz de su mirada; reconstruirla en la música y eJ sueño, enderezar infamias milenarias, pérfidos daños, incurables duelon'?

¡Oh, señores y dueños de la tierra!

¿Qué cuenta le dará el futuro a esie hombr~?

¿Qué responder a su torva demanda cuando la rebelión sacuda alarbe? ¿Qué será de los reinos y los reyes; de iodos los que así lo deformaron

cuando este mudo miedo juzgue al mundo tras el largo silencio de los siglos'?

EDWIN MARKHAN