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DESDE EUROPA

J:l VamDl!JnBKLT, el '!'KasaRlán8ico de la SIo8a del Comodoi'o.

-15-

DlliSl!JlC SmJ1'llillMPTOro, saro

1'llllZnIlUO o »llllMBUlRGO se venía

or1105 vapores trasatlánticos que salían regulannente de todos esos pueríos hacia Colón, en Panamá y San Juan del Norte, en Nicaragua La travesía costaba por la línea ;nglesa, en primera clase, de 150

l 200 dólares, en segunda clase 100 dólares; y en tercera (sola– monte para obreros) 50 dólllres. La línea francesa costaba más o lnenos los mismos precios La lí– nea alemana era un poco más ba– rata Cada una de estas tres líneas fenía dos salidas mensuales Había otras compañías que na– vegaban por vapor entre Liverpool y Colón, exclusivamenfe para mer– cancias, pero que recibían pasaje– rml de cubieda por treinta dólares Los buques de vela que venían di– rectamente a Nicaragua eran po– cos, lenfos e incó=odos

Por vapor la travesía hasta Co– lón er,,~ de veinte días Se viajaba sólo con lo indispensable porque los muebles, utensilios de casa y cocina eran tasados muy alto ílll.:SDfJ COLON se venía a Nicara– gua por el Atlántico o por el Pa– cífico

l!'illJli1 m¡¡. J!TlLllN1'1l11:0 se seguia primero de Colón a San Juan del Norte, una vez al mes, por vapores ingleses Precios: cinco, nueve y quince dólares, según la clase Travesía: 24 horas Embarcándo– se uno en Southmnpton el 17 de cada mes se llegaba El San Juan del Nade, sin interrupción, el 12 del mes siguiente

DESDlE SlU\J JUaN DEL NORTE

!\ tGR.lUUIUla, vapores en el río San Juan y en el Lago Precio: 10 dólares Una vez en Granada el pasajero se consideraba corno en el cenfro de la República para di– rigirse a todos los demás puntos En San Juan del Norte Se encon– traban, dos o tres veces al mes, go– letas para todos los puntos de la Costa del Atlántico hasfa el Cabo de Gracias a Dios

Si un viajero quería entrar en Nicaragua por la costa del Atlánti– co el único medio que se le ofre– cía para penetrar hasta el interior de la República era subir por uno de los grandes ríos que riegan el declive oriental Por cualquier ru–

±a que se escogiera la fisonomía

del país era la misma: una costa baja y algo pantanosa con una bordadura de cocales tras de los que se percibían, a lo lejos, las cdentaduras de las cordilleras Los únicos habitanfes eran familias es– parcidas que vivían de la caza y

de la pesca

Luego las =ál genes e=pezaban

y el río cal ría entre dos espesas selvas, que de cuando en cuando se interrumpían para dejar la vis– ta recorrer inmensas sabanas sem– bradas de pinos y palmeras. Se

llegaba así a los primeros rauda– les. entonces cesaban las sabanas y la selva profunda reinaba sola sobre ambas márgenes El relieve del suelo comenzaba a acciden– tarse y numerosos afluentes acu– dían de los valles laterales y entra– ban en el río principal por medio de lechos encajonados y torren– tosas Ahí e=pezaban las pobla– ciones de indios, no civilizados, cuyas tribus se extendían hasta la cordillera La temperatura era más suave y el suelo de una fertilidad extraordinalÍa e inmensos los re– cursos de la caza y de la pesca. Arriba de los raudales los ríos no elan navegables sino por pi pantes, y al pie de la cordillera cesaba toda posibilidad de nave– gación exceptuando el río San Juan Arroyos interlUitentes, que– bradas torrentosas se encontraban a cada paso y las arenas auríferas de sus cauces indicaban al viajero que los árboles gigantescos hun– dían sus raíces en los suelos de El Dorado El aire Se hacía más fres– co, las noches más frías Algunos pasos más y Se llegaba a la crester de la cordillera

Por cualquier cuello o podillo que se pasara del declive oriental al declive occidental el espectácu– lo que se ofrecía repentinamente en alguna vuelta del ca=ino ad– miraba al viajero A sus pies se extendía una zona angosfa y acci– denfada COU10 las olas de un mar furioso, y más adelante una in– mensa llanura que se prolongaba hasta confundirse con el Pacífico En medio de la planicie resplan– decían los Lagos y corrían los co-

nos regulares y agudos de los vol– canes, disi=ulando sus bases en una at=ósfera brumosa y coronan– do sus picos con inmensos pena– chos de nubes

El descenso se operaba por ca– rninas un poco más transitados La selva había terminado Era el rei– no de la piedra Todo anunciaba la entrada a una región volcánica

POR EL PRCllll'IlCO, saliendo de Colón, el viaje resultaba mucho más calO Sin embargo, cuando no habían vapores en el Lago ni en el Río, la ruta del Pacífico era la =ás cómoda

Este viaje comprendía, en pri_ mer lugar, la travesía del Istmo, de Colón a Panamá, en ferrocarril, costaba veinticinco dólares. De Panamá a Corinto, por vapor ame– ricano, plÍ=era clase, 64 dólares, última clase: 32 dólares Viniendo solamente hasta San Juan del Sur, el viaje costaba unos pocos pesos menos.

!Ero conulJ'lI'O era preciso alqui– lar un bote para subir con la ma– l ea hasfa el Barquito En el Bar– quito se alquilaban caballos has– ta León y los equipajes seguían en carreta.

DE sam ,:maro DElL SUR se llega– ba a Rivas, O la Virgen, ya fuese a caballo, ya en carreta, y después se seguía hasta los demás puntos del país, ora por tierra, ora por agua

El alquiler de un caballo o mu– la ensillada, por un viaje de idm y vuelta de unas 50 leguas que di– latara unos 15 días costaba de 6 a 8 dólares

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