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su fam.ilia, vivió pob.., , con la maYal" dignidad .Ja– lnás se desdeñaba de consultar lo que dudaba, y quien lo le conocía a fondo, creta que se burlaba de un hom.bre del pueblo a quien proponía un caso de derecho "La jurisprudencia civil, decía, reconoce por base el derecho natmal o de gentes, Y por tan– io, es preciso oír el parecer de la razón natural que existe en el hombre sin los elubrollos de las íeyes escritas'" 'Por la m.isma razón exigía la presencia de hombres sin ilustración en las reuniones en que so discutían asuntos de alguna gravedad

Los sentimientos de justicia y de ternura en que abundaba su corazón, los probó en mil ocasiones, y especialmente con su muetie Cuando se juzgó en Granada a un señor Barillas después de la revolu– ción de los calandracas, conoció bien que iban a condenarle a mueríe de la l"nanera más inicua, y no pudiendo salvalle, porque Muñoz estaba empeñado

on el fin trágico de aquel hombre, se dirigió al mis– mo jefe, pues Zavals tenía el valor más grande para hablar en favor de la justicia Halló a Muñoz infle– xible y al despedirse le dijo estas claras y proféticas palabras: "Fusile usted a Barillas, puede hacerlo, porque es poderoso Y árbitro de su vida Nadie le hará cargos en este mundo, pero recuerde que hay un Dios ante quien todos los hombres S011. iguales, y que escrito está, que con la vara que uno mide con esa misma es remedido" El General se sonrió de aquella sentencia sin presumir siquiera, que a semejanza de Bariilas, fusilado por la espalda, habta de morir él también tirado por la espalda cuando había ganado la batalla de El Sauce

Poco antes de la ejecución de Balillas, Zavala se retiró de la ciudad para no oír la detonación de los fusiles, Y cuando regresó, trajo la enfermedad que lo condujo al sepulcro"

DISCURSO

"Dehel es de los que afligidos y pensativos contemplan el ocaso de uno de estos asbos benéficos, consel val el lastlo de luz que dejan en el hOlizonte de la vida, después de hundirse en la noche del sepulcl" o; y deber tanto más saglado, cuanto en los desasbosos tiempos que alcanzamos, se halla menOI lIÚmelO de estos homhles, que silvan de desaglavio a la huma– nidad y a su Siglo"

(Apecechea)

A la verdad, SeñOles: siento la deficiencia de mis fuerzas al hablar de mi inmortal Mecenas el Ldo Don Juan José Zavala. el hombre ilustre que, bajo el triple aspecto de literato, de gran jurisconsulto y distinguido publicista, cubrió con su nombre y enaltecida reputa– ción el honor nacional de nuestro país Por lo regular,

lo único que se salva Y sobrevive a las guerras civiles

que devastan a los pueblos, es la gloria de un literato o de un hombre ilustre: así vernos que solo ha que– dado de la Halia de la edad media, el nombre del Danie al través de las turbaciones con que la desola– ron los partidos de los Güelfos y Gibelinos El Lcdo Zava.la nació en Sevilla el 28 de Octubre de 1797, y se bautlzó el lunes 30 del mismo mes: era hijo de don Juan Zavala y de doña Joaquina Uscola, naturales de Laqueitio en el Señorío de Viscaya A la edad de seis meses salió con sus padres de aquella Ciudad en di– rección a la Guaira, de allí a Poríocabello, en seguida a Curazao, y de allí al puerío de San Juan del Norte, a,donde llegó el 6 de Noviembre de 1798 Apenas te– rua de edad :lres años y cerca de dos meses cuando tnuri<? su Padre, y la señora Uscola casó en segundas nUpC18S con don Adrián Zavala, quien sirvió de :M:aes–

ira de primeras letras a mi apreciable Mecenas Su

~ami1ia ha residido casi siempl e en Granada desde su Ingreso a este Estado Tal es la relación verídica de su ori5Jen Y nacirc:iento, Y, de su emi¡:¡ración para estos paises en los primeros dlas de su eXistencia

Allá pOl los años 11 Y 12, rnerced a las convulsio– nles s políticas que nos agitaran, cuando el astro radian-C!-e la liberíad comenzaba El despuntar en nuestro honzon:le, quedó privada la Ciudad de Granada de

Mae~tro de latinidad, hasta que a mediados del año 13 Se dignó establecer su enseñanza el ilustrado Presbíte-

10 don Camilo Solórzano, cuyos laudables y constan– fes esfuerzos por la iniciación de la juventud en el idio– ma de Virgilio y Cicerón, le hacen acreedor también de particular mención Y eterna remembranza. Con él aprendió mi Mecenas querido la Gramática latina, con– sumiendo apenas un año en su estudio, lo cual era ya un signo infalible de la precocidad con que sus talen–

los debían desarrollarse en lo sucesivo No habiendo entonces en aquella Ciudad ninguna oha institución literaria que, cual la de hoy día a las orillas del Gan Lago, iluminase como un fanal todo nuestro hemisfe– rio social, marchóse el año 14 el joven Zavala para Guatemala a continuar sus estudios literarios Allí cur– s6 la Filo'sofía, y tomó las primeras nociones del idio– ma inglés Y del francés, considerados generalmente COlno el vehículo de la civilización europea: en la Fi– losofía, "que es la expresión racional del genio", al de– cir de UllO de los más ilustres escritores contemporá– neos, hizo notables progresos, iniciándose en las céle– bres doctrinas de Locke, Condillac y de Tracy, cuyas obras aun se conservan en su librería, corno un testi– monio de la generosidad de sus maestros y amigos, entre los cuales contaba como el primero al Ldo Don Francisco de Córdova, de subido ingenio y alfa repu– lación en la República

A continuación hizo sus cursos de derecho civil y canónico, e instituta, con remarcable aprovechamiento Y aceptación de sus maestros Recibió el grado de Br en ambos derechos el 25 de Agosto de 1820: hizo su pasantía de del echo práctico con los Sres Ldos Cór– dova y José Maríínez de la Pedrera, lo mismo que en la academia de derecho, en donde obtuvo los empleos de Fiscal, Revisor, &c &c., según me consta por certi~

fieados auténticos, que en mi poder conservo Entre

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