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« Previous Page Table of Contents Next Page »110mbres de la63 no habían olvidadQ' ni aprendido Ilada .
Entonces pudo ver que su :magnífico progra:ma li– beral, la inquebrantable cadena conque se i:magina1;>a haber atado al lobo reaccionario, era nada más que una hermosa sarla de longanizas, que el voraz ani:mal se había ±t agado co:mo una píldora El bozal que le impediría m-order, estaba pinfado sola:menfe: tanfo bue el indOInesticable "coyote" le enseñó en los úlii– /mo s momenfos su largo y aguzado colmillo en el pu– ñal del Capilán Julián Saavedra.
Terminada la revolución, vivió pacíficamenfe .en Rivas dedicado al profesorado, su verdadero campo de acción, hasta 1874, en cuyo año se trasladó a Tegu– cigalpa, Ho~duras -,!-llí se .. encontraba cuando tp}os cuántos emIgrados nlCaraguenses legaron a contarle que don Justo Rufino Barrios había empuñado el or– ganillo de la "nacionalidad"
No hubo necesidad de más Inmediata:menfe se trasladó a Guatemala, y aunque el dicho Barrios eje– cutaba muy :mal y con manifiesta repugnancia, Jerez declaró que era digno continuador de Morazán y de Cabañas
Don Justo Rufino Barrios no pensó jamás en la unidad de Centro América, empresa demasiado gran– de para él, pero deseaba derrocar al Presidente de Ni– caragua, don Pedro Joaquín Chamorro, que había ma– nifestado si:mpatias por la causa de González eIl: la campaña de este año, así es que no ±Uva inconvenIen– te en dar a Jerez armas y dinero para l?roInover una y"evolución en aquella Repú,blica
Al son del faInoso organillo iban los desterrados nicaragüenses a hacerse abrir las puerlas de su 'Pa– tria
Una eInigración considerable se presentó a formar en las filas de la célebre "Falange" que debía invadir a Nicaragua, los eleInentos bélicos sobraban: todo estaba listo y el Ino:mento no podía ser más oporluno, pero est~ de, Dios que el "Le~r; del I~o" nC? ha de triunfar Jamas, y en esta ocaSIon VOlV10 a c;l.ecIr co:mo en 54, 56, 58, 63 y 69: "dos y dos hacen cinco"
Se le metió entre ceja y ceja que Rufino Barrios perseguía la unidad de Centro AInérica, esperó duran– te cuatro meses un ejército auxiliar que nadie había prometido Inandar, y después cero, nada I
La "Falange" se disolvió, las armas se perdieron, el dinero concluyó, y ChaInorro se rió a su sabor de los incautos que una vaz más, pusieron la suerle del libeyalisIno en manos del hombre de los chascos y de las derrotas
Centenares de infelices quedaron en la :miseria, reducidos casi a la condición de mendigos e imposibi– litados de volver a sus hogares, porque Chamorro los aguardaba con tamaña coyunda Mientras tanto el fi– lósofo es10ico para qUien, fuera de la unión de Centro América, no hay nada digno de atención, se fue muy fresco a su casa de Tegucigalpa COIno si tal cosa hu– biera sucedido
Con los ojos secos y la frente serena veía desde el puerto los restos del buque náufrago que él miSInO acababa de estrellar contra las rocas.
Quizás me he extendido demasiado al trazar a grandes rasgos la vida pública de Jerez Reconozco qUe traspaso ya los líInites de un retrato y entro en el c,ampo de la biografía, pero me era i~dispensable esta hgera reseña para dar a conocer meJor al hombre ex– iraordinario que, con las más puras intenciones y con los nlás sanos deseos, ha acarreado grandes desgra– Clas a su país y causado muchas veces la ruina de su propio parlido
Uno de los grandes defectos del General Jerez, es ser muy sensible a la adulación. "
Yo no sé si él llega a apercibirse cle que 10 lison– jean, pero indudablemente gusia del humo del incien– so corlesano más de lo que conviene a su buen nOIn– bre
He oído varias veces a ¡¡>el'sonas muy vulgares adularle de la manera :más estupida, y he podido com– prender su íntima satisfacción Algunos amigos míos que le conocen a fondo, han hecho en Ini "presencia idéntica observación "
y 10 que hay de :más sorprendente es esto aten– dida su edad y otras circunstancias, es que po~as ca,
s~s l~ agradan tanto corno Ser tenido por seductor y
lIberlIno En este punto puede uno decirle los Inayo-res disparates seguro de Complacerle. "
Se ven con frecuencia aberraciones y debilidades semejantes en hombres de indisputable mérito El fa– moso Carde!lal Richelieu, polític.o eminente, quería pa– sar por meJor poeta que Comeille, sin haber logrado
h~cer en ioda su vida más que c;letesiables coplas, y ,
I SIr_Roberl Walpo.le, notable estadlsta inglés, ienía em; peno en que su fIgura era poco elegante y bien escasa su forluna entre las damas.
Si hay algo de verdad en la teoría de Lavater Je– rez revela la debilidad de su carácter en los die'nies casi desprendidos de su alvéolo. " """
Quevedo que se bur~aba. de los. '!.uiro~ánficos "y de los fIsononustas, habna dIcho qu~zas que esta cir–
cunstancia indica solamente debilidad de "las encías, pero es 10 ciedo que Jerez Se deja dominar con la mayor facilidad . " ,
Nada hay menos difícil que ejercer sobre él una – influE;ncia decisiva. Siempre ha tenido a su lacle;> algún favorilo que le ha llevado de la mano, y le ha hecho obrar, querer y pensar a su albedrío - " " '.
José María Zelaya, Francisco Zamora, José Jimé, nez. Car:men Díaz, Adolfo Zúniga, Pío Castellón y otros varios, han sido en diferentes épocas condudores "del General Jerez Hasta el autor de estas líneas,' que ja– más ha podido influir ni sobre sus criados, ha go.zado sus días de gran favor al lado del "León del Istmo" '
Algunas de esas influencias han sido, por desgra. cia, funestísime.s para el parlido liberal de Nicaragua
Entiéndase sí que tratándose de la cuestión "Uni– dad" es inflexible: él se deja dOIninar por cOInpleto en lo accesorio fuera de su ideal "naciona)ista"
Tratándose de la reconsfrucción de la patria, el incendio de iodo Centro América y la muerte. de la Ini~
iad de sus habitantes, sería para el "León del Istmo" un episodio de poco momento
Detalle curioso: los jóvenes que aún no han" pa– sado de treinta y cinco años ejercen más fácilmente dom.inio absoluto en el ánim.o de Jerez que los hOIn– bres de cuarenta para arriba.
Otro de los grandes defectos del General Jerez, es no saber apreciar el carácier, la compeiencia ni las aptitudes de las personas que le rodean
A sus ojos, cualquiera es bueno para todo Sería capaz de ordenar a uno de sus ministros que le ensi– llara el caballo, y suplicar a su asistenie que le escri– biera una proclama
Recuerdo que a m.ediados de este año cuando es– tábamos en Honduras tratando de invadir a Nicara– gua, disponía que Ramón Sarria fuera a conseguir di– nero a las Repúblicas vecinas, que Pío Castellón se encargara de preparar bagajes, y que Ricardo Iglesias
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