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elo de opini6n respecto a los personajes que me pl.'O– puse retratar. no. hoy los veo exactamente corno los veía haca dos años. He desistido de mi empeño por– que así convenía a mis intereses, y porque el público nada pierde privándose de leer las mal pergeñadas prc:>ducciones de mi pobre pluma

Si hoy arranco de mi galería el refrato del Gene– ral Jerez y lo doy a luz en las columnas de EL PORVE– NIR, tengo para ello dos buenas razones: l' Oue un amigo a qU1en estimo me ha rogado con instancia pu– blique este pobre boceto, y 2' Oue conociendo a fon– do el carácter del original, sé que no tendrá por wí manos afecto que el que ahora lne profesa después que se haya mirado en esfe espejo Managua. Marzo 8 de 1879

Les plus glande pel'sonages

Ne son pas, cloyes moi, les plus sages: Les gens d'esplit souvent la folie est le loi

J B ROllsseall

Haría cosa de seis años lei la primera parie de las "Memorias para la Historia de Nicaragua". esc1ifa por al, Licenciado don Gerónimo Pérez y en ese libro .re– ·c.uerdo haber visto. enfre otros muchos relratos hechos al correr de la pluma. uno del General Máximo Jerez

. En aquella época conocía yo apenas de vista a es– te célebre caudillo, aunque siempre he juzgado al Li– cen.c;iado Pérez un cronista, si veridico, muy apasio– nado, es posible que haya tomado enlonces pOl exado y ~cabado retraio el ligero esbozo en el que ahora en– cuentro mil incorrecciones y cierio aire un si es no es carica±urazco

Si la memoria no me es infiel, el Licenciado f'é– re:¡: nos ofrece l.ln Jerez de fantasía que el pintor mi– raba. sin duda, al través del peligroso pris1T1a del le-gitimista exaltado .

No frato ahora de enmendarle la plana al hislo– riador de Nancimí Líbre1ne Dios de tal propósliol Prescindiendo de que en esíe lnísero rnundo cada uno :liene los ojos donde Dios quiso ponérselos, y ve con ellos las cosas y las personas COlno puede y de la ina– ÍlEira que puede. yo no he nacido para dómine pedan– fe, escribo por escribir, por enhetener los ocios del des– tiEm-o y no para ill.1S±r<lr a mis discípulos y a la juven– tud nicaragüense

Debo co"nfesar, sin embargo, que fuera de ohas considEirlloiÓilés "de gran peso, muéveme

El comenzar esta g;alénioi por el retrato de Jerez, el leCUGldo del que. libk'ed13 toda mala intenci6n probablemente, pero con la Inano agitada y nerviosa del celoso partidario, traz:6 Jlacealgunos anos el autor de las anfedichas

M~orias.

Al criterio de las p'ersonas que conocen a fondo

el original, dejo la calIficaci6n del mérifo que pueda 1ener el boceto que hoy ofrezco al público.

No se me ocuIfan las dificuIfades que presenta el trabajo que ahora em.prendo, y. no es la menor:, por cierio, el poder aparecer ixnparc181 ante una socledad prevenida de antemano en pro y en contra del ilustre contem.poráneo que zne sirve de modelo.

Como el General Jerez ha hecho un gran papel no solam.ente en Nicaragua sino en todo Ceroro América, como S1.\ vida politica está llena de peripecias. y como ha figurado siempre en primera fila en todas nuestras guerras civiles de treinta años a esta parie, no es extra– ño qUe se juzgl.1e con sobra de pasión por amigos y adversarios. inferesados unos y otros en exagerar sus defectos y cualidades: ni m.e sorprendería que estas pobres pinceladas corrielan, ante la opinión de mis

conciudadanos, una. suerie análoga El la del pérsonaj(l que de ellas es objeto.

Los enemigos encarnizados de Jerez sostendrán sin duda, que he procurado hacer. no un retrato sinó su apología Ya me imagino oirles decir. "Es pintar como querer", mientras los partidalios entusiastas del ".Gt:an "Soñador" van a pensar que le escarnezco y le nd1cullzo

Puede ser que me equivoque en mis juicios, pero debo declalar que ni el afeC±o, ni el odio. ni el interés rnueven nli pluma PinÍo 10 que veo y nada más. Si el dibujo sale malo, si Hene más defectos que el de las

"M~morias", culpa será de mis ojos y de mis escasas €lp!ltudes.

Hechas estas salvedades que yo mismo jlUgO in– lIeceSalias y que algunos calificarán de imperiinentes puesto que nunca he podido ascender al rango de es: critor concienzudo y homble pensador, entro de lleno en materia

Nació el General Jelez en lB18, según él mismo lo asegura, de znodo que tine ahora 58 años, y aunque aparenta tener más de 60, y muchos de sus compañe– lOS de colegio me han dicho que es más viejo qUe

MaÍusal~m! yo he de ~reer que no pasa de 58, porque Jerez, Sl b,en se equlvoca con znucha f1ecuencia, no miente jamás.

Su aspecio es el de un hombre de 65 años, su es– tatura, menos que mediana, su cuerpo, casi laquHico, y su n,anera de andar, la n,ás desairada que es posi– ble ixnaginarse

Ligeramente cargado de espaldas, inclinada ade– lnás la cabeza cuando marcha, patizambo por natura– leza, es cojo ~or obra y gracia de una bala granadina que le rompio la r6tula derecha en Mayo de 1854.

Jelez nene la cabeza pequeña, pero bien forma– da, el pelo, que fue negro y ahora gris, lacio y escaso, la frente espaciosa, la nariz :r.equeña y regular, los ojos negros, abierios y muy bnIlanfes. y la boca gran– de y un tanto prominente: dibújase en ella eterna y extraña sonrisa. que más que sonrisa parece histérica contracción nerviosa

Los dienÍes casi desprendidos de su alvéolo, son largos, salientes y amarillos Desde el extremo dere– cho de la boca, baja hasÍa la mandíbula, casi en línea recta, ligera cicatriz que le dejo la herida que recibi6 en San Jorge en Marzo de 1857 cuando com.batía con– Íla los filibusteros

Se afeita él mismo toda la barba, el bigofe inclu– sive, cada dos o tres días. y se peina echándose el pelo hacia airás.

Jerez no puede despegar los labios sin sonreírse, tanto que es m.uy común, entre BUS enemigos, oír ha– blar de la "risa boba de Jerez",

Corno antes he dicho, tiene su sonrisa algo de par– ticular que yo no puedo explicar, porque la cicatriz de la. derecha, la znagniiud y fonna de los dientes Y la configuración de sus enjutas mandíbulas, dan a aquella boca una extraña apariencia iznposible de de– finir.

Cuando habla de asuntos que le interesan, sobre todo de la 'unidad ce1~troamericana, que es su manía. sus ojos, siempre brillantes, relucen de una manera sorprendente. A veces se diría que aquella mirada revela un principio de enagenación znenta!. Yo creo que el que ha visto los ojos de Jerez una vez en

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vida, no podrá olvidarlos fácilmente.

Come poco y con cieda precipitación. Para nada se fija él en la calidad y forma de las viandas que le

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