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concluía en la 19lesia de San Jerónimo, y toda esa ca– lle con pocas excepciones era de casas pcljizas La plaza era una 11l1nul a, que terr"inaba al norte en la calle del Calvario, teniendo a la vista las ruinas de la 19lesia de VeIacruz que fue violada el l'nismo año de

11 con la mafanza de indios, y sobre cuyos escor,,– bros que infundían horrOl, está hoy la hermosa casa de don Lisandro PIafa Al N.O de la n1isma plaza se veía un platanar, y al Sur sólo la casa, hoy del doctor Cortés, el resío era un bosque, en cuyo centro había árboles frondosos, bajo los que se defendían elel sollos rebaños de todo ganado que pastaban en la plaza Es– to era así en los años de 35 y 40, Y quien vea la has– formación de hoy, ¿no verá un cam1:lio adluirable en

un corto tiempo a pesar de las guelras '{ de las pes– tes?

Pasando de lo rnaterial a lo moral, es todavía más notable Aquí hclbía una sociedad de ladrones que se disfrazaba a las 6 de la tmde y asaltaban una casa a las 7, y al día siguiente, regularnlenie vestidos, contaban las peripecias de la noche y la parte que él

ca.da uno había locado A las 8 de las noches, OSCUras generalmente, estaban cerradas las puerías, y pOI to– das parles se oían chiflidos en correspondencia; digno telégrafo de los ladrones para comunicarse teda nove_ dad

¡Desgraciada la autoridad que qUISIese repúmü "las libertades públicas'" Los alcaldes encabezaban a los "pone nombres" en las noches de junio, gritando ,los defectos físicos de los vecinos que reposaban en sus casas; los alcaldes conhibuían con sus rondas El

poner en la plaza principal el "célebre huerto" la no– che del Sábado de Gloria para que el Domingo de Resurrección el vecindario fuese a adn,irar'1a "exposi– ci6n" más completa de muebles inúiiles, de caballos, reses, perros y demás animales muertos. En el centro, un árbol con un Judas colgando, y en torno un cerco cubierto de hojas y de ramas q-..\e recogían en las ca– lles. El mayor placer consislía en ver a los pobres re– conociendo y llevando sus muebles viejos

En una fiesta de San Jerónimo, cuando se juga– ban dados y naipes por más de quince días pública– mente, un gran número de leoneses dijeron que iban a pasear toda la noche pma probar que eran "ganas de todo patio" Unos masayas fueron a denuncial a un alcalde 10 dicho, y a inviiarlo para que no pelmi– tiese ese ultraje El la dignidad del pueblo El alcalde

en el acto mandó citar a los "muchachos" de rnás fa– ma, y con ellos salió cuando los leoneses empezaron su paseo, el encuentro fue en la Plaza de SclIliiago, el

la anna blanca, porque no había las de fuego con que

se han sustituído aquellas, y después de un combate encarnizado, huyeron éstos confando muchos belidos en la jornada. El General Agustín Hmnández, que en– tonces era soldado, recibió en la cara la herida que le dejó la cicatriz que se le nOÍl:lba a primera visfa

Don Procipio Martínez, siendo alcalde, quiso por– tarse de oiro moda, lll.RS una noche, a las 7, reposan– do en su hamaca, con un hijo sobre el pecho, entró

uno de los que perseguía. y le disparó una pistola cOn

que, por forfuna, sólo le hizo COlno seis herida leveB en la espalda

Correr El caballo el día de Santiago y salir de "chinegliio", el de Sanfa Ana, El cantar las ensalad.aB en las puerías de las casas, era de buen gusto en aqUe_ lla época para la juventud más nofable del vecindario La esgrima era general, pues ya os he dicho qUe l~'

portación de una pistola era cosa muy rara, mientras ¡

que en toda reunión nocturna, hasfa en las procesio_'

n~s, se podían conlal. los hombres por las espadas, y

Vlcevelsa.

Para todo esío había demasiado tiempo, pOlqUé no había comercio, ni agricultura, y la alimentación tan barata, que valía enfonces uno 10 que hoy cinco y

aun más, fuera de que las fiestas eran más suntuoBaB y opípalas que hoy día. Teníamos una escuela públi_ ca mienlras que hoy tenemos ocho, sin contar muchas privadas, y cuando por los años de 38 a 39 se estable_ ció una clase de latinidad, concurría un indígena, uno de los rrlUY pocos que sabían leer y escribir ¿Quién pudiel a contar hoy los que saben esfa parte de la edu–

cación prilTIaria?

Esfas transformaciones las debeluos a nluchas causas, siendo quizá la u,enor, la acción de los gobier– nos Vino el Padre Vijil de cura, y predicaba con fan–

ta energía, que se captó el respeto de iodos, al extremo que los más beodos o valientes criminales, se paraban a verle, y los que peleaban se contenían a su voz. Si sabía un amancebamiento, lo quitaba inmediatamen. te POl- su propia autoridad, de manera que en este punfo tenemos que confesar avergonzados que hemos caído en la mayor inmoralidad Los contubernios tan raros anfes, o por 10 menos fan encubiertos, a pesar del oscurantismo y maldades de afro género, hoy por desgracia son muy corl1.unes, sin duda porque ni el clero repl ende, ni las alÚoridades procuran extirpar esfe mal más ruinoso de lo que a primera vista se

piensa.

Don José Alvarado, COIno juez fue el primero que se lanzó a perseguir a los malhechores, comenzando por los jefes de las pandillas, por lo que Masaya le debe su gratiiud.

El iabaco se importaba de Costa Rica y lo vendían unos ingleses acreedores del Estado, hasta que des– pués de la revolución de 44 el Gobierrio permitió lB siembra bajo cierlos derechos, a cuya ocupación se de– dicaron los lTlasayas con el mayor entusiasmo

Ultimamenfe la comunicación fá.cil y cómoda que proporciona la línea de "Diligencias", cuyo centro eslá en, Masaya, y, sobre iop-o, la extracción del agua por

maquina de vapor que hoy la hace tan abundante, co– mo era escasa anteriormente, cuyas empresas nos ha–

rán recordar a Simpson, Tejada y Goitel Tales son en

nuesfro concepfo las Cal.lSaS de la mejora que nafa· mas.