Page 97 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

1874

DOCTOR DON PEDRO FRANCISCO DE LA ROCHA

Hijo de don Nicolás de la Rocha y doña Josefa Sandova1 Vado y hermano del Doctor don Jesús de la Rocha.

Fue Doctor en Medicina y en Derecho, Estadista e Historiador. Autor de un valioso folleto sobre la turbulenta época de Cerda y ArgÜello titulado ESTU, DIO SOBRE LA REVOLUCION DE NICARAGUA, publi-

cado en Honduras, donde durante doce años fue Ministro de Relaciones Exteriores.

Vivió por muchos años en la hermana Repúbli– ca de Honduras donde contrajo rnairixnonio por dos veces y, al contrario de su hermano el Doctor don Jesús de la Rocha, no dejó descendencia.

ADON LEaN ALVARADO

Tu escuela eS la del progreso positivo y pacífico, no la "politiquería" de la mayor parle de tus amigos, que jamás han entallado una piedra en los cimientos del "gran templo de la civilización y del progreso": te alaban sin comprenderle: su ídolo eras en el ostra– cismo, en el poder, despreciaban la sabiduría previso– ra de tus consejos.

Al retirarte de este mundo, la fuerza fecundante del principio que has legado se desarrolla de un mo– do 1atenle, pero continuo: el germen es ya una plan– ta, que crece y fructifica. "La industria, hija de la agricultura, formará con ésta una doble producción", promoviendo la ac!ividad ilustrada de las masas po– pulares al contado de una inmigración inteligente y laboriosa: luego el capital que fomenta, el ahorro que acumula, las vías de comunicación que civilizan y facilitan los hansporles, el comercio que vincula a los puehlos y acrecienta los valores: la asociación que centuplica el capital, que ensancha el espíritu de em– presa, inspirando vigor en el orden social y político: la libertad, fina1menie, dilatándose apoyada en tan poderosas palancas, vivificándose en las fuentes del tráfíco universal, al vivido aliento de vapor, quedando pulverizada sobre los rieles nuestra angustiosa "politi– quería", tan infecunda como insensata.

La iniciativa interior y aislada de los Poderes constitnídos en nuestras Repúblicas, es impotente con sus propios recursos para realizar su enaltecimiento nacional. Sin población, industria, ni capilales, no es posible la explotación de nuestr-as riquezas naturales, cuyo valor en can,bio no pueden ensancharse sin ca– mInOS, que son al propio tiempo las arlerias de la ci– vilización.

Nuestro progreso nacional, concluía, pues, Alvara– do, no puede irradiarse del centro a la circunferencia, por deficiencia de recursos y aun de versación en los

n~gocios: él debe ser el resultado complexo de la asi– mIlación rápida de los elementos exteriores, favoreci– da, excitada y mantenida de un modo perseverante p.or nuestras leyes y autoridades, por nuestra modera– c16n .y cordura en la paz, que es el primer elemento de vlda para estos pueblo?

"La liberlad es el progreso en la paz", decía Al– varado, y con ésta idea condenaba a muerte al partido b

ultra_liberal o revolucionario. "Verdadero partido 1i–

~ral", añadía, "jamás ha existido en eeniro-América, solo. hay hombres de un patriotismo a prueba y de sdenilmientos liberales: organizar ese partido es la obra el. verdadero patriotismo: él vivirá fanto como la sOcledad misma. Vencedor o vencido, él existirá. Los

parlidos no mueren. Su vida es eterna, corno la de la humanidad. Su misión, santa. '. divina". (Cada iné– diía a Mr. Mathieu de 24 de Febrero de 64.1

Tal es la clave de la política de liberlad y progre– so del primer publicista de la América Central en el Hempo presente: ella explica su divergencia con los parlidos estacionarios o retrógrados. Sufrió crueles de– cepciones e inforlunios, y al abandonar las playas hondureñas en el aniversario de la devolución de Islas de la Bahía, que con su tacto diplomático había reconquistado a su país, tomando el camino del osira– cismq, repetía las sentidas esirofas de la égloga l' de Virgilio:

Nos Pabiae fines e! dulc:ia iinquimus arvat Nos PaJriam fugimus: .

No hay, a la verdad, en sus escritos el lirismo de Barrundia, pero hay en cambio un conocimiento más profundo de los hombres y de los negocios. Su estilo cortado tiene elevación y originalidad, revelando a veces en la familiaridad de la expresión la profundi– dad de la idea. La broma, que era la forma habüual de su conversación, el defecio capital para algunos, constituía precisamente una de las faces más origina– les de su personalidad literaria. Nada más lleno de chispa y verdadera agudeza, iba y venía recorriendo los objetos de su deliberación, considerándolos bajo nuevos aspectos. salpicándolo todo con alguna cita oportuna de Shakespeare, de Byron, de Girardin, La– marline o Víctor Hugo, que eran sus favoritos. SU C01'–

versación era una reverberación de la espontaneidad de su talento, que ondulaba al empuje de su libre ins– piración.

A una inteligencia despejada unía Alvarado el es– píritu de la más atenta observación: la fecundidad de sus recursos intelectuales, la rara habilidad de escribir un mismo pensamiento bajo forméiS variadas, formu– lando las ideas con prontitud y sin esfuerzo, eran co, sas extraordinarias, y tal era la· ecuanimidad armonio– sa de sus facultades, que la expresión no adelaniaba una palabra más de lo que quería decir. Su vocación era la diplomacia, conocía bien el mecanismo y espí– ritu de sus relaciones. pero como Franklin, cuidaba poco de su vestido. Sus viajes a Europa y a la Améri– ca del Norie habían acaudalado su inteligencia y Su

bello corazón, más bello aún que su misrna inteligen– cia, siendo así casi simultáneo en su des.arrollo, el es– tudio de las cosas y de los libros. Adelantóse a su época, ha muerlo prematuramente sin ser comprendi– do de la generalidad de sus comp~ricios.

-97-

Page 97 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »