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« Previous Page Table of Contents Next Page »por Lepan±o y",O±umba, por el Perú, por Flandes, por Isabel que cree, por Cristóbal que sueña y Velásquez que pinta y Cortés que domeña; por el país sagrado en que Herakles afianza sus macizas columnas de fuerza y esperanza, mientras Pan trae el rifmo con la egregia siringa
que no hay ±rueno que apague ni tempestad que extinga; por el león simbólico y la Cruz, gracias, Sire" , (9)
PeTO hay, además, aira noia caraderísiíca del op1imismo daríano, ian fuerie y tan Teal corno la de su tradicionalismo. Es la nota MESIANICA. . La conjugación de nuestro pasado y del presenfe de la Humanidad ofrecen a Daría la seguridad de· un gloTioso destino para nuestros pueblos, que ha de seT, a la vez, un desiíno redentor de iodos los pueblos en general.
Con una capacidad genial, Daría se asoma a la crisis de nuestro iíempo, iocando con su fina sensibilidad poética hasta lo más hondo de esta crisis. No hay necesidad de que el mundo se exfreme hasta los ionos an– gustiosos en que hoy se encuentra, para que Daría comprenda que todo lo que el hombre toma como sim– ples choques o revueltas es, en realidad, una seria y toíal transformación de la Humanidad. El siente foda esta transformación en su más plena intensidad dramática y en su más exacto significado:
"Siéntense sordos ímpetus de las entrañas del mundo, la inminencia de algo fatal hoy conmueve a la tierra, fuertes colosos caen, se desbandan bicéfalas águilas, y ALGO SE INICIA COMO VASTO SOCIAL CATACLISMO SOBRE LA FAZ DEL ORBE ... " (10) .
Enfonces surge para Rubén el MOMENTO de Hispano América. Lejos de considerar como adversa para el porvenir de nuestros pueblos foda esa transformación, todo ese vasto social cataclismo que se inicia sobre la faz del orbe, parece más bien considerada como una feliz circunstancia para el Tesurgimiento de todo el mundo hispánico. Pélreciera que en Rubén ellistiera un perfedo entendimiento de la crisis como total liqui– dación de los valores burgueses de la vida que, precisamente, negoTon toda" capacidad de afirmación a lo hispánico, y que al liquidarse ahora, realizan por su propia insuficiencia la más clara y la más completa re– invindicación de lo nuestro. Tal se desprende del entusiasmo con que mira la desintegración de los valo– lores burgueses de la cultura moderna y la seguridad con que ve surgir tras de esta desintegración una nue– va auro~a de latinidad. "Latina estirpe verá la gran alba futura", anuncia lleno de convencimiento. Enton– ces, todos lqs defeeto$ que los profesos de la técnica y de la valoración económica de la vida, hicieron pen– sar sobre lo hispánico, Be convierten para Daría en las mejores cualidades para una re"creación de la Culfu– ra. Con }lna firme creencia en esto lanza como un reía a los espíritus más desconfiados: "~Quién será el pusilániJ1,.e. que al vigor español niegue músculos -y que al alma española juzgase áptera y ciega y tuIli–
da~". ';Para Daría no hay ninguna duda en la posibilidad reafirmadora de lo hispánico.
La re..talorización de nuestros pueblos es para Rubén una realidad de desHno; de un DESTINO MESIA– NICO. Para Rubén nuestros pueblos deben vivir pata revivir al mundo. N).lestro destino es un destino reden~
for de la Humanidad que, por lo mismo, exige en nosofros nuestra propia afirmación. Nuestro espíritu ardien– te ha de regar lenguas de fuego en una nueva Epifanía. Por eSO urge la recuperación de nuestro ser, de lo histórico, de lo tradicional. Porque llega el momento en que lo nuestro tendrá que ser lo del mundo:
"Unanse, brillen, secúndense tantos vigores dispersos; formen iodos un solo haz de energía ecuménica. Sangre de Hispania fecunda, sólidas, ínclitas razas,
muestren los dones pretéritos que fueron antaño su triunfo. Vuelva el antiguo erlfusiasmo, VUELVA EL ESPIRITU ARDIENTE QUE REGARA LENGUAS DE FUEGO EN ESA EPIFANIA. ,Junías las testas ancianas ceñidas de liricos lauros y las cabezas jóvenes que la alía Minerva decora, así los manes heroicos de los primitivos abuelos, de los egregios padres que abrieron el surco pristino, y el rumor de espigas que inció la labor iripíolémica. Un continente y otro renovando las vi.ejas prosapias, en espíritu unidos, en espíritu y ansias y leng'_~a,
ven llegar el momento en que habrán de cantar nuevos himnos" (11)
Tan penetrado está Daría de la realidad de este destino. que al enfrentarse al Roosevelf cazador, ¡ione definitivamente en su contra, -y a favor nuestro-, a la propia volutitad de Dios. Nuestro desHno es así para él un destino PROVIDENCIAL:
-39---".
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