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« Previous Page Table of Contents Next Page »ya veréis el salir del sol en un iriunfo de liras,
mientras dos continentes abonados de huesos gloriosos, del Hércules antiguo la gran sombra soberbia evocando digan al orbe: La alía virtud resucita,
que a la Hispania progertie hizo dueña de siglos" (6)
Corno puede apreciarse, este optimismo dariano torna toda su fuerzél, todo su ímpetu de afirmación, DEL PASADO, de esoS huesos gloriosos que abonan nuestros dos continente. Pero la forma con que Rubén mira al pasado no es de mero romanticismo. No vuelve sus ojos hacia atrás para llorar ruinas ni para lameritar
ti~mpos que ya no volverán. Todo lo contrario. Rubén mira al pasado con la más absoluta seguridad de , encontrar en él una fuerza capaz de producir un futu!'o de gloria para nuestros pueblos. Lo pasado, corno acontecimiento histórico, viene a ser en Darío la confirmación en él mismo y la demostración más indudable y evidente para quienes dudan o no creen del todo en la capacidad afirmativa de lo hispánico, de la más plena existencié'\ de esa capacidad. El pasado a que sevuelve Darío es un pasado sin Inuerte, por LA ALTA VIRTUD que le dió vida. Un pasado con posibilidad de RE-ACTUALIZACION CONSTANTE por su propia esen– cia realizadora. Esto, precisamente, es lo que diferencia al historicismo daríano del historicisIno romántico Para el romanticisIno literario, 10 histórico es siempre un hecho MUERTO, algo que ya no podrá volver a producirse y que sólo puede laInentarse de no poder volver a ser, cuando ha significado grandeza y gloria para un pueblo. Es la dolorosa lamentación de Rodrigo Caro ante las ruinas de Itálica famosa (17). Da– río, en caInbio, mira al hecho histórico como HECHO VIVO, .<lO en su forIna de producirse, -incapaz, desde luego, de realizarse exactamente de nuevo por las propias circunstancias de tiempo que lo produjeron-, si– no vivo en la esefucia que lo ha realizado. Darío no toma al hecho histórico con valor absoluto en sí misIno, 'lino COInO la revelación en el tiempo de una esencia dináInica y creadora. Cuanta mayor grandeza y cuanta mayor gloria Se reconozca en un hecho histórico, Inayor capacidad de dinaInisIno y de creación existirá en un pueblo. Esto es lo que Rubén trata de hacer ver y de hacer cOInprender a españoles y a hispanoamerica– nos ante la evidencia de un espléndido pasado. De esle modo, el sentido histórico del optiInisIno daríano se vuelve de un sentido eIninenfemente TRADICIONALISTA. Confía en un futuro porque siente la realidad de un :pasado que le da iInpulso y seguridad, porque hay en lo anterior, en ese anterior que indolencias fatales han condenado a muerte o a presidio perpetuo una ALTA VIRTUD que a la hispania progenie hizo dueña de siglos. Es la valoración exacta de ,una verdadera originalidad. Sin este sentido de TRADICION, el optimisIno dariano Ito concibe ninguna capacidad de afirmación original.
El sentido histórico, o más bien tradicional, del optin"lÍsmo dariano está determinado por la propia natu– ral!"za del probleIna que sufren nuestros pueblos. Tal problema, según hemos visto anteriormente, se eviden– cia en Dario COInO un claro y laInentable probleIna de NO SER, de un estar "casi sin vida" por culpa de la negación que se hace de nuestro propio ser, de nuestra propia tradición. Por eso el optintiSInO daríano toma como fin concreto el devolvernos la fe y la confianza en nosoiros n"lÍsmos, mediante la verdadera y exacta valoración de nuestro ser, de nuesira tradición. En contra del pesin"lÍsIno enfermizo a que han llegado nues– tros pueblos por el doloroso proceso de descasiaInienio, Darío opone su vigoroso optiInismo, nutriéndole de la más pura realidad de nuestra Historia.
Este DESCUBRIMIENTO, que Darío nos hace de nuestra propia vida, se realiza en una doble afirmación, ante nosotros y ante "los hombres de ojos azules".
Ante nosotros misInos Darío nos hace sentir la más fuerte realidad de nuestra tradición en la "Salutación del optimista". Ante LOS OTROS, Darío aprovecha la oportunidad que le presentan un Presidente y un Rey. Frente al Teodoro Roosevelf, que cree "que la vida es incendio y el progreso es erupción", Darlo hace sentir la potencialidad de una América, "que ha tenido poetas desde los viejos tiempos de Netzahualcoyofl -que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco-, que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió, -que consultó los astros, que conoció la Atlántida- cuyo nombre nos llega resonando en Platón. "Frente a ese Roosevelt que ±rata de desconocer el vigor de Hispano AInérica, Darío recuerda a "la AInérica del noble MoC±ezuma, del Inca -la América fragante de Cristóbal Colón-, la América Católica, la AInérica Españo– la.. " Las recuerda para hac,er ver al propio Roosevelf, y a los hispanoaInericanos Inismos, cómo todas esas AInéJ;'icas, de fanto vigor y ci;""tanta fuerza creadora, no son más que UNA. Una América "que fieInbla da hU:racanes y vive de aInor". Una América, que por sobre todo, "vive. Y sueña. Y aIna. Y vibra, y es la hija del sol", Y allí su grito: "¡Tened cuidado! ... ¡Vive la AInérica Española!" (8)
, , Igual afirmación de vida para España salta luego ante el Rey Oscar de Suecia. Entonces su verso no lleva acentos de protesta, sino <il contrario, de "gracias" El Rey Osear ha llegado a fierra española, y al arribar ha gritado. "¡Viva España' ' '. Esto, que en cualquier otra oportunidad no habría tenido quizás
In~yor significación, tiene en ese Inomento para Derío una trascendental importancia. Ese grifo puede ser un despertar para la propia España.' Por eso se adelanta, no como siInple poeta, sino corno el pijo de una Raza que sufre el desprecio de sí misIna para decirle:
"Síre de ojos azules, gracias: por los laureles de cien bravos vesiídos de honor; por los claveles de la tierra andaluza y la Alhambra del moro; por la armadura antigua y el yelmo de la gesta, por las lanzas que fueron una vasta floresta de gloria y que pasaron Pirineos y Andes;
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