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« Previous Page Table of Contents Next Page »vicisitudes de este planeta jamás han detenido su cur– so natural, los trastornos sociales tampoco detendrán la marcha progresiva de la humanidad.
Lanzada en las esferas del :mundo, cumplirá infa– liblemente su desHno, hasia que un día, levantándose de esta mansión que no le satisface, tienda su vuelo a los cielos nunca oscurecidos, y allá sometida a las le– yes de una nueva atracción, trace un círculo eterno alrededor del sol infinito.
Inspirado po:r: estos sublimes principios, el sabio escritor antes indicado exclama, "Humanidad, prosi– gue tu noble peregrinación en el destierro'" Tus lá– grimas y fu sangre son recogidas por ángeles que por tí velan, y las ofrecen al Ser tres veces Santo, corno el sacrificio universal de la creación. El gemido de tus dolores sube de cielo en cielo hasfa el trono de la mi– sericordia infinita. Pontífice soberano del universo, tu oración se eleva a Dios con los himnos incesantes de los mundoS, con los murmurioS de todo lo que respira, acenios plañideros de melancolía o suspiros de felici– dad y de deleite, lengua con :mil dialectos que bendice
y celebra al Autor de la vida. Tu eres a quien repre– sentó la ingeniosa antigüedad en el mito del inmortal Prometeo, encadenado sobre un peñasco árido y soli– tario, baiido sin cesar por la tempestad, expuesto al ardor del sol, pero levanta con orgullo la frente herida por el rayo, deja que desgarre el dolor tu seno palpi– tante, pues él te hará renacer a eterna vida de felici– dad. Hasta ahora se han elegido para héroes de los poemas brillanteces individuales. pero llegará un día en que tu peregrinación sobre la tierra, o tus dolores
y alegrías, tus victorias y tus derrotas, el poder de tu genio y los heroicos sentimientos de tu coraz6n, tu vi– da tan llena de angustias, de miseria y de grande<!:a será el asunto de magníficas epopeyas. Bocetos d~
ellas son los mitos paganos) pilares para estos basios monumentos. Sí, como el Tántalo de la fábula, la hu– manidad está sedienta de felicidad, tendidas las manos hacia los fruíos de la tierra, mecida el alma por risue_ ñas ilusiones. Con su instinto profundo de lo absoluto se lanza hacia todos los objetos que le ofrecen su ima: gen, mas esa imagen se desvanece, y en todas partes encuent.a los línlites de esta reducida esfera. El ge– nio, expresión la más elevada del pensamiento huma_ no, vislumbra en el cielo que se entreabre a veces a sus ojos, a través de los horizontes infinitos, misterios que no puede penetrar, signos simbólicos que no sabe explicarse. Y ese es el manantial de sus profundas melancolías, y de su aspiración a esas luces, a esos resplandores que nuestros ojos no podrán soportar en este mundo."
Es, pues, evidente, que los sacrificios inconmen. surables que sufre la humanidad en su marcha natu– ral hacia los altos destinos a que está llamada, no Son otra cosa que la experiencia rectificadora de los me– dios que debe ir mejorando hasta alcanzar su felicidad perfecta, y que si bien merecen profunda compasión esos sacrificios de insondable dolor, no deben hacer_ nos desesperar, sino inspiranlos forme confianza en la purificación y restauración de los grandes principios qué impulsan la progresión irresistible del género hu– .mano a su glorioso fin.
SOBRE DERECHO CONSTITUCIONAL
(El Doctor y Repr~i¡entante a la Asamblea Nacional Constüuyente de El Salvador, don Darío González, di– rigió a nuestro ilrisrre compatriota, entonces residente en aquella República, en una carta fechada en San Sal– vador, el 24 de Octubre de 1872, la siguiente consulta):
"Deseo oír la voz autorizada de U. sobre un pun– to importante de Derecho constüucional, cuesti6n de actualidad, puesto que se refiere a la reforma de nues-tra ley fundamental . . . . . En la sesión del 21 del corriente, discutiéndose los primeros artículos del proyecto de Constitución, y to– cándose por consiguiente una .cuestión de soberania, la Asamblea Nacional aprob6 los siguientes:
"Art. 2°-La soberanía reside "esencialmenfe" en la universalidad de los "ciudadanos", y su ejercíci!;' está circunscrito a practicar las elecciones conforme a la ley.
"Arl. 3'-Todo poder público emana del I?ueblo. Los funcionarías son sus delegados y agentes, y no tienen otras facultades que las que expresamente les da la ley: por ella se les debe obediencia y respeto, y conforme a ella deben dar cuenta de sus funciones."
Ahora bien, yo creo que el artículo 2' está en contradicción con los otros dos y que además es con· irario al sistema democrático representativo."
(Tal es en concreto la cuestión planteada por el Doctor Darío González, quien brillantemente expone su modo de pensar a este respedo.
A tan importante asunto, el Doctor Buitrago con· iestó de la manera siguiente)
I
Señor Dodor y Representante Don Darío González.
Amigo muy apreciable:
He meditado muchas veces el problema prece– denie propuesto por U. a mi consideración en los mo– mentos más interesantes, o por mejor decir, más vitales para el pueblo salvadoreño, puesto que los principios de su aU±onoxnía perfecta que se declaran en el nuevo pacto fundamental, deben ser los manatiales de los poderes legilimos que concurran a dar el gran impul– so a la marcha concertada de la Nación por el camino de su prosperidad y engrandecimiento.
No es, pues, una cuestión de palabras la que U.
examina distinguiendo el carácter y los atributos pro– pios de la universalidad de los asociados, o sea el pue– blo, y del conjunto de los ciudadanos, esto es, el cuer– po compuesto de.aquellos miembros de la sociedad en quienes concurren las calidades prefijadas por las le– yes políficas para el más expedito ejercicio de la sobe– ranía popular.
Reconociendo la solidez de tan espléndidos corno fecundos pensamientos, .poco tendré que añadir en jus– to obsequio de las convicciones de U. que desde luego reflejan las verdades siguientes:
La soberanía de la sociedad, es de Derecho natu– ral, y su ejercicio por el cuerpo de ciudadanos, es de Derecho Polífico.
Es por eso que los publicistas modernos y las le– yes fundamentales de las naciones cultas han declara– do acordes. que la "soberanía reside esencialmente en el pueblo", y U. sabe, que lo que es esencial es inal– terable, puesto que la naturaleza de las cosas no de– pende de la voluntad de los hombres, al paso que sus combinaciones en la le~islación posüiva, se acomodan a las varias circunstanclas de tiempo, lugares y perso– nas.
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