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por suficiElncia, el grJ:ldo en qex;cia~y Letras..El 14 del mismo mes yana comenzo a cursar JUrIspru– dencia Civil y Canónica, teniendo por Inaestros a los eminentes doctores don Manuel López de la Plata y don Matías Quiñónez. La guerra c:;ivil que azotó al aís interruInpió sus estudios,y no fue sino hasta

1826 qU~ pudo optar el título de Bachiller en Juris– prudencIa.

En compañía del Licenciado don HerInenegildo Zepada partió a El Salvador donde obtuvo su título lie Dcictor en Jurisprudencia. En esa República, a la que voivió después de prestar eIninentes servicios a su Patria

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deseInpeñó varios cargos de imporlan– Cia. ' De'scolló su Inenialidad como Cat!'ldr~co de la Universidad de San Salvador, dandI? e¡erCIO el cargo por más' d,e 30 años.

El Licenéiado don Pablo Bulfrago fue electo po- , pularInerite para Director de Estado el 4 de Inarzo de 1841. Uno de BUS primeros actos fue separar del Go– bierno al Lic. don Francisco Casfellón, con quien sostuvo agrias polémica~ por la prensa. Fue juris– consulto de nota, orador vibrante, deslacado patrio– ta, no exento, sin embargo, de fuerles pasiones.

El 23 de julio de 1881, la juventud salvadoreña le ofreció una Corona Literaria en hOInenaje a sus relevantes méritos y servicios. Al saberse en León la noticia, muchos de sus deudos, aInigos y admirado– res se unieran para testimoniar su afecto y recono– cimierito al Doctor Buítrago, reiInprimiendo los dis–

cursos y trabajos de los salvadoreños en honor de nuestro 'ilustre com.patriota, y agregando adeInás los suyos propios.

Aparece en ese folleto, una ULTIMA FLOR DE LA CORONA LITERARIA DEL DOCTOR BUITRAGO, que dice así:' .

Enlre el concierlo espléndido, divino, Que hoy mi pafria te da¡ oye mi acento: ,Salud! ¡saludl oh noble girondino De la gironda audaz del pensamieritol

Está firInada: Rubén Daría (NicaragÜense). El Poeta ~enía entonces 14 años de edad!!!

Casi al año justo de este hOInenaje, el 22 de ju~

lio de 188;2, ei Dr. Pablo Buifrago falleció en Santa Tecla, República de El Salvador.

LA HUMANIDAD MARCHA

Para descender al reconocimiento de un principio tan imporlante como el que hoy proclamaznos, es in– dispensable despejar de todo error la verdadera idea de la humanidad.

Si la mirásemos cual un conjunto de individuos independierites y diseIninados, que sólo en el pensa– miento for=aran género, presentaría el Inás variado expectáculo, pero carecería de la unidad social que constüuye su fuerza inextinguible; si la consideráse– mos como una suzna de individualidades nuznéricas, tendríamos el tolal que resultase nUInéricamerite, mas no la entidad Inot:al que tiende esencialmente a su mejorarilierito, yen todo caso,que se imagine que ca– da uno de los individuos de la especie humana está dentro de un ch'culo aislado, sin relaciones comunes de vida, de movimierito y de acción, no es la hUIna– nidad, sino la contradicción de las pasiones la que aparece contrastando los sentiInientos filantrópicos y abortando la funesta discordia.

Es preciso, pues, Corno dice un eIninente filósofo, ver en la huznanidad un todo homogéneo, en el que todas las parles, dotadas de una vida distinta, sacan sin eznbargo' del todo los eleInentos de vida que se asin'\ilan, en el cual hay acción y reacción perpetua del todo a las parles y de las parles al todo, en. el que

h~y. coznunicación, caInbio incesanfe de luz, y de InO– vlmlento de un individuo a otro: entonceS solamente, hay variedad y unidad, entonces hay vida en un sólo cuerpo.

. El individuo, después de haber recibido de la so– Cledad¡ la existencia, la éducación, la ilustración con– veniente, el bienestar y la protección de todos sus de– rechos, está obligado a retribuir a ella estos beneficios, ensan,?han?-o su. corazón que ha crecido bajo la tutela de lB; ülieligencla, reemplazando el amor ideal con el efectivo y práctico.

Debe amar como ha sido aznado, ser útil a todos,

y llegar ·por las afecciones íntiInas de la familia a un amor generoso de sus seInejantes.

LE! justicia, Crue ,da el cada uno lo que es suyo., lo, que por sus obras Inerece¡ no basia para dar el lleno

a la armonía del mundo. al reinado de la justicia de– be unirse el de la caridad, virtud excelsa, ingeniosa y activa que se ha extendido bajo diversas fOrInas por todas las parles del globo para aliviar las miserias de los hombres.

~Quién puede contar todos los establecimientos de beneficencia, ya públicos, ya privados¡ las sociedades de socorros for=adas, en todas las profesiones, en to– das las clases, para conocer con exactitud y znejor consolar todas las aflicciones'? El hombre se ha liber– tado de los lazos de la Servidumbre para unirse vo– luntariamente a sus prójimos por los del aInor y el sacrificio. "La caridad se extiende a Inedida que el in– forlunio s.e dilafa". Así establecida la arInonía univer– sal, la humanidad semejante a un sisteIna animado de asiros misteriosos, ha descmo durante largo tiempo su inInensa revolución a través de los mundos que puebla:n el espacio, siguiendo el camino que le ha se– ñalado la Inano providencial del Omnipoterite.

Rodeada en veces por una aftnósfera de tinieblas, oye rugir en fama suyo los vientos de la tempestad y elevarse del fondo del abisIno sobre que flota, grifos de dolor, gemidos de muerle hasta el cielo, y desga– rrado su seno palpüanie, pareée que ya va a perecer, pero no. .. Cuando la tormenta estalla en el inflaIna– do cielo, y su soplo terrible pasa sobre la naturaleza,

~queda ésta para siempre anonadada'? ~No se ve InUY pronto un rayo de luz benéfica penefrar las nubes, y:

las criaturas respirar nueva vida'?

También hay tempestades del corazón, y la so– ciedad, lo mismo que el individuo, está sujeta a prue– bas tremendas. COInO él, tiene horas de cansancio y profundo abatimiento, al grado de parecer que hasta el soplo de Dios la abandona, pero esos instantes de tribulación permüidos por la Sabiduría Divina para Inoderar el orgullo del espíritu humano, lo preparan a recibir con sincero reconocimierito la reparación de las desgracias y lo hacen más digno de un porvenir grandioso.

A la manera que el globo terrestre ha tenido sus revoluciones, la hUInanidad opera las Suyasl dejando no pocas veces tras de sí escombro.:;l .Y ru.inaS¡ y $! las