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« Previous Page Table of Contents Next Page »utilizaron como comparsas. Necesidades de la masa po· pular por su ascenso, las "Clases Medias" la utilizáron como hord'l política que se ponía en movimiento en {as
estacione~ electorales, o en las horas de tempestad polí· tica. Cuando apareció la clase obrera, con sus organiza· ciones sindicales y su ideología combatiente, el pueblo hizo su ingreso en la calidad de masa contemporánea.
PRESENCIA Y NOCrON DEL IMPERIALl5MO.-EI crea· dor de la concepción política moderna del imperialismo fue el escritor inglés John A. Hobson, en su obra Impe– rialismo, publicada en landres en J 902. Más tarde, en
1905 el investigador alemán, Jeidels publicó en leipzig sus estudios sobre el fenómeno económico que se estaba desarrollando entonces en Alemania y que consistía en la función realizada por el Capital Industrial y por el Ca– pital Bancario. Posteriormente, Rudolf Hilferding, diri· gente social demócrata alemán, en su obra el Capital Fi· nanciero, fundó su importante teoría sobre el resurgi· miento de un nuevo tipo de capital, el Capital Financie– ro, que destronaba y soiuzgaba el ,capital industrial así como éste, en otro tiempo, había destronado y sometido al capital Comercial de la era mercantil.
En 1916 Lenin, con esa habilidad de trapero que caracteriza a los marxistas, tomó las ideas de Hobson, de Jeidels y de Hilferding, las fusionó con la idea de emancipaCión de los pueblos coloniales que hacían triun– fado como hecho histórico en América, y la concepción marxista del capitalismo en la primera etapa del desen– volvimiento de la civilización industrial. Con esta mezcla elaboró la teorla de leninista del imperialismo, conteni– da en su libro Imperialismo etapa superior del capitalis– mo.
La teoría era simple y esquemática. Su penetración en la mentalidad ha sido lenta, pero ha sido creciente. Ella se infiltró profundamente sobre todo en la época reciente en que triunfó la política americana, que fue bautizada con el nombre de "Política del Big Stick" de la diplomacia del dólar y del "Destino Manifiesto ... " de los Estados Unidos. Es decir, que las teorías de Le– ninn encontraron en América un contenido viviente, he–
chos que confirmaban las premisas esenciales en la prác· tica, y explicación por las causas en que los consorcios extranieros intervenían en la vida doméstica norteame· ricana¡ de aquéllas por las que las tropss de la Infan– tería de Marina de los Estados Unidos desembarcaron e invadían HaiH, Santo Domingo, México, Panamá, Nica– ragua, Cuba; de las razones por que los trusts norteame· ricanos se imponían sobre la vida económica americana, derrotando y desplazando a los consorcios europeos que ocupan Viejas posiciones desde la Independencia. Las teorías leninistas encontr aran sentido y razón en hechos que golpeaban duramente la sensibilidad, méÍs que los intereses de los latinoamericanos, incitándoles a pensar en una "Segunda emancipación" y a reiniciar las luchas de la liberación nacional con el mismo ánimo he– roico que triunfara en la época de los libertadores.
LAS SUPERVIVENCIAS DEI. IMPERIALI5MO.-Del vie– jo imperialismo queda el criterio de mirar a los hombres
y a las materias primas al mismo nivel. Se pierde el sen· tido humano, dejando primar el factor económico ni mas
ni menos como lo hacen los comunistas. Se torna ine– vitable entonces que los pueblos sub-desarrollados se rebelen, negando a ser tratados como cosas. Del viejo imperialismo supervive la tendencia econom:sta y deshu– manizada que trata con idéntico criterio los intereses- de mercaderías. Se anuncia la gestión de un "punto cuarto de Wall Street". El signo es positivo sin duda, pero hay que tener en cuenta que el punto cuarto funciona en la
actualidad dentro de linderos caritativos, demasiado ex(.
guo para las necesidades de América Latina pera la ho" ra actual. Los consorcios extranjeros, entre ellos, los de Jos EE. UU., procedieron como marxistas al establecerse en América Latina. No miraron sino el aspecto econ6mi– ca y de aquí ha residido y sigue residiendo su papel re· gresivo. Recogieron la vieja estructura coloni51, conser· vando todo aquello que puede producirles beneficios, y mantuvieron las formas y los métodos de la encomienda en los aspectos en que favoredan su explotac'6n. Pre– cedieron como imperialistas, mirando exclusivamente a su propio beneficio, sin pensar en que los buenos neo gocios son aquellos que hacen ganar a todos los asocia" dos. Así causaron resentimientos nacionales y alimen· taron la fuente perniciosa del anti-imperialismo, del na· cionalismo suspicaz, de la xenofobia estéril que daña á
los tinos y a los otros.
Una de las más nocivas supervivencias de la anti– gua política imperialista es la que Washington desarro·
Ila frente a Jos regímenes de fuerza que han surgido en
los años recientes en la América Latina. Es Inequívoco que, para Washington las dictaduras son abominables cuando están en Asia, en China o al otro lado de la Coro tina de Hierro; pero ellas hasta reciben honores cuando se imponen en América latina. Esta inconsecuencia mo– ral y política contraria a la tradici6n democrática de los EE. UU., es el manantial inagotable que está moviendo los molinos anti-imperialistas.
la plural idad de sus tendencias, la desconexión or– gánicamente entre ellas y los vaivenes que las dominan, están demostrando que las causas profundas del senti– miento antimperialista son diversas. Entre las fundamen– tales sobresalen:
Las supervivencias imperialistas aún no liquidadas. La presencia de dictaduras y Gobierno de fuerza en
diversos países.
la extracCión de altas utilidades y servicios por los inversionistas.
la orientación que se imprime en las inversiones. La política de las diversas tendencias justicialistas. La actividad comunista aliada a otros sectores po-líticos.
EL INTERAMERICANISMO y SU PROBLEMATICA.– Sea lo que fuere, convengamos que América latina es el sector más importante para los Estados Unidos y éstos, a su vez, son el campo de gravitación fundamental de la vi– da latinoamericana. Además, en las circunstancias actua– fes, el hemisferio americano es el baluarte del mundo Ií–
breo Y es sobre éste fundamento que se reposan la exis– tencia y la trascendencia del Interamericanismo.
Además de cómprendido como su realidad o su des– tino, el Interamericanismo no tiene que ser rea:izado ca· mo su totalidad. Es decir, como realidad espirit~al y
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