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El acuerdo legislativo de 10 de abril de 1835 le comisionó para que hiciese el Código Penal, y aun– que renunció por modestia, no le fue admilida su dimisión, de suerle que presentó su obra, que fue aprobada por la legislatura de 1837. .. Sin embar– go de ser tan apegado a la vida privada, no desde– ñaba servir los destinos públicos que le.eran confia– dos. Desempeñó en esta ciudad en unión del Licen– ciado Zavala la comisión de enfenderse con la Legación de Costa Rica sobre la cuestión de línúfes entre las dos Repúblicas, y aunque no se obtuvo un resullado favorable, Pineda acreditó su peúcia y ce– lo a favor de su país.

Algunos años después fue electo dipuiado a la Constituyente de 1848, él era Presideme de la Asare.-

blea, cuando un gran núnlero de liberales mana· guas asaltaron el Sa16n de las Sesiones, con cuyo desborde se calculó diseminar a los dipuiados, pero la resolución de algunos evitó la consumación del atentado. Pineda, en el sillón presidencial, estuvo tan sereno coxno el que xnás, y esta prueba de valor le llevó a la Presidencia de la República.

Pineda descendió lleno de gloria, los pueblos le vieron bajar con verdadero senfirniento, y ¡ojalá le h~iesen visto bajar para confundirse entre sus

c~:mcludadanosl Ojalá decixnos, porque la muerle, sm respetar su nombre, su ciencia y su conducta esclarecida, le llevó de paso al sepulcro, donde ya– cen sus cenizas véneradas. {Jerónimo Pérez. Biogr¡;úía.}

MANIFIESTO

EL DIREC1'OR SUPREMO DE NICARAGUA A SUS HABITANTES,

CONCIUDADANOS,

Me llanmsteis a presidir vuestros destinos y estoy en el lugar que me señaláis desnudo de toda afección particular, porque no sería digno del mandatario de un Estado Republicano, grande y poderoso, llevar ofro emblema que el de la ley. Habéis visto nicaragüenses como un diseño de felicidad, pero con la concurren– cia extranjera, que con el oro y la plata imponen igualmente las luces y la civilización. Apenas comien– za a vislumbrarse la posibilidad de verse encumbrada la patria de nuestros padres a un grado de excelsa prosperidad, y habéis notado que en los momentos de reposo es cuando nos visita el extranjero, cuando el propietario acomete las e=presas y derrama su forfu– na, cuando el empresario busca brazos que emplear, y el industrio$O recurre a Inedios honrosos para eIlri– quecerse, y cuando la ley protege todas las especula– ciones, y cuando las nacíones procuran unirse para colaborar en la felicidad del género humano. No ol– vidéis que las revueltas políticas arrasan las propie– dades. engendran odios en unos xnismos pueblos y faxnilias, retrazan la marcha de la civilizacion, retiran la confianza de los gobiernos y de los parlicularesi el crédito desaparece, la ley se enerva, y sobre sus rui– nas, se establece la arbitrariedad. Para reclamar los derechos, hay reglas establecidas, y la imprenta es el Inedio que está en manos de todos para expresar el pensEllniento. Sirva ella entre nosotros para darnos Inedios para indicar al gobierno las reformas posibles, y no sea el arma de penados que fuera de nuestras tierras da una idea triste del grado de civilización y progreso. No pretendo un imposible, no intento que la fe política de todos sea una; tribuio el más profun– do respeto a la diferencia de opiniones políticas que no afecten el orden bajo cuya sombra descuellan her– mosas las instituciones liberales, y sin el cual la liber– tad misma se convierle en la mas pesada esclavitud. porque es una verdad reconocida que los principios se discuien y las pasiones se seleccionan.

CONCIUDADANOS,

Unión es la palabra simbólica de la paz, las divi– siones forman el desastre de la guerra civil: la paz es,

pues, el bien priInero de la sociedad; de ella InBnan la riqueza, la ilustración y todo lo grande y bello que puede contemplarse digno de la sabiduría humana. Nicaragua, por medio de la paz está llamada a ser la nación cosmopolita, los nicaragüenses no tenemos que

ir a lejanos países para estudiar las costumbres de las diversas naciones que cubren la superficie del Globo, ellas nos buscarán y son atraídas por las ventajas que brinda nuestro suelo privilegiado. Os engaña con per– fidia, es vuestro verdadero enemigo, quien os predica la inmoralidad y os concita a la desunión y al trastor. no.

Soberanos del Estado: Vosotros sois, según la ex– presión del ilustre centroamericano, los fieles del mun– do polllico. Vuestra eclíptica es la humanidad toda, vuestra principal constelación Nicaragua. iluminad, pues, los pasos del !¡1obierno, y el mundo entero verá que este dichoso palS corresponde exacfaInente a los destinos a que es llaInado.

Campeón ilustre, Jefes y Of~ciales del ejército, vuestro nombre excelso ha dado respetabilidad a Ni. caragua Inanteniendo la ley inmaculada a merced de vuestra ejemplar obediencia y subordinación. Vuesfra misión será cw:nplida cuando, en el territorio del Esta– do, no exista más que la paz por una liberlad regula– da por la razón v los principios.

Ministros del Altísimo: estáis encargados de de– rramar en el corazón de los hombres la simiente sa– ludable del Evangelio que da mansedumbre y produ– ce virfudes heroicas. Siempre habéis dado el ejemplo saludable de sumisión a la ley, habéis guiado al orden al pueblo que oye con profundo respeto y veneración vuestros consejos. El gobierno espera vuestra coope– raci6n para ver en Nicaragua realizado el "desidera– tum" de su engrandecimiento.

Entonces podré decir, nicaragüenses, que estoy completamente satisfecho del sacrificio que prestáis a la nación.

Vuestro arigo y conciudadano. J. Laure8ltO Pi–

neda. Managua, Mayo de 1851.

Documento N0 9 - Los acontecimientos de 1861 - Andrés

Vega Bolaños, Managua, Nicaragua, 1945. pp. 32 Y sigs.

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