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« Previous Page Table of Contents Next Page »,LA ULTIMA OBRA DEL DR. PEDRO JOAQUIN CHAMORRO l.: DON FRUTO CHAMORRO
CON PROLOGO DEL DR. CARLOS CUADRA PASOS
He leído en pruebas de irnprenta, con la inten– ción de escribir este prólogo, el libro "FRUTO CHA·
MORRO", que será una publicación póstuma de mi recordado amigo docior Pedro Joaquín Chamorro Ze– laya. Fue creciente mi interés durante la lectura, por– que el personaje resulta bien destacado, tanto en sus cualidades intrínsecas, corno en las circunstancias ex– trínsecas que ambientaron la actuación del héroe. Finamente ha sido dibujada la figura de don Fruto como uno de esos predestinados históricos por desig– nio de la Providencia, para caracterizar una época en los anales de una nación. Con datos precisos y escri– tura respetuosa está planteada la delicada paradoja del origen ilegítimo de éste predestinado para caudi– llo de la Legítimidad en una anarquizada república. Un joven hidalgo nicaragÜense, de buen linaje y holgada fortuna, va corno era costumbre en el tiempo postrero de la colonia, a rematar sus estudios univer– sitarios a la ciudad de Guatexnala, capital de la Capi– tanía General, que regía los estudios y los modales de la gente principal en las cinco provincias centroaxne– dcanas. El hidalgo sin descuidar sus libros tiene un desliz amoroso con el saldo de un hijo natural. La formación de ese bastardo bajo la dirección inmediata de la madre, pero atendido con recursos por el padre desde la provincia lejana, es una anomalía social y sin embargo elemento de influencia en una predesti– nación. Esta circunstancia está relatada con cautela por la pluma de Pedro Joaquín. El bastardo impreg– na su in:l:eligencia en los modos y sis:l:emas capítalinos de Guatemala, iguales en esencia de la tradición co– lonial a los de Nicaragua, pero ampliados en un sen– tido de mayor áxnbito, que pudiéraxnos llamar centro– americano. Fru:l:o Chaxnorro crece, se educa y estudia en el medio elegan:l:e de la capital de la Capitanía, pero de una manera iInpalpable le tira el hilo mágico de la sangre hacia un escenario xnás reducido y pro– vinciano.
Muere el padre de don Fruto en tiempos de in– lranquilidad y ruina de la sociedad nicaragüense, reina una desorientada demagogia, los negocios están paralizados, los capitales verlos, espoliados y sin ren– ta. Preocupado el hidalgo en su agonía de la suerie de su familia, recuerda a su hijo bastardo de cuyas apfitudes tiene los mejores informes y recomienda a la que va a ser su viuda que no pierda de vista al gua– telnalteco, y que si lo cree necesario 10 llame para que le ayude en la administración de los bienes y en la dirección de la familia. En cumplimiento de esa disposición llega don Fruto a Nicaragua a ponerse al frente de una familia, poseedora de buena hacienda, pero de rentas dormidas por las perlurbaciones econó– micas y políticas que sufría el país. Su domicilio fue Granada. La descripción que hace Pedro Joaquín del OScuro escenario en que va a aciuar don Fruto es ca. bal. Explica como desde la administración de una familia va penetrando en el caos político y social de N'icaragua. Siguiendo las huellas de don Fruto y guia– dos por la castiza pluma del autor pueden los lectores del libro comprender la tris:l:e historia de las primeras
décadas de nuestra patria después de la Independen– cia. Don Fruto era un valiente, pero no fue el valor que en hazañas peligrosas hace vibrar la opinión po– pular, lo que címentó su prestigio. Cosas de la pala– bra, del estudio, de la inteligencia y de la dignidad de la conducta, fueron las que fundamentaron la res– petabilidad del personaje y le forrnaron jefe de una sociedad en orden civil, antes que caudillo de un Par– tido. Fue guión de los jóvenes granadinos de su edad; a quienes supo levantar y disciplinar en la defensa del orden social. Se sintió su influencia, y siempre sobre la acera del civilismo su fama salió de la ciudad y fue conocida en toda la provincia. Habló con elo– cuencia en Congresos en defensa de la paz y del res– peto a la ley. Con la visión clara que había adquirido en Guatemala actuó en favor de un centroamericanis– mo sensato, en el convencimiento de que la recons– trucción de la nacionalidad centroamericana daría fortaleza a la Legitixnidad, y haría respetable la sobe–
ranía.
Desenvainó su espada tarde, cuando ya era suje. to de prominencia reconocida en todo Centroaxnérica,
y para defender la legitimidad, ideal animador de Su
pensamiento político, forrnalidad del orden público, punto de partida imprescindible de una organización republicana.
Muy bien sigue Pedro Joaquín en su libro los pa– sos de su personaje dignos de repercutir en la historia, Cada hoja volteada avivaba xni curiosidad, y satisfe· cha ésta por la claridad de la exposición afirmaba mi juicio sobre la impodancia del libro. Pero me ha su– cedido algo xnuy personal en esta lectura. En iodos los pasajes ani:mados de la vida del héroe del libro, ter– minaba yo poniéndome en presencia del autor ya muerto, con quien entraba en una conversación uni– lateral, forjada sobre el recuerdo de las que sobre esos texnas tuve tantas veces con mi axnigo, cuyos afanes de investigador conocía, cuyo honrado criterio apre– ciaba, y cuya solidez de pensamiento me garantizaba la verdad que él descubría pacientemen:l:e en las os· curidades de nuestro pasado histórico.
Fue Pedro Joaquín Chamorro un tradicionalista inteligente y estudioso. No se puede ser ignorante y al mismo tiempo verdadero tradicionalista, porque Para merecer el cognomento, se necesita conocer la tradi– ción, llegar a su raíz, comprenderla en su origen para apreciarla en sus resultados si son dignos de conver. tirla en una de las esencias de la sociedad o de la nación. Su mente era atraída irresistiblemente por la iradición, se acercaba a ella con curiosidad de estu– dioso, la examinaba, la sacudía limpiándola de meno tiras, y sufría cuando no podía conquistar la eviden. cia histórica en sus investigaciones. Esta nobl~ pasión despedó en la inteligencia de Pedro Joaquín la voca– ción de historiador, y entre múltiples dificultades obe– deció a ella con pensaxniento despejado y honrada intención.
Deseo aclarar lo que significaba para Pedro Joa– quín Cham.orro la tradición, que está en la actualidad divisada corno una estrella por una élife de jóvenes.
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