Page 26 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

tes, así como a los Católicos y Judíos. Paradójicamen– te, Maryland, una colonia Católico, y Pennsylvania, uno colonia Cuáquera, practicaban un cierto grado de tolerancia religiosa poco acostumbrado en esos tiem– pos. Ahora el Católico Kennedy se enfrento al Cuá– quero Nixon en una elección en la que ra intolerancia ha asomado la cabeza.

El aumento de población y la expansión territo· ,rial ha llevado al Protestantismo a todos los confines del país. Los Colonizadores que se desplazaban hacia el oeste no consideraban terminado su trabajo hasta que un pastor y una iglesia formaron parte del plan social de su pueblo. Lo inmigración católico de Eu– ropa no era un gran factor en el proceso, y los ha– bitantes católicos de los territorios de Louisiana, y

los que pertenecían o México, fueron engolfados en el movimiento. Muchos áreas del Sur y el Suroeste crecieron en la tradición "fundamentalista" que con– sideraba el Evangelio como lo única fuente de luz re– ligiosa, y a la Iglesia de Roma como la personifica– ción del mal descrito en el Capítulo XVII del Apoca– lipsis.

La inmigración católica de Europa tomó prepon– derancia en los finales del siglo diecinueve cuando el -país, pasando de una economía agrícola a otra indus– trial, requería una tremenda demanda de obreros. Las olas de inmigrantes de Irlanda, Italia, Polonid' y Ale– mania vinieron o trabajar en la construcción de fe– rrocarriles, en las minas, y en ocupaciones similares. Su posición de obreros se complicaba a veces por las barreras del idioma. La tendencia natural a reunirse en grupos nocionales en los ciudades y regiones del país, los mantuvo aún más apartados de los ciudada– mas Anglosajones y protestantes ya establecidos. El proceso de integración ha sido gradual y cons– tante. En las grandes ciudades, una religión común indujo a la formación de bloques de votantes y "maqui– narias" políticas encabezados por los más ambiciosos e inteligentes de tales minorías. ' 'The Last Hurrah" -El último hurrah- una novela de Edwin O'Connor, nos narra el paso de una de esas "maquinarias", du– rante el cual los hijos de aquellos inmigrantes aban– donan las costumbres y el ambiente de sus padres. El creciente despertar político de estos grupos

aumentó el número cada vez mayor de Católicos en las altas posiciones políticas nocionales, estatales y

municipales en el último medio siglo. Un caso típico de estos fue el de "Al" Smith, quien surgió de la po– breza en la ciudad de Nueva York hasta llegar a ser el Gobernador del Estado del mismo nombre. En 1928 recibió fa nominación Democrática para Presidente, llegó a las elecciones, y fue derrotado. La candida– tura de Smith fue única en el sentido que él era el primer católico que conseguía el ser nominado can– didato. Por primera vez, la mayoría Protestante se encaraba con el problema de votar por un Católico. La campaña electoral se caracterizó como una campaña insidiosa de aserciones erróneas y falseda– des. Una aserción no poco frecuente fue la que el día en que Smith fuese elegido, el Papa empacaría sus valijqs, abandonaría el Vaticano y se instalaría en la Casa Blanca como en su residencia. Tan ridícu-

lo como esto suena a oídos católicos fue tomado al pie de Jo letra por muchos votantes. Otras asercio– nes y rumores, que no nos atrevemos a repetir, fue. ron circulados acerca de la Iglesia Católica, y sirvie. ron para aumentar la tensión de la campaña. Innegablemente, otros factores entraron en jue– go para hacer más comprensible los efectos de la elección. La apariencia personal de Smith, su len– guaje típico de newyorquino que sonaba desagrada– blemente a los oídos de los votantes de otras regio– nes. El no era "un caballero ll a los ojos de los de– más, y por lo tanto, no se le podría considerar digno de ocupar el alto cargo que pretendía. Además, el país gozaba de los últimos años de una mareante prosperidad bajo una administración Republicana y no parecía suficientemente razonable el cambiar los votos de una exitosa administración a un candidato que podría alterar el buen funcionamiento de fa ma– quinaria económica.

Muchos católicos se alarmaron y se decepciona– ron por la derrota y los tonos religiosos de la campa– ña. La tradición de que el camino desde una caba– ña de troncos hasta la Casa Blanca estaba abierto para todos, parecía un poco falsa y sujeta a ciertos condiciones. El consuelo, si puede así llamarse, no estaba lejos, sin embargo. El candidato triunfante, Hoover, apenas había estado menos de un año en la Presidencia, cuando el país sufrió fa catástrofe eco– nómica que ahora se conoce como "la depresión lJ

Si Smith hubiera ocupado la Presidencia bajo las mis– mos circunstancias, el efecto en las relaciones pro– testantes-católicas podría haber sido desastroso. Los efectos combinados de la radio, lo televi– sión y la Segunda Guerra Mundial han modificado, hasta cierto punto, el clima religioso. Los protestan– tes de ciertas regiones que nunca habían visto a un católico los han conocido en mayor o menor escala en los veintidos años transcurridos desde la campaña de Smith. Las ceremonias religiosas católicas han si– do vistas y oídas al través de los medios de comuni– cación, sacerdotes católicos se han distinguido por su heroísmo como capellanes del ejército durante lo gue– rra, y lo "extranjero ll del Catolicismo ha disminuído.

Grandes cambios de población han roto los viejos mol– des y han mezclado tanto a los grupos religiosos en las áreas residenciales que los católicos son aceptados

Cama vecinos y ejercen sus funciones sociales y cívi– cas en una muy diferente atmósfera a la de hace una generación.

Estos cambios justifican sólo en parte el hecho de que por segunda vez un católico haya sido nomi– nado candidato a la Presidencio de la República. La determinación personol y la fuerza de carócter de Kennedy son fadores de importancia. Sin entrar en una larga biografía, baste decir que sirvió en la Se– gundó Guerra Mundial como Oficial naval y que des– de entonces ha seguido una caTrera distinguida en el Congreso nacional. En la Convención Nacional De– mocrática de 1956 mostró uno fuerza sorprendente como posible candidato a la Vice-Presidencia. En 1960, Kennedy llegó a ser el candidato Demócrata para Presidente después de una campaña

II pr imaria lJ

-14-

Page 26 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »