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Holanda, de la Prancia, y por la corle de Roma., y que habiendo ·ocurrido la necesidad de nombrar cónsul en Burdéos, lo verificó nuestro encargado de negocios, en la persona. del lnuy ilustre Sr. Valletle, mientras se le daban poderes especiales al efecto, los que le han sido otorgados, tanto para confirmar aquel nom– bramiento, cozno para que pudiese hacer los znás que fuesen necesarios.

El Sr. José García Gastón representa a este gobier– no ante el de la Península española, y el Sr. don Ma– riano Gálvez cerca de el de los Estados Unidos meji– canos; y se tienen datos positivos de que estas lega– ciones será consideradas debidamente; y de una im– podancia no pequeña para Nicaragua.

El Excmo. Sr. Presidente de la República de la Nueva Granada manifestó a esie supremo gobierno, que hallándose el honorable general don Pedro Alcán– tara Herrán en el gabinete de Washington como minis– tro plenipotenciario de aquella república con objeto de solicitar la respetable intervención de los Estados Unidos del Norte en las cuestiones sobre el puerto de San Juan, y territorio lnosquito, ofrecía a Nicaragua los servicios de dicho Sr. Este noble y generoso pro– ceder del Presidente de la N. Granada fue acogido por el Sr. Direcior, nombrando al general Herrán interinamente ministro plenipotenciario, en la forma conveniente, mientras que la legación de este Estado cerca del propio gabinete podía realizmse. En efecto, dificultándose la marcha del Sr. don José Sacasa, y apurando por otra pade los motivos que obligaron a la Asamblea constituyente a decretar esta misión, el ejecutivo, con mérito a la exitación de el del Salvador, tuvo a bien autorizar al Sr. don Ignacio Gómez resi– dente en 'vVashington con el mislUo carácter de encar– gado de negocios con que él lo había investido pre– viéndole, que obrase de acuerdo con el Sr. Herrán que sostiene unos mismos principios, y una misma digni– dad: la de la causa alUericana.

No me detendré en la relación de cónsules y vice-cónsules reconocidos en el Estado, y pedenecien–

te~ a la Francia, Inglaterra, Norte América, Cerdeña, y a la República de Chile, ni menos de los que han sido acreditados cerca de algunas corles extranjeras por nuestra parle, por ser éste un negocio sobre que vuestra soberanía tiene ya anticipados conocimientos, y por que hasta ahora ellos se han mantenido en la mas perfecta annonía con los respectivos gobiernos; si no es el de S. M. B. Y otros agentes de la misma na– ción que han figurado según se ha visto, en las contro– versias territoriales, que por su naturaleza e impodan– cia absorvieron en enero, febrero y principios de mar– zo de 848 todas las atenciones, desde la del primer magistrado hasta la del últilUo nicaragüense. Voso– tros, sois testigos, señores representantes, que el patrio– fismó exaltado entonces hasta el heroislUO, brillaba en todos los pechos, prontos a estrellarse contra las fuer– zas de sus injustos invasores, y que no se oía más que una sola palabra, la de salvar a la patria; y un solo impulso, el de dirigir las operaciones de más de tres– cientos mil habitantes, pero el armisiicio de 7 del cita. do mes de marzo celebrado con el comandante inglés Lock por disposición de la AsalUblea constituyente en la Isla de Cuba sobre el gran lago, que ratificó la mis– ma Asamblea, documento No. 3', puso al Estado en actitud de buscar la tenninación de tan grave nego–

cio, por las vías que indica la amisfad; y es por esto, que destinó un enviado extraordinario, que lo es mi digno colega el Sr. Licenciado don Francisco Castellón, cerca de la corie de Londres, después de haber obte– nido las correspondientes seguridades de que sería recibido en su calidad diplomática, y atendidos los argumentos de hecho y de derecho que existen a nues– tro favor. Esta misión expedida bajo los mejores aus– picios, y autorizada del modo que veréis en los ins– trumentos con que os daré cuenta oporlunamente, producirá todo el bien que pueda esperarse de un

gobierno ilustrado, que agraviaría su propia ilustra– ción si despreciase la voz de la razón, ante quien, o

los tuerles son débiles, o los débiles tienen igual tor– taleza.

Este sentimiento de justicia inestinguible, y que cuando parece ocultarse en una parie, brilla con todo su explendor en otras mil, es sin duda el que en todas las naciones de Europa y de América, proteje la causa de Nicaragua contra su obstinado usurpador. El alto gobierno de la República de Norie América, ha sido el primero en estender su mano amiga, mandando cerca de los de Centro América un ministro diplomático, que lo es el Sr. Elías Hise actualmente residente en Guatemala, y con quien este gabinete se halla en re· laciones satisfactorias, como veréis en el protocolo que luego vais a examinar, y que sin duda merece toda vuestra atención.

REFORMAS CONSTITUCIONALES

Recién salido Nicaragua de los horrores de la guerra civil y del desorden y confusión que ella aca– rrea, se decretó una reforma total de su constitución, que aunque es cierlo no se halla en el todo alUoldada a las peculiaridades de nuestra sociedad, pudo irse mejorando por grados, o esperar que se calmase la exaltación de los partidos, para evitar los males que hemos seniido, hijos precisamente de aquel proyecto. Por desgracia se han visto realizados los temores que manifesté a la AsalUblea en mi memoria de 847.

La posición política de un país, dije, como sabeis muy bien, comprende su constitución, su moralidad, sus capacidades y sus medios. El Estado debe su cons– titución a la de 1826, o más bien a la federal de 1824

que puede denominarse, la historia de las desgracias de Centro América. La de 838 aunque bajo mejores auspicios, por que el ensayo democrático de catorce años había cambiado hasta cierio punto las costum– bres feudatarias, por que la ilustración no encontran– do obtácu1os se cOlnenzaba a sentir con generalidad entre nosotros, y por que el Estado la formó con entera independencia de la federación y de toda clase de compromisos; no pudo dejar de resentirse del espíritu turbulento, de las circunstancias en que fue dictada, de los temores que inspiraba la incertidumbre del buen éxito por la violenta separación del pacto fede– rativo, y por la suspicacia con que se veía todo lo que de algún modo pudiera menguar la soberanía recien– temente conquistada. De aquí provienen a mi enten– der, los mayores inconvenientes que se presentan pa– ra reconstituir la república: allí está el gérmen que ha dado incremento a las desavenencias entre los Estados: de allí tienen su origen muchos de los estra– víos de la pasada administración y consecuencias deplorables que todavía lamentamos. Y si semejante cáusa ha de calificarse de eficiente de nuestras des– gracias, y por que ella existe el Estado no ha de poder marchar hacia su felicidad y bienesfar. loSerá necesaria la reforma de la constitución~ y en caso de serlo? de– berá ser ésta parcial, o es preciso hacer de ella una revisión total? Las grandes mudanzas son siempre

muy delicadas, ellas están rodeadas de riesgos y pe– ligros, y por lo mismo se necesita una gran circuns– pección para calificar los motivos que obliguen a em– prenderlas.

La reforma total de una constitución supone un cambio de sistema, pero si la opinión general está bien establecida en su favor, la reforma no debe ha– cerse si no es en aquella parle que no apare2ca en perfecta armonía con la organización elemental de la sociedad. La que se proyectó en 847 no fue nacida del clamor público, por que el clamor público 'pedía por el contrario el cumplimiento de la constitucion.

Por esta razón, instalada la Asamblea constitu– yente en 3 de septiembre del propio año de 847, apa– recieron sobre la arena dos afietas que luchaban vi– gorosamente: el pueblo por conservar un código favo– rable a su autoridad. El proyecto fue concluído y apro– bado parcialmente por la mayoría, y en los momentos en que debiera recibir su sanción, fue eludido por una

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