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Tan luego como su tierna inteligencia fUe capaz de recibir la enseñanza de las primeras letras, se dedicó a enas; hizo con felicidad estos estudios; i concluídos satisfactoriamente, pasó según el orden de. la enseñanza en aquella época, al aprendizaje de Latinidad, distinguiéndose por su aplicación i adelantos, hasta obtener la correspondiente aproba– ción en este ratno.

Con ese itn;porlante preparativo, procedió al es– tudio de Filosofla en la Universidad del Estado, don– de hizo notables progresos y recibió el honroso gra– do de Bachiller.

Dado este primer paso feliz en la escala cien– tífica, se dedico al estudio de jurisprudencia en la tnisma Universidad, puntualizándolo con tal esmero en todos los pormenores precisos para el conoci– miento de esa ciencia de la justicia que bien presto estuvo en aptitud de obtar el Bachillerato, i en efecto lo recibió con el tnayor lucimiento en esta Facul– tad, que adoptó por profesión.

Durante su pasantía, pudo hacerse más no:lable, no solamente por la profundidad con que había comprendiao los principios del Derecho y sus desa– rrollos, sino también por su firmeza en sostener la fiel observancia de las leyes. Fue admirable el valor civil con que estando empleado en la Tesorería Ge– neral, sostuvo una discusión oficial en asuntos de hacienda, con el DeparlaInento de éste ramo de la AdIninistración Pública, corno el año de 1835. Re– cibido de abogado comenzó a ejercer su profesión con ilustrado discernimiento e integridad, principal– mente en beneficio de los pobres, sin descansar ni aún en aquellas horas que se dedican regularmen– te al reposo. Era consultado, no solaInente por los parliculares y los Jueces, sino taInbién por el Supre– zno Gobierno, y su talento analüico, su fidelidad a los principios de justicia y su celo por la exacta aplicación de ellos, extendieron su bien merecido crédito a los más imporlantes raInOS de interés ge· neral en que puede ocuparse un jurisconsulto. En verdad, se distinguió por sus aventajados co– nocimientos en la Legislación, ora por el exquisito estudio comparativo que había hecho de las leyes patrias, ora por sus proyectos de znejorarlas que pro– ponía, rectificando en la práctica las disposiciones, siempre que se encontraban en dificultades para su ejecución, mientras lograba que fueran esclarecidas y mejor reglamentadas por el Legislador. Cooperó de un modo eficaz al" movimiento Legislativo del año 1837 en orden a la reformación de la Carla Fundamental, y en 1838 concurrió como Diputado a ia Asamblea Constituyente reunida con aquel grande objeto, en obsequio del cual prestó impor– tantes servicios.

Después de su regreso fue elevado al Ministerio de Hacienda en 2 de Enero de 1846, bajo la admi– nistración del Director Supremo don José León San– doval, y oontinuó desde el principio de la del Señor Licenciado don José Guerrero en 1847, desempeñan– do el mismo Ministerio hasta que por la ocupación violenta anglo-znosquita del puerlo de San Juan del Norle en primero de Enero de 1848 y en virlud del arreglo celebrado con el Jefe de la fuerza invasora en la isla llatnada "Cuba" del gran lago, volvió el Supremo Gobierno a necesitar de las grandes aptitu– des diplomáticas deí Sr. Castellón enviándolo de Plenipotenciario a la Corle de Inglaterra, con el ob– jeto de que se resolviesen las cuestiones inglesas conforme el Derecho Internacional. Su representa– ción ante el Gabinete Británico dió toda la impor– tancia propia del carácter diplomático a la cues– fión, explicando y sosteniendo personalmente los principios de justicia sentados ya por Nicaragua en apoyo de su derecho sobre el puerto de San Juan del Norte, de suerle que a la vista de tantos fundatnen– tos la reclamación de la República vino a quedar satisfecha con la restitución que en 1 9 de Enero de 1858 le hizo del expresado puerto el Gobierno In– glés.

Sea referido así hasta esa fecha, en obsequio de la unidad de aquel asunto exterior, znas en el interior, desde 1851 había dado el Sr. Casiellón nue– vas muestras de su ilustración y de una lealtad ejemplar al Supremo Gobierno en su Ministerio de Relaciones Exteriores, continuando en tan imporlan– tes servicios mientras estuvo de acuerdo con el Jefe de la Administración, hasta que separado de ella, se vió obligado en 1853 por la opinión pública, a encargarse provisoriarnenfe del Poder Ejecu:livo en aquella época que no ofrecía znás que sacrificios ex– traordinarios, como en efecto los hizo con una ab– negación heroica, sin Inás interés que reconquistar la liberlad de su Patria legando un nombre glorioso a la posteridad, pues fue firme en el sostén de los derechos del pueblo hasta exhalar el último aliento en su muerle natural acaecida el año de 1855.

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