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« Previous Page Table of Contents Next Page »Cocos. Esa comisión se envió en el vapor Vic– ioria y al regreso de ésie, s~ nos informó que el desembarque había sido perfecio.
. Uno o dos días después q.e haber enviado a esos comisionados, se enconttó el vapor Vic– toria con el vapor "11 de Julio" que el Gobier– no había hecho trasladar del ~ago de Managua al de Granada. Entiendo que en esta ocasión el "11 de Julio" llegaba de las costas de Chon– tales y que viéndose cariado el paso por el Y,icioria emprendió la fuga por las costas de Rivas.
. Cuando nos dimos cuenta de ese encuen– tro y al oír los primeros cañonazos disparados salimos a la costa de la Isla a ver la posición de los vapores. Vimos claramente que el Vic– toria perseguía al "11 de Julio" y que la dis– tanCia entre uno y otro barco se aminoraba por momentos, y que cuando pasaron frente a nosotros enfre la isla de Zapatera y Moyogal–
~a¡ riotamos a poco rato que el Vicioria dismi– m.iía sú velocidad y que por úHimo, abando– naba la persecusión y se dirigía a Moyogalpa.
Por supuesto, esta última maniobra nos desalentó muchísimo, porque al principio del encuentro nues.tras esperanzas eran que tarn– bién el "11 de Julio" s.ería capturado. Por eso, al césar el Vicioria en la persecusión se hicie– ron cornentarios, algunos de los cuales yo mis– mo oí, que no eran muy favorables para el comandante del Vicioria, mi hermano Eva– risto :Enríquez.
Al principio no podía darme cuenta de la verdadera causa que había hecho suspender la persecusión, y la atribuí al temor de que en las c<?stas de Rivas pudiera haber artillería oculta para sorprender al Vicioria una vez que se acercara, aunque también admitía la posibili– da<;i de que a mi hermano Evaristo, poco ver– sado aun en cuestiones milítares, le hubiera faltado el suficiente coraje que en esas accio– hes se requiere.
Por eso resolví mandarlo a llamar a mi ofiCina para ordenarle que fuera a poner su renuncia ante el Jefe Supremo de la Revolu– ción, don Alejandro Chamorro, a fin de dejar a éste en completa libertad para poner de co– mandante del Vicioria a cualquier otro de los distinguidos oficiales que estaban en el vapor, Ciomo León Guerra, por ejemplo, joven muy apreciable, y de familia bien conocida por el valor personal de sus :miembros, es decir. de una familia de valientes.
Cuando a mi hermano le pregunté los mo– tivos que había tenido para no continuar con la persecusión del "11 de Julio", cuando ya parecía tan próxima su captura, él me contestó que la orden había sido dada a pedimento del timonel Fr!'irlcisco Roca, porque el lugar donde se navegaba era basiante seco, y que el Vic– toria no se podía meter donde el "11 de Julio" se mefía por ser ésie de menor calado. Aun cuando la, explicación da.da me pareció plau– sible, le dije que fuera a poner su renuncia al Jefe de la ;Revolución, el que después de :tomar
lc;>s debidos informes, dél mismo Evaristo y del fimonel Roca, sobre los motivos que habían tenido para suspender la persecusión del va– por, aquél decidió exonerarlo de tóda respon– sabilidad y mantenerlo en su puesto.
El encuentro del Vicioria con el "11 de Julio" nos hizo pensar a don Alejandro y a mí, que deberíamos proteger con sacos de arena la rnaquinaria del vapor Victoria hasta donde fuera posible, a cuyo fin comisionamos al Ge– neral Jersán Sáenz. Sólo estábamos esperando el regreso del comisionado Bolaños Morales para irnos a Chontales, para lo que ya tenía la completa venia de mi tío. Por eso quería dejar bien atrincherada la maquinaria del Vicioria para su mayor seguridad.
. Así se llegó el día que por fin el Vicioria salió para Los Cocos a recoger a Bolaños Mora– les y su compañero, quienes deperían traer los treinta mil dólares convertidos en billetes nacionales. Pero el vapor llegó a Los Cocos, a las primeras horas de la noche, esperó alH toda la noche, y por fin, ya de mañana, con los pri– meros rayos del sol, viendo que nadie apare– cía, se decidió regresar a la Isla.
Nosotros ignorábamos que Bolaños Mora– les había sido capturado.
En la travesía de regreso de Los Cocos, se encontró nuevamente el Victoria con el "11 de Julio" y con el "Hollembeck", vapor de río, que había sido armado en guerra y que llE:lva– ba un :magnifico.cañón marino.
En la reorganización que habíamos estado haciendo en el Victoria, habíamos nombrado jefe del cuerpo de artilleros al Coronel Jesús Aragón. Era éste un artillero muy afamado, que había hecho sus estudios en la Escuela de Artillería, pero quien por más esfuerzos que hizo en la lucha contra los dos vapores afa– cantes no logró poner a ninguno de ellos fuera de combate.
El cañoneo se oía perfectamente bien en Moyogalpa, y aun distinguíamos los vapores, aunque no acertábamos a saber qué vapor se– ría el Hollembeck. De los tres vapores que pe– leaban nos dábamos perfecia cuenta cuál era el Vicioria y cuando éste recibió el tiró de gra– cia que hizo explotar la caldera y quedar in– móvil, yo declaré en el acio que habíamos per– dido el encuentro, y al Vicioria. Muchos otros me sostenían lo contrario, pero desgraciada– mente después de dos o tres horas de espera, ya no nos quedó duda alguna.
Desde ese momento, mi único pensamien.,. to era el de utilizar el 93 para que remolcara unas cuantas lanchas de las que teníamos en el puerto, y cargar en ellas los elementos dj3 guerra y las gentes que llevaríamos a Chonta– les. La idea fue aceptada en el acto por mi fió Alejandro y por iodos los que tuvieron conoci– miento de ella. Teníamos todavía algunas ha.,. ras de la farde de que podíamos disponer y to– da la noche para hacer esa operación.
Sin pérdida de tiempo nos pusimos a tras– ladar El la éos±a del Lago, al embarcadero de
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