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« Previous Page Table of Contents Next Page »tes de intentar hacer esto, procuramos hacer era Elisao Lacayo Fernández y el Jefe de la tro– un nuevo esfuerzo, más violento que el ante- pa adicional se llamaba Francisco Ocón, de dar, y entonces la puerta cedió, en el interior Nandaime, con quien tuve que luchar perso– había un soldado que al penetrar nosotros qui- nalmente agarrándolo de la nuca hasta desar– so impedirnos el paso, este soldado fue domi- marIa. Muchos de los nuestros habían entrado nado y entonces hicimos la entrada al Cuartel ya al vapor simulando ser pasajeros cargando violentamente para amedrentar a la !,!oldades- artículos de venta para el comercio, como pie– ca que esiaba dentro junto con sus oficiales. les y cueros y dentro, por supuesto, sus armas. La sorpresa fue completa. Los oficiales na Entre los pasajeros que venían a bordo del iuvieron ni tiempo de bajarse de las hamacas Vicioria fue para mí una sorpresa agradable donde dormían, y de los soldados, apenas l;ll- ver a don Ramón Enríquez, quien me abrazó gunos de ellos tuvieron tiempo para incorpo- con entusiasmo, pues nos fraiábamos como rarse antes de que nosoiros esiuviéramos sobre hermanos.
ellos desarmándolos, y dispuesto a ultimar a Pasada la excitación que provocó entre cualquiera que intentara oponerse. Al que de- pasajeros y actores la capiura del Vapor, nos sarmábamos lo encerrábamos en una pieza embarcamos todos para amanecer en Granada, donde por fin los pusimos a todos. Luego salí yendo a bordo como unos ochenta o cien hom– con un pequeño grupo de oficiales. y soldados bres armados, entre ellos mi hermano Evaristo de los nuesiros a capturar al Jefe Político, don - Enríquez, quien había llegado a Juigalpa con Dionisia Báez, familiar cercano mío, y a quien·· los treinta rifles que había mandado mi tío llevaba un telegrama que él había despachado don Alejandro Chamarra, y quien despúés de en la mañana de ese día al Comandante de entregarlos continuó su viaje a San Ubaldo pa– Comalapa, en el que le ordenaba mi captura, ra reunirse conmigo.
"como diera lugar, vivo o muerto" y que me A bordo organicé la gente armada que remitieran a Juigalpa. teníamos, poniendo a un lado a los mejores ti-
Cuando llegué a la casa donde dormía el radares y al otro a los inferiores. De enire los Jefe Político, golpeé la puerta llamándolo 'por primeros seleccioné a un grupo al que puse en su nombre. El preguntó quién era y qué que- la proa del vapor a las órdenes inmediaias de ría, y entonces le dije que se diera prisa en ves- Evaristo que me constaba era un insigne tira– tirse que era su deudo Emiliano Chamarra dar. A estos les dí las instrucciones necesarias que llegaba a su llamado desde Comalapa, pe- para hostigar cualquiera embarcación que en– ro que en vez de llegar capturado, llegaba a contráramos. Después mezclé el resto de bue– capturarlo a él, y que el Cuartel de Juigalpa nos tiradores con los inferiores y los distribuí esiaba ya en mi poder. a todos a uno y a otro lado del vapor, tanto El señor Báez, a pesar de su edad, se vis- arriba como abajo y en esa forma navegamos tió de prisa y no nos hizo perder mucho tiem- hacia Granada.
po. y con él salimos para el Cuartel que había- Tenía la esperanza que en la noche del 19 mas ocupado. Llegado que hubimos allí, hice de Mayo mi tío Alejandro hubiera podido to– el nombramiento del Coronel Arsenio Cruz pa- mar Granada, pues yo no había dejado pasar ra Comandante y le dí órdenes para que le exi- noticia de la toma de Juigalpa para que el giera al señor Báez una orden escrita para el Gobierno no se diera cuenta del movimiento y Comandante de San Ubaldo, don Timoteo Gaí- no reforzara aquella plaza, pero sucedió que tán, a fin de que se pusiera a las órdenes del al llegar frente al muelle de Granada no ví in– nuevo Comandante Cruz. Al principio el señor dicación alguna que pudiera hacernos creer Báez se negó a firmar por lo que tuve que de- que la ciudad, o al menos el muelle, estuviera círle a Cruz para amedrantarlo: "Haga que el en poder de la revolución y entonces dispuse señor Báez firme la orden, y si no lo hace enderezar la proa hacia Tepetate, -en donde dentro de cinco minutos, lo fusila". ahora está el Colegio Centro América-, y no No fue sino hasta después que yo salí, que viendo tampoco señal alguna favorable en ese el señor Báez firmó la dicha orden. Mi plan lugar, procuré enderezar nuevamente el vapor era que la tripulación del vapor Victoria no se hacia San Ubaldo.
alarmara si veía gente nueva al atracar en San Después de navegar por un buen rato en Ubaldo. Quería que vieran siempre al Coman- ese rumbo, divisamos a lo lejos un barco que dante anterior y no se sospechara del cambio reconocimos como el "93", el que nos disparó. en la guarnición local, y que atracara al mue- desde muy lejos, un cañonazo. Subí entonces lle sin reservas, como siempre lo había hecho, a la cabina del timonel y Capitán Augusto permitiendo así que lo capturáramos. Constantini y le pregunté: "Cuál vapor de los Todo sucedió como lo habíamos previsto. dos, el Victoria o el 93, es el más rápido?" Cuando llegó el Victoria, ya estaba yo allí, en -'¡El VIctoria", me contesté-". Cuál de los San Ubaldo dirigiendo desde la punta del mue- dos es el más fuerte y sólido? -"El Victoria" lle, metido en una caseta, toda la operación de fue su respuesta-o "Si esos dos barcos choca– la captura, y aunque hubo una ligera refriega ran, cuál de los dos tendría mayor probabili– Con la guarnición del vapor, no fue de grandes dad de hundirse? le pregunté. -"El 93", me proporciones y pronto se dejó dominar. contest6 con aplomo-o Entonces le dije: "De-El Jefe de las Fuerzas Militares del vapor le todo el vapor que pueda a este barco y
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