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una coItÚ,si6n .q~e le residenciara, úlfimo gri;fo de in– tervenci6n sohcl1ada para un país, como Nlcaragua, libre e independie~te, pere;> q:ue recababa. ~l examen de sus actos y gestiones públicas en relaClon con los ofros países de. genfro América! más, para 'presentar uIia exacfa.verSlon sobre el pa~lcular, es n:elo~ que el lector' anabce el texto que atane a ese eplsodlO, tras– crito del libro "La Revolución de Nicaragua y los Es– tados Uidaos", que el propio Gral. Zelaya publicó en Madrid el año 1910. En la página 57 de la versión en francés, dijo:

"No quiso, corno antes dije, el Ministro ~ox

prestar oídos a mis pretensiones justas, pero siendo estas firmes y sinceras, porque nada temía teniendo conciencia del cumplimiento de mi deber, me dirigí al Presidente Taf! "con igual ruego"

"Managua, 7 de Diciembre de 1909. - Presiden-

te Taf!. - Washington. El 4 de Diciembre envié el siguie.nfe cablegrama: "GÓnzález. Washington. Sír– vase lnformar al Secretario 1:'i:nox de que tengo la se– guridad de que las fuemes de información que ha tenido son viciadas. "Solicito de los Estados Unidos el envío" de una Comisión honorable e imparcial para que venga a investigar si los actos de mi Administra– ción han sido en detrimento de Centro América, "y si ésto fuere probado, con gusto resigno el Poder". No he recibido contestación.

"Con objeto de evitar perjuicios a mi país, "y de– seando colocarlo en posición de renovar sus amigables relaciones con los Estados Unidos, he enviado hoy mi renuncia al Congreso.

"Corno mis adversarios pudieran considerar mi presencia un factor de perturbación, me propongo mostrar mi buena fe con salir de Nicaragua, "y estoy listo para dar cuenta de mis actos". - ZELAYA".

SANDINO

El año 1926 aparece en escena la complicada fi–

gura del Gral. Augusto C. Sandino comandando una columna de revolucionarios liberales en Puerlo Cabe– zas, sede del fugaz poder del Dr. Juan Bautista Sacasa durante parle de los años 20. Llegó a solicitarle armas que en Prinzapolka le negó el Gral. José María Mon– cada, jefe del ejército, quien con el decidido apoyo de México, daba batalla al Gobierno conservador. Los Estados Unidos foleraron esa efectiva ayuda, posible– mente para que se le proporcionara la ocasión, al mo– mento que considerara supremo, y gestionar ante las autoridades a las que había extendido su reconoci– miento, y ante personeros de la revolución. Se pre– sentó, precisamente, con la. apaciguadora interven– ción del Coronel Henry L. Stimson, representante per– sonal del Presidente norleamericano, Mr. Calvin Coolidge. . .

Fue muy disputado el auxilio que México prestara a la revolución liberal, eri dinero y armamento, pero quedó comprobado cuando el Dr. Leonardo ArgÜello, uno de los mierribros de la delegación de su partido en las conferencias del "DENVER" en Corinto, lo con– fes6 en la sesión 5' del '19 de Ocfubre de 1926. Al afirmar no tener ningún, compromiso con el generoso Gobierno que les apoyabt.., se expresó así: "Ahora de– címos a Ustedes "que si México nos ayuda", es porque hay en México "interés en que se establezca en Nica– ragua un "Gobierno Liberal". Posteriormeme a esa declaración el Dr. ArgÜello llevó escrita al buque de guerra en donde se reunían las delegaciones, lo que según su pensamiento había manifestado, con el ob· jeto de que se incluyera así en el acta de la sesión. Naturalmente, ya en esa medit~da relación no figuró el paladino concepto que en la rapidez de su improvi– sación había verlido en la audiencia. Presenciamos y escuch~mos lo aconteddo corno que formábamos parte del cuerpo de Secretarios -dos liberales y dos conservadores_, que asistían a los delegados. Pero como el tiempo todo lo descubre y ningún sec:reto, por bien guardado que esté, deja de circular M

baJo su riguroso desenvolvimiento, el Gral. José María ancada nos relata que antes de ingresar a Nicaragua el Dr. Sacasa "se movió de la Capiial de Estados Uni– dos y poco después pasó a México "a buscar auxilio" del Presidente de esta República".

El Gral. Mancada se trasladó a Puerlo México en

~(:lnde Se recibirían las armas para ser trasladadas a a¡caragua en el barco "Foam" "comprado en Nueva ¿ork a personas de no muy reconocida ocupación". ..n ese puerto enconfró al Gral. Luis Belfrán Sandoval a quien el Dr. Sacasa había norribrado General en

~~fe del Ejército. "Le acompañaba un agente del Go-

~erno de México", con mil quinientos rifles y muni– Clones suficiemes, y seis mil pesos plata mexicana, según decía" (231. Efectivo respaldo de una de las l'?t!'lncias latinoamericanas más fuertes, aunque pro– p.16cladora en Derecho Imernacional, de la no intromi– 81 n. en los asuntos internos de oiros Estados, cuya teorla sufri6 eclipse'en el Gobierno del Presiaeme Gral.

Plutarco Elías Calles. Fue de tal naturaleza ese auxilio que la revolución disponía de vasto avituallamiento, y el Gral. Mancada, preocupado por la falta de coor– dinación con sus operaciones a iniciar en el Atlántico, envió radiograma al Dr. Manuel Cordero Reyes, repre– sentante del Dr. Sacasa en México, "~reviniéndole

-decía- del grave peligro a que se venan expuestos nuestros amigos del interior, pues el otro vapor, "El Tropical", que maniobraría por el Pacífico "no había llegado todavía a Salina Cruz". 1241

Refrescar la memoria de los nicaragüense sobre fuertes entronques oficiales con un poder extraño, es muy pertineme, porque el Gral. Sandino, en Junio de

1929, separándose temporalmente del vivac, marchó con miembros de su Estado Mayor del cuarlel general de las Segovias hacia México, después de enviar carla fechada el 6 de Enero de ese año al Presideme Provi– sional, Licenciado don Emilio Parles Gil,en la que le solicitaba ser aceptado en su país. Motivo del viaje? La de "recibir "auxilio" para Su crUzada".

Corno el juicio sobre su personalidad ha obedeci– do al ritmo que marca la exacción y pretende desva– necer el patriotismo, nada mejor que captar la autén– tica apreciación de quien se lo fOTInara a d.istancia en forma muy difereme al derivado del personal conoci– miento. Es elocuente que la pluma del brioso perio– dista Hernán RabIeta le haya presentado en Agostó de 1929, durante su estada en México, corno un' per– sonaje "que defraudaba toda la propaganda que se le había hecho en América y en todo el mundo". RabIe– ta, hombre de valor personal y reconocido intelectual en el país y fuera de él, supo en 1912 del significado de combatir en Coyotepe y La Barranca, fusil en ma~

no, a los norteamericanos comandados por el Mayor Buffler, por manera que su examen del Gral. Sandino no puede ponerse en tela de juicio.

"Jamas podré aceptar-expresó, corno justos es– tos avances imperialistas, jamás podré aplaudir o si– quiera callar los desmanes de la fuerza, que hiere la soberanía de los países débiles. Pero de ésto a tolerar, con conocimiento de causa, que se siga explotando la farsa, hay mucha distancia. Efectivamente la farsa ha sido el alma de esta lucha de papet en la que se 1;\a hecho "aparecer a Sandino" corno astro fulgurante, siendo que en verdad ha sido la víctima de los vivi– tos". Y más adelante observa: "Sandino fue un cailo de sugestión colectiva, para constituir luego. el de ,la necesaria auto sugestión. Le hicieron creer en la gran– deza de SUB hazañas, cuando solo en' el campo de la literatura se sucedían. Hombre impresionable, con ese poquillo de aventura fanfarrona que heredamos de los andaluces, creyó el mismo en su predestinación, sin calcularlo. Con una honrosa intención qe hombre indiscutiblemente limpio, Froylán Turcios lo elevó, desbrozando de su figura lo que de práctico tenía. La

figura de Sandino a lo Froylán, es epopéyica, allá. El fenómeno de la auto sugestión obraba también en el creador, a estilo pigrnale.onesc,o. Pero el poeta y pa– trioia ab:d6 los ojos, y luego fuvo que convencerse que

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