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« Previous Page Table of Contents Next Page »pOr ser poeta no mérezca mucha fe, el fi16sofo t'ha– les lo enseñaba así, con mucha for:malidad, y fam– bién los pyfagóricos, co:mo vemos en el "Viage del joven Anacharsis", que lo sostenía a fado trance .. Esta suposición, aunque gratuita corno se ha pro. puesto, no deja de tener mucho de realidad y verdad, pues el :mar ocupa las ires cuarias paries de la su– perficie del globo de la tierra, como se reconoce en un "mapa mundi" y han calculado algunos naturalisias, de profundidad le da el Sr. La-Place cuatro leguas para que pueda resultar el movimiento de las ma– reas, aunque por lo regular le dan solo legua y me– dia; pero cualquiera que sea su superficie y profun– didad, es una porción de esfera, o un casquete de ella. El "~ar pacífico", o del Sur ocupa por sí medio globo, y el atlántico una buena parle, y respectiva– menie los demás de menor 0x~ellsión. Así, estos ma– res son unas verdaderas lentes esféricas que tienen iodas el mismo radio de esferoicidad, aunque sean arcos de distinia edensión, pues unos serán de no– venta, setenfa, o cincuenta grados;y siendo, co:mo son, verdaderas lenies, deben producir los mismos efecíos, salvo las diferencias que proceden de la naturaleza de las lenies comunes, y de la del mar. Aquellas for– man su "foco" fuera de sí, en un punfo que está a la mitad de los diá:metros; pero el mar lo forma den– fro de sí mismo, sin necesidad de que los rayos del sol salgan al aire, o como Se esplican en términos de "dióptrica", sin que salgan de "un medio denso a otro :más ralo" ... La conclusión de esto que se ha dicho es, que la superficie esférica del mar es una verdade– ra leníe ustoria que quiebra y reúne los rayos del sol del mismo modo que lo hace una lente común de las que usamos, sin más diferencia que esta es peque– ña, y la ofra de una magnüud asombrosa y sin ta– rnaño. . Cuando comencé a pensar en esfo, hacía mis experimentos con un vidrio de anteojos con el cual quemaba la yesca, la mecha, un cigarro-puro, un carbón y ofras cosas pequeñas después adquirí una lente de cuairo dedos de ancho, y con ella que– maba otras znayores: después adquirí ofra de una
cuada de grande y los efedos eran muy visibles. Hi– ce la experiencia con una botella de vidrio blanco, llena de agua desfilada, de las que usarnos sobre la mesa, y produjo los mismos efedos, aunque no era perfectamenfe redonda, sino un esferoide chato con asiento... Posferior:mente hallándome una vez, en– fre ofras, a la orilla del mar del sur, me aconfeció verle una mañana de junio, perfedamente en calma, co:mo un espejo plano, pues no hacía una gota de vienfo, y me puse a considerar que aunque parecía plano, no lo era, sino perfectamente esférico, y que en esíe caso no debía juzgar por la vista, sino por la "evidencia de razón", como llama el abate Condi– llac. Reconociendo, pues, que aquella superficie era esférica, naturalmente me ocurrió, que debía quebrar los rayos y reunirlos en un foco, corno hacía la lenfe y botella que fenía en mi casa, y esíe pensamiento se me afirmó tenaz:menfe en la cabeza, y me pare– ció que lo hallaba cada día confirmado más y más en las relaciones de volcanes y temblores, que leía...
Cuando se forma el foco en la profundidad del mar sucede unas veces que da y hiere el suelo de una cost';", o de una isla, o de un banco de coralinas, de madréporas y polipos que se forman con tanta abun– dancia y presteza en el fondo, y oíras veces no en– cuentran materia sólida sino sólo agua. En el primer caso se percibe hien claro que ha de fundir y encen– der todo lo que encuentra, y ha de penetrar el suelo hasta mucha profundidad, pues el foco, co:mo ya se dijo, forma una columna de fuego de mucha altura y diámetro; y dando oblícuamente sobre el fondo, por que el sol está bajo, a cieda declinación, h.a de pene:– irar hacia lo inferior de la costa. La matena encend,– da instantáneamente hace oficio de pólvora y debe hacer una explosión violenta ayuda~a de la agua re:– ducida a vapor, y de las otras metenas sulfurosas, b,– tuminosas y metálicas, y de aquí los torrentes de la– vas, y temblores que se comu~ican a ~uy largas distancias. Arrojadas esías matenas, redUCIdas a lavas, escorias y gases debe quedar una gran oquedad en
el lugar donde el :loco di6, de manera qUé volviendo el sol al mismo punto ya no encontrará donde hacer esfrago, sino solo agua ...
Aquí en América vemos que cerca de los volcanes encendidos hay oíros apagados, que se apagaron Por que se varió el "foco", y se varió el foco por que se varió el fondo <!-el mar, ya sea por haberse elevado, o por habe,se bajado; pues para lo uno y para lo otro hay causas que obran de continuo. Si el mar diaria_ 1"nente se va consumiendo, como parece :muy cierto y
es opinión constaníe desde el tiempo de Aristóteles esíe es un mofivo para que se varíe el foco y aun par~
que Se estinga enteramente, corno sucedió en los tiem_ pos primitivos mitológicos, cuando el mar cubría nuesiros confinentes. El volcán del Cosigüina que esfá a nuestra vista, es nuevo y pequeño, de poca conside_ ración, pero a su lado a dos leguas escasas de distan_ cia está el del "Viejo", apagado, alto y hien elevado de figura cónica, que en la antigüedad ardió, coxn¿ los otros; en el día esfá poblado de arboledas frondo– sas y espesas. Al lado de "Momofombo" que está en perfeda actividad, hay otro apagado, no tan alto, que llaman "Axoxosque", y no causa perjuicio. El de "Nin_ dirí" que llamaban boca del infierno los primeros po– bladores, fiene a su lado el de "Masaya" apagado y
muedo ...
Se dijo antes que unas veces da el foco contra el suelo y otras no, por que no lo hay, sino solo agua. Se habló del primer caso y convendrá se hable del segundo. Cuando el foco da sobre el agua, esta hiel've y necesariamente aumenta de volumen y ya se pOdrá considerar íodo lo que se sigue. Una lente común derrite dentro del agua el azufre, la cera, el betún, y
líquida otros cuerpos sólidos corno consta de las es– periencias que practicó el abate Nollet, en compa– ñía del Sr. Beaumé, y aunque no encendió estas sus– ±ancias hasta hacer llama, no se puede de allí inferir que no se encenderán en un ~oco mas poderoso, pues se ha esperitnenfado que en unos se funde la pIafina y no en otros, en unos se volatiliza el oro y no en otros, y lo mismo sucede con el diamante. La agua del fondo del :mar contiene sustancias ntás densas y
heterogéneas, capaces de ser encendidas. Hirviendo, pues, el agua, ha de aumentar su volumen y formar una corriente de agua, corno la que se obsel'va den– tro de los trópicos, y es lla:mada "corrienfe del golfo", que viene de oriente a occidente aco:mpañando el cur– so del sol, y se contenzó a observar por el almirante Colón desde su primer viaje y mas especialmenfe en el tercero en 1498, y después se observó por el capitán Juan Ponce de León que descubrió la Florida, en 1512, y mas parficularmente por Antón Alaminas en 1519, piloto hábil y resuelio, el primero que halló y ense– ñó a la posteridad la navegación del "canal de Baha. ma", que se navega hasía el día. Esia "corriente del golfo" se llama así, por que se le ve entrar y salir del golfo de México; y se cree por algunos que es' la que por su ímpetu y violencia ha formado el golfo y "seno mexicano". Comienza sensiblemente en las cosfas de Africa y viene corriendo hasta dar sobre la costa del Brasil, en donde una parte sigue al sur y otra viene a pasar por entre nuestras costas, y las de Cuba y Ja– mayca, pasa por entre Yucatán y Cuba, y va a dar contra las del golfo mexicano, en donde da media vuelta sobre las de la Florida, o "cabo-florida", que se llamó al principio "cabo-corrientes", por esta causa, y
sigue por el banco de Terranova, corno quien se acer– ca a Europa, y de allí to:ma hacia el oriente y luego al sur, por las costas de Africa, hasta tocar otra vez en las de América, y junfarse con la que viene, de mane– ra que hace un círculo en todo su curso...
Además de la corriente del golfo, y de las mareaS. hay en el :mar airas "corrientes" por debajo, que n~
fienen curso fijo, sino que van y vienen en todas dI– recciones y causan nauf,agios y tormentas, sin viento.
ni :mal tien~po, como la que esperimentó en el golfo de Cambaya, el capitán Vasco de Gama, fan celebradO por el poeta Can'\oens en la Lusiada. De esias tor– :mentas que se forman en el fondo del mar, previó Y
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