Page 105 - lista_historica_magistrados

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5a que sea. suficiente para mantenerlo pues sin pá– bulo no hay fuego que subsista? . .... . ...

Un hecho hay observado en la historia de los volcanes Y consta de vista: Que los que hay en la ac– tualidad ardiendo, están a la orilla del mar, o a poca distancia, corno de cuatro, ocho, quince, o a lo mas de veinte leguas; el mayor número de ellos está en islas y son los más activos; otros están enteramente debajo del mar, o sólo sobresalen muy poco. Esto se ve con los ojos, y si Se hubiera de comprobar con las relaciones, sería alargarse mucho, y alejarse del punto que quiero presentar en esta MEMORIA. Lo doy por cierto. Los volcanes que tenernos a nuestra vista aquí. en Centro A=érica están a la orilla del mar, o a poca distancia. El "Cosigüina", está a la misma orilla, y metida parte de su falda debajo de las aguas; "San Miguel, Telica, Momoiombo, Nindi– rí" están a cuarro o seis leguas; "Isalco", a cinco o

sei~; los de "Usulufán', los de "Guatemala" que ve– moS al sur distarán de doce a quince por elevación, como se reconocerá sobre un mapa, con la circuns_ tancia que siendo ellos tan alias, sus cimientos de– ben estar a una gran profundidad; y corno el vuelo de su basa debe ser en proporción de su aliura, ya se podrá conjeturar cual será el ámbiío de su circun– ferencia allá debajo de la tierra, y cuanto se apro– ximará al mar si no llega a tocarlo, de manera que el cono que sobre nuestro suelo aparece distante del mar, tiene su basa en el =ar mismo".

Así, pues, es necesario admitir corno un hecho comprobado que los volcanes que hoy e:xisten ardien– do están a la orilla del mar, o a poca distancia. Y se comprobará más considerando que cuando revien– tan arrojan materias del mar, producidas o fabrica– das en él, corno son conchas, caracoles, corales y pie– dras pelágicas de estas que se redondean con el con– tinuo movimiento, y oleaje de las aguas. En la gran de erupción del Ena de 1755 que presenció y vio el Sr. Recupero, canónigo de la catedral de Catania, ciu– dad de Sicilia que está al pie del Eina, salieron gran– des torrentes de agua hiriviendo, junto con lava, es– coria, y huesos de pescados, con airas materias for– madas en el mar, de resultas de esta inundación de agua caliente estuvieron todas las plantas y árboles sin dar frufo por 14 años enteros. El Vesuvio arrojE\ con frecuencia piedras rodadas o redondeadas en mu– cha cantidad, y de ellas y de las arras clases formó un largo catálogo el Sr. Gioeni, naturalista napollia– no. Sobre las paredes del Etna hasia 800 varias de altura hay producciones marinas, en tanta abundan– cia que el Sr. Dolomieu, naturalista francés que hizo estudio por mucho tiempo de aquel volcán, llegó a creer que todo él había estado por muchos siglos de– bajo del mar. Herrera en su historia refiere que en

1530 hubo un temblor en la costa de Tierra Firme y especialmente en la de Cumaná que levantó al m.ar hasta la aliura de ocho varas, entrándose muy den– iro de la fierra, y que ésta Se abrió en diferentes par– tes y por las grietas salían torrentes de agua salada, calieníe y hedionda, negra co=o tinta; y que un ce– rro llamado "Cariaco", se abrió por la miíad de alío abajo, dejando una gran abertura. Pero 10 que hay más raro en estas explosiones es la que refiere el Sr. Humboldt sucedida en 1691, en que el volcán "Im_

barbura", que se estimaba estinguido, vomitó gran

can~dad de lodo podrido, y una abundancia incon–

c~blble de pescadiíos, corno los que vernos en los nos, los cuales, muertos y podridos, infestaron el ai–

re .y causaron calenturas pútridas. De estos casos se rbetieren muchos en las relaciones de volcanes y tem-lores, y conducen a probar que los volcanes tienen

s~ fragua en el mar, concepto que se evidencia prin– clpalmente por las piedras rodadas que arrojan, y son de fábrica marina. .

Lo dicho se ha traído para probar, que pues– ¡ob q~e los volcanes arrojan guijarros, y que estos se

,~ ncan en el suelo del mar, los volcanes tienen en e Su fragua. Con lo dicho queda sentada la primera

de las dos bases sobre que se funda esfa Memoria, que es la situación marítima de los volcanes, y si– gue la segunda.

Todos conocen los anteojos y saben que es un mueble de que los viejos y personas de vista cansa– da se sirven para suplir la que les falia. Se compo– nen de dos vidrios de figura ovalada como la pepita de melón, o redonda como una lenteja, y los vidrios tienen la configuración de ser más gruesas en el me– dio que en sus bordes, y en esto consiste todo el se– creía. Si uno de esios vidrios se espone recio al sol,

y debajo a corta distancia se coloca una yesca, mecha o carbón, al instante prende fuego y se enciende; si se pone pólvora es más instantáneo el encendimien– to. Muchas personas habrán hecho esta esperiencia, y los que no, podrán hacerla cuando gusten... A vista de ésto, los físicos, (que es gente curiosa y ene, miga de secretos, pues iodo lo quisieran averiguar y publicar) se dedicaron a hacer otras experiencias más en grande, con airas vidrios mayores que llamaron "lentes', por la figura de lenteja que tienen; pero lue– go pulsaron la dificuliad y excesivo costo que tendría hacer una siquiera de una vara de diámetro, pues los maestros de vidriera no tienen aparejo para cons– truir tan grandes lentes. Pero a principios del siglo pasado hubo un artífice sajón muy hábil que hizo una de poco más de vara de diámeíro que pesaba cincuenta libras, y se la presentó al duque de Or– leans, que entonces era regente de Francia en la me– nor edad de Luis XV. Con ella se hicieron esperien– cias muy curiosas que Se refieren en la historia de la academia, y en todos los rratados de física que hablan de la naturaleza de la luz, y de la refracción que pa– dece al enrrar y salir del cristal, de la agua, del aire, y de los oíros cuerpos transparentes. A las esperien– cias hechas sobre la "refracción" que hace la luz en su viaje, han puesto el nombre de "dióptrica" ... De las lentes pasaron a oira invención, que fue hacer espejos cóncavos de la figura de un vidrio. de re– lox, pero que tuviera lo azogado en la superficie curva,y la visía por dentro, y con ello se consigue lo mismo que con las lentes, pues reúnen los rayos del sol en un punto que llaman "foco", el cual dista ya más, ya menos según la curvatura de la lente o es– pejo; si la curvatura es mucha el foco cae más cer– ca; si poca, más lejos. Los efectos que se han experimeniado con estas lentes o espejos son ad· mirables. La madera verde o seca aunque se empape en agua, arde en un momento, el agua en un vaso hierve al insíante, los metales se funden y liqui. dan en menos de un minuto, el hierro, el oro, y has– ta la platina, el oro se convierte en vidrio; los la– drillos, piedras duras, pomes, talcos y oíras, al golpe se enrojecen y vitrifican; el diamante, si está al aire libre, eS quemado y destruído enteramente, redll– cido a nada corno se experimentó por la acade– mia de Florencia en 1694 a presencia del gran du- • que Cosme de Médicis que ministró muchos para qlle se quemasen. Qué pérdida tan loca I dirán algunos, por hacer una experiencia de física; pero la física in– cHa a estas locuras!). En vista de las esperiencías hechas con los vidrios ustorios, naturalmente ocurre la consideración de las que podrían hacerse con uno que fuese mayor, por ejemplo de cinco varaS de diá– metros. Con él se podría fundir la base del "Cerriío del Carmen" y volarlo como una paja. Y, si se pu– diela hacer uno del tamaño de la plaza mayor, de ciento y cincuenta varas de diámerro, ¿,qué potencia le calcularíamos? ¿,Y si fuera de quinientas varas? ¿,No podríamos creer que con él se secaría en un mo– mento la laguna de l\matitlán, reduciéndola a vapor, que después cayese reaucido a lluvia con que se inun– dase el pueblo entero? Y que se podría fundir el vol– cán de Agua, el de Pacaya y cualquiera otro? . Aho– ra digo yo: supongamos que esíe mundo en que es– tarnos fuese una bola de sola agua, sin nada de tie– rra ni continente, y que la bañase el sol, corno la baña, con sus rayos; esta suposición aunque arbitra– ria, no lo es tanio, que no haya ocurr-ido a algunos filósofos de la antigüedad. Hornero pensaba que el mundo había sido solo mar y nada más, y aunque

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