Page 85 - lista_historica_magistrados

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C. A. Recuerdo que en Junio, cuando e!'tába;<,os re– cién venidos de Amapala, creíamos, ~elor dlCho, t;<– níamos la mayor seg\1ridad que pasanamos est~ dla en León. Han transcurrido casi tres meses y no sahmos de Nacaome, sino es para regresar a Amapala.

Voy en la tarde a v<;r a Jere~ quien .~e cue:t ía

que Dn. Julián ha prometido no volver a vlsitarle Sln? se expli<lB francamente sobre las sospechas que manl– fiesta acerca de ciertos individuos. Cuenta también Jere,¡; que Dn. Pío y Selva trataron de seducir a Chá– ve,¡; asegurándole que Soto está de acuerdo con Guar– dia y Zaldivar en el pensamiento de.colocar a S~l"a ~n

la Presidencia de Nlcaragua: el mIsmo IgnaCIO Cha– ve,¡; ha contado esto a Jerez. La pob.reza de la Falanje ha llegado a su último exfrexno: nadie tiene un peso.

SEPTIEMBRE 16

A las seis de la tarde voy donde Jerez con quien converso largamente de matemáticas, de astronomía y del método en la enseñanza: a propósito de geoxne– tría me enseña a construir un cuadrado que es la xni– tad de otro cuadrado por un procedimiento que yo no conocía. Cada día me convenzo nlás y más que Jerez es uno de los hombres más instruídos de C. A.

Por la noche me cuenta SalaInanca que Dn. Ju– lián anda buscando prosélitos a Selva, pero que cuan– do le habló a Chávez sobre el particular, se llevó un gran chasco porque éste le contestó que no deoía con– tar con él.

SEPTIEMBRE 17

Desde muy temprano se asegura que Soto viene hoy, y todos los que fueron a encontrarlo el 14 vuelven a salir montados como a las 10 de la xnañana, pero regresan a las tres de la tarde con la noticia de que el Presidente no pudo salir de Anlapala por sentirse in– dispuesto.

Se reúnen en mi cuarto varios amigos y como se quejaran de que los gobiernos de C. A., nos han estado engañando, yo les digo que no tenemos razón para quejarnos de la conducta de esos gobiernos, que la causa de nuestra mala situación es la ineptitud de nuestros jefes, que el gran disparate de habernos ve– nido en Junio a esta ciudad en vez de invadir Nicara– gua, coxno yo quería, ha sido el origen de cuanto ha sucedido después, y por último que la imbecilidad y orgullo necio de Dn. Pío, unidos al candor y debilidad de Jerez, nos han perdido. Todos los que xne escu– chan manifiestan estar de acuerdo con mi modo de pensar, y acto continuo comienzan a discurrir sobre lo que deben hacer: unos hablan de volverse a sus casas exponiéndose a las venganzas de Chamorro, ofros quieren que vayaxnos los pocos que estamos a invadir Nicaragua, y todos convienen que es una vergüenza para nuestros caudillos lo que está pasando y que es preferible ir a Iuorir en la frontera a.ntes que presen– ciar aquí la disolución de la Fe¡}anje.

Hace diez días que no se paga s\1eldo a nadie, las vivanderas no llegan ya al Cabildo porque saben que solo que den sus víveres fiados podrán salir de ellos. Es hoy muy grande nuestro desaliento. Casi to~

dos culpan a Jerez y Dn. Pío que sin ningún funda– mento han estado aguardando fuerzas auxiliares que nadie ha ofrecido.

Don Manuel Ba1ladares pidió su baja y se la die– ron. Surgen mil proyectos, descabellados, por su atrevimiento, para invadir Nicaragua. Coxnpadezco a esta pobre gente que tanio ha sufrido.

SEPTIEMBRE 18

Se asegura que hoy viene Soio. Ya Streber, que le precede, llegó al Agua Caliente. Oesde. muy texnpra– no hay en mi cUarto una numerosa. tertulia que solo se

ocupa en discurrir sobre nuestra triste situación y en recordar todas las faltas que Jerez y Dn. Pío han co– xnefido. Mis palabras de ayer han tenido eco en el grueso de la Falanje, y él desaliento es más grande que nunca.

Balladares =e cuenta que Selva y Dn. Pío tuvie– ron anoche un fuerte altercado; que Selva dijo que él no quería ser Presidente sino volver a Nicaragua., y agregó que Dn. Pío tenía la culpa de que estuviéramos aquí por no haber resuelto la inv5.sión a principios de Junio.

Se quejó Selva de que Jerez ya no tiene confianza en él. Hay una gran efervescencia en la Falanje y creo

que también un comienzo de disolución. Si bien Je– rez sigue diciendo que irá a Nicaragua, aunque se¡;¡, con los pocos que hoy le acoxnpañan, casi nadie cree esto posible, porque, de los 500 rifles que vinieron de Guatemala, ya no hay en nuestro poder más dé 300, porque no tene=os uri centavo, ni contaInos con =ás bagajes que unas pocas bestias de propiedad particu– lar.

Me inforxnan que Soto trae los Rexningtons que dejarnos en Amapala, y son corno 200. Esperamos que a la venida del Presidente sabreInos definilivaro.ente cuál es nuestra sue;rie. Yo terno que dentro de dos o tres días estareInos disueltos.

A las dos de la tarde, mientras me encontraba jugando, me xnanda llamar Jerez para contarxna que habiéndole preguntado a Streber, que vino a las once junto con todo el séq\lito de Soto, si el Presidente traía nuestras armas, le contestó que no, que quizá por ol– vido las dejaría: que entonces dijo Jerez: "Talve;¡: el Señor Soto creyó xnás conveniente dejarlas en Anla– pala para trasladarlas de allí a Choluteca", y se des– pidió: que apenas se había alejado cuando Streber exclamó, en presencia de varios nicaragüenses: "Que ocurrencias las de este viejo".

A mi no me sorprende este relato porque hace días tengo la más profunda convicción de q1,1e el nue– vo Gobierno de Honduras y los horo.bres que le rodean, se oponen al movimiento sobre Nicaragua.

Convenimos en que esta tarde en cuanto venga Soto sabremos la verdad de todo. A las seis de la far– de vamos varios falanjinos en cuyo número están Je– rez, Pascualito, Salaxnanca y Balladares a esperar a Soto en la entrada del pueblo: como estábamos tan tristes me dice Jerez: "No Se olvide de pintar este cua– dro en sus memorias".

A las 6 ' /2 p.m., bajo una ligera lluvia entró el Pre– sidente. Vienen con él Dn. Francisco Castellón, que regresa de Costa Rica, y el Gral. José Bonilla que viene también de aquella República.

Me cuenta Pepe Saborío que viene en la coxnifiva. de Soto, que Barrios ha chocado con su ministro Sa– mayoa, y que éste ha salido del ministerio, que for– Inan el nuevO Ga.binete Godoy, Dardón y Salazar, pe– ro que esta última noticia necesita confirmación.

Tanto Soto como su Ministro General Ramón Ro– sa xne instan para que me vaya con ellos mañana a Tegucigalpa, y coro.o yo dijera que no podía abando– nar así no mas a. mis amigos, me contestó Soto: "AY qué piensa usted seguir en esta xnonserga?". Estas pa– labras me revelan que no se piensa en nosotros.

Soto se muestra muy disgustado de la caída de Samayoa. Aunque Guardia había ofrecido xnand~r

diez xnil pesos a Soto y siete mil a la Falanle, Dn. Francisco Castellón no trajo más que cinco mil para repartirse entre nosotros y el Gobierno de Hondu– ras. Arias me acaba de desengañar diciéndome que por ahora sólo preocupa a este Gobierno la mala in– teligencia que hay enfre Barrios y za.ldivar a quien piensan quitar, que lo mejor que puedo hacer es irn\e

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