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" ...un matrimonio ejemplar, como nacido del amor". Sentados: Doña Carmela Chamono de Cuadra y su esposo Don Pedro Rafael Cuadra. De pie: Don Pedro

Joaquín Cuadra Chamorro y Doctor don Joaquín Cuadra Zavala.

su poslclon económica. Su esposo era :también miembro de ofra familia igualmenfe promi– nente, con las mismas caracferísticas sociales, económicas y políticas, por lo que al efecfuarse el enlace del señor Cuadra coh la señorita Cha– morro pareció más bien que .fuera un mafri– monio de conveniencia política y no nacido de las fravesuras de Cupido

l sin embargo, con el tiempo se vió que políticamente no dió el re– slilfado que muchos se esperaban, pero sí fUe un mafrimonio ejernplar, corno nacido del arnor.

Cuando vino la época de las persecucio– nes, confiscaciones de propiedades y mulfas forzosas, doña Carrnela Chamarra de Cuadra tuvo una figuración brillanfe, porque su espo– so, anfes de dejarse capturar, se oculfó, dando ocasión con esto para que el Gobierno pusiera riguro¡;o sitio a la casa de la familia. La seño– ra Charnorro de Cuadra sufrió hurnerosos días, sin alimento alguno, y siempre que la autori– dad le exigía la enfrega de SU rnarido, lo ne– gaba con actitud desafianfe y respondía con altivez a las preguntas de los esbirros del Go– bierno.

Esa era la señora de carácter de acero to– ledano, pudiera yo decir, a la que ocurrí para pedirle, por medio del mismo enviado que mandé donde don Salvador Jiménez, que a su vez me enviara un cornisionado a la hacienda "Cufirre" donde yo me había trasladado. Pe-

ro había sucedido que mi rnensaje anferior al señor Jirnénez, fue comunicado al doctor Juan José Marlínez para que ésfe buscara una solu– ción o resolviera lo que convendría ante mi solicifud, y lo que se resolvió fue poner sobre aviso a fodas las familias donde se creía que podrían llegar espías de Zelaya, con iguales o parecidos mensajes, para que no fueran a caer en una frampa. Por eso, cuando mi comisio– nado llegó donde la señora Chamarra de Cua– dra ya enconfró a ésfa prevenida por el doc. tor Marlínez, de que llegaría un individuo co– rno enviado de Emiliano Chamarra, péro que efec±ivarnente era espía de Zelaya y que había que fener cuidado con él y no darle conVersa– ción, corno en efecto lo hizo doña Carrnela. El c0n1.isionado fuvo que regresarse, llegando su– rnarnenie asusiado por el recibirnienfo hosiil y declarándorne con energía que no volvería a desernpeñar esfa rnisión rnía. Ante esfa nega– tiva y la dificu1±ad que se rne presentaba para identificarme anfe esas personas que se nega– ban a oír explicaciones, y para convencerlas de la verdad de que realmente me encontraba yo allí, llegado de Cosfa Rica, no ví ofra solu– ción que la de ir personalmente a la ciudad de gaba con actifud desafiante y respondía con conocido por alguna autoridad-, para tratar directarnenfe con ellas.

Emprendí viaje a eso de las cuafro y me– dia de la tarde y un poquito más allá de "Tai-

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