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menz6 a dar sus órdenes para que se bajaran las lanchas y a suplicar a los pasajeros .<1ue ±U~

vieran calma y esperaran la desocupaclon que comenzaría inmediaíamente.

Mieníras íanío, las bombas de achicar se ponían en, funci6n, haciél':dose todo,con pronti– iud incJ;"elble. Los pasaJeros iraiabamos de avisiar ra co~lÍa, aun en medio de la oscuridad de la noche considerando la posibilidad de lle– gar a ella ~l nado. Quizás después de m~s, de una hora de achicar y de que el barco bnn.ca– ba ya entre las rocas, el Capitán, más iranqui– lo noS explicaba que ese barco esiaba cons–

ir~ído confonne a las técnicas modernas, es decir, en compartimientos independientes los unos de los oíros, y que el "Banda" íenía seis, de los cuales s610 dos se hallal;lan haci~ndo

agua, por lo que las bom.bas ~uccionadoras po– dían poner a flote la nave mlentras llegaba la m.area alfa a libertarla del corral de piedras en que estaba aprisionado, com.o ~feC±ivam.ente

sucedi6 a las seis de la Inañana, hora en que continuamos el viaje, aunque lentamente, has– fa llegar a Puntarenas. "Qué alegre es rena– cer", decíamos todos después de semejante percance.

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En Puntarenas nos dedicam.os a visitar a los nicaragüenses emigrados y residentes. Des– pués de esiar varios días en este pintoresco y arenoSO puedo, pasam.os a San José, Capital de la República de Costa Rica, que en ese en– tonces estaba gobernada por el Presidente don Rafael Iglesias, hombre de grandes energías y

de fuerte voluntad, que contaba' con numero– sos amigos, no sólo entre sus partidarios sino tam.bién en la oposici6n, por. las refonnas oportunas económ.icas que estaba introducien-do en su país. .

El Presidente Iglesias no simpatizaba con la DiC±adura de José Santos Zelaya en Nicara– gua, por lo que nos fue fácil el acercarnos a él

y obtener su promesa de ayuda para promover un movimiento seJ;"io paJ;"a derl;"ocarla.

En la emigración de Nicaragua se encon– traban varios elementos de impodancia, que antes que nosotros fuéramos expulsados de nuestra Patria, habían esiado tl;"abajando allá de acuerdo con nosotros en Nicaragua, pero al llegar a I;"eunirnos con ellos, corno era natu– I;"al, cam.bi6 la dirección de los problem.as po– IHicos y revolucionarios. AparEmtemenfe, 1:\u– bo confonnidad en iodos, pero la realidad erl;l disfin:l:a. El grupo encabezado por don Manuel Calder6n y su herm.ano Pedro continuó con S'llS ;ll;"abajos subterráneos, ocul±ándosenos, a fin de

que el pueblo conservador no se diera cuenta de que no trabajábamos de común acuerdo. No se descubrió tal tram.a sino hasta el 17 de

s~ptfeInbre de 1897, día en que fracasó el mo– V1Inlento genel;"al que ellos habían dado orden de verificar aquí, en Nicaragua.

En tal fecha, el asalto de varias plazas de– partamentales por el Partido ConseJ;"Vador fue ordenado, habiendo sido iomada solamente la

Doctor don Adán Cárdenas, Ex-Presidente de la República, Jefe del Partido Conservador. "...EI doctor Cárdenas fue uno dé los hombres más sobl'esalientes del país ..."

plaza de Jinofepe por el general Antonio Re– yes. La de Granada fue atacada, acto que llevó a efecto un grupo de conservadore!>, pero el ataque fue rechazado. En la plaza de Mana– gua; que no fue atacada, se reuni6 un buen número de conservadores para reforzar a los de Jinofepe y hacer fuerte el m.ovirnienio en aquella ciudad, pero habiendo marchado allá la encontraron desocupada, disponiendo en– ionces iodos emigrar a Costa Rica con el doc– ior don Adán Cárdenas, Jefe entonces del Par– ±ido Conservador.

Cuando los Calder6n tuvieron conocimien– fo del fracaso en Nicaragua, y que el arma– mento que habían enviado a las costas del Pa– cífico para ser empuñado por la Revolución estaba a punfo de perderse, dispusieron poner al corriente de iodo a don Alejandro Chamo– rto, quien inmediatamente dió sus órdenes pari:l. que fueran a encontrar a "La Cruz" al daC±or Cárdenas y demás compañeros, y ±am– pién mandó a recibir dichas armas a un punto de la costa dél mar. Se dieron, pues, todos los pasos necesario!:! para salvar del fracaso dicho movim.iento, mas ya era farde. porque al co– nOcer la salida de Nicaragua del doctor don Adán Cárdenas, casi todo el conservafismo de este país emigr6 en masa para Costa Rica.

He hecho mención del doctor don Adán Cárdenas y no quiero pasar adelante sin de– dicarle un . recuerdo. El doctor Cárdenas fue

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