Page 43 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

u~ m0'1 curcible a' corto o largo plazo, o si es una en– fermedad que no tiene remedio y que impone la ne– cesidad de un cambio o transformación del Poder Ju– dicial en Nicaragua. El otro aspecto es el ~e prede– cir cuáles serían los modos o sistemas apropiados pa– ro mejorar o erradicar semejante mal.

, Para quienes vivimos en Nicaragua es de sobr?

~abido por qué razón ha degenerado nuestra Admi– nistración de Justicia hasta llegar al punto de que al Rresente todos sentimos cual mas, cual menos, 'temor Cle acercarnos a un Juzgado o a una Corte. Ese te– mor es de consecuencias desastrosas para el país en general; quienes vivimos aquí, preferimos la pérdida de nuestros haberes antes que poner nuestro caso en manos de la Justicia actual nicaragüense. El extran– jero que llega, al saber cómo funcionan nuestros jue– ces se retira alarmado y borra de su mente todo pen– sa';'iento de radicarse en Nicaragua o de hqcer aquí una inversión, ya que estando. tan mala la J~sticia,

no siente que haya poder que le pueda garantizar su capital o su inversión. Las transacciones se hacen en forma usuraria, porque todos tienen temor de verse en litigios que les ocasionan gastos ingentes y gran incertidumbre, pues vencen los malos, pierden los dé– biles y triunfa quien tenga más poder, más influen– cia o más entroques. El público sabe esto, y de allí que la falta de justicia, sea el cimiento más sólido del desconcierto económico y financiero de todo el país. Algo que debe ser muy claramente dicho y man– tenido es que ese estado de descomposición y más bien de degeneración de la Administración de Justi– cia, no es fruto de las leyes, ni de los Códigos, sino que obedece a que 103 hombres encargados de élla, no han sabido comprender que su misión, es muy no– ble y muy elevada, y que en realidad de verdad todo el orden y toda la grandeza o prosperidad que pu– diera tener Nicaragua dependen de la dignidad y honestidad con que se administre la Justicia. La fa– milia se siente respaldada por el buen Juez; el pro– pietario sabe que su propiedad no podrá ser violada cuando hay un Juez que protege 'el orden legal: el hombre de campo, el obrero y aún el más pequeño de los ciudadanos, debe tener seguridad de que el Juez vela por sus derechos y de que cada vez que se acer– que a un Tribunal, se le hará justicia en la medida que la tenga. Debería saber que al llegar al estrado de un Juez no hay amigos, ni enemigos, no hay odio ni simpatía, sino sólo igualdad y respeta al derecho. La Justicia ha perdido al día de hoy su rango en Ni– caragua, porque los Jueces han dado entrada a la simpatía, a la antipatía, a la amistad, al compañe– rismo, al partidarismo, o a la buena o mala voluntad. Esencialmente pues, el malestar de la Administración de Justicia en Nicaragua obedece única y exclusiva– mente a la mala calidad de los hombres que sirven como jueces.

Llegado a esta conclusión cabe preguntar, por ,qué motivo han desaparecido aquellos jueces rectos y probos, de la segunda y tercera década de este si– glo? Ese malestar de los hombres de la justicia de hoy, es un malestar propio de sólo ellos, o es un ma– lestar que afecta a todos los nicaragüenses? Si exa-

minamOs este prqblema desde el punta' de Yistb de

la mayor o menor instrucción de los individuos, pue– de llegar a aceptarse que paralelamente con el vio~

lento impulso de la humanidad hacia la conquista de campos que ayer eran enteramente desconocidos, la instrucción del nicaragüense de hoy, es en términos generales mayor que lo que era hace cincuenta añ6s Si se refiere a comodidades físicas o materiales, tam– bién puede aceptarse que el nicaragüense de ahora, tenga mucho más confort que el ,de que disponía hace cincuenta años, pero si examinamos al nicaragüense de estos días en relación con su educación moral, en– tonces encontraremos grandísimas diferencias, que en este caso son de notoria inferioridad.

Nadie puede poner a duda de que la conducta de los hombres es una consecuencia ineludible del ti– po de educación que se haya recibido en los años de juventud, Cuando en esa educación se ha dado pre– eminencia a los principios morples y religiosos, el hombre, salvo necesariamente las excepciones hu– manas, seguirá un camino ajustado a la rígida con– ducta de un hombre honesto Pero si esa educación no ha dado preeminencia a los principios morales y religiosos, como sucede con el laicismo, entonces el hombre no tiene ningún freno moral y fácilmente cae en el abuso, en la violencia o en la deshonesti– dad. Creo firmemente que la enfermedad que ha producido la caída de la Administración de Justicia en Nicaragua es la falta de base moral y de princi– pios religiosos en la educación de quienes han veni– do a ser jueces. Naturalmente esto también tiene sus. excepciones humanas.

Desde este punto de vista, la corrección del pa– decimiento de que venimos hablando sólo puede en– contrarse esencialmente a distancia, modificando des– de ahora las bases de la enseñanza. Naturalmente, si en las escuelas de Leyes se impusiera una norma de estricta moralidad y si se enseñara moral judicial y profesional, o si se enseñara lógica, ayudaría a mo– dificar esa situación Esta conclusión parecería infun– dir desaliento, porque conduce como de la mano, a creer que tendríamos que esperar veinte y cinco o cincuenta años para que haya jóvenes prepqrados en debida forma que puedan ser bLlenos jueces., En cier– to modo eso es verdad, pero mientras tanto, pueden adoptarse algunas reglas o medidas, talvez senciHas, pero que serían de grandísima eficiencia. Veamos esas reglas.

La primera sería dar independencia a la Corte Suprema de Justicia, para que fuera ella misma quien nombre a los Jueces y pueda removerlos tan pronto como haya una sola queja justificada. Actualmen– te es una honra para un Juez decir que tiene una, dos o tres docena:; de quejas Conozco un taso en don– de un Magistrado me dijo que cierto Juez teníeiel título de Campeón de las quejas. Llevaba ciento se· senta y ocho, todas justificadas menos tres Sin em· bargo nunca fue ni siquiera amonestado porque era activo partiqario.

En ocasiones anteriores he propuesto que así co– mo traen jueces para base-baH, expertos en finanzas, en agricultura, comercio, etc., que así también traje-

-27-

Page 43 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »