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EL NUEVO CONSERVATISMO y LA

REVOLUCION SOCIAL CRISTIANA REYNALDO. ANTONIO TEFJlL

Los precursores del movimiento social cristiano fueron intelectuales conservadores Así tenemos en– tre otros en la Europa del siglo XIX a De Mun, a René de lo Tour du Pín y 01 obispb barón Keteler. Luego vino León XIII a echar las bases definitivas que fueron desarrolladas después por Pío XI y Pío XII, y por una legión de filósofos, sociólogos, políticos y eco– nomistas cristianos.

Esta fuerte corriente social cristiana o demócra– ta cristiana dio lugar a un renacimiento conservador que se conoce como el "Nuevo Conservatismo ll

.

Res– ponde a la propia esencia del conservatismo, ya que este no constituye un dogma cerrado ideológico como el marxismo o como el liberalismo, sino que es un es– tilo peculiar de política que se desarrolla en /0 histo– ria con modalidades difl'!rentes de acuerdo con las realidades cambiantes. Así el Conservatismo de los 30 añ~s practicó un republicanismo patriarcal que co– rrespondía a las realidades sociológicas de su época. De ahí su acierto y plena operancia histórica

Se ha dicho que el conservatismo corresponde en la política a lo clásico en las artes. El arte que no es funcional, es decir que no corresponde a la sensi– bilidad, necesidades, costumbres y manera de ser de su época, -y que por lo tanto se limita a copiar lo pasado- es un arte mediocre y decadente. En cam– bio el que responde a su tiempo pe,rdura, y cuando su tiempo pasa, queda con un sello indeleble de pe– rennidad Por eso todo clásico fue en su tiempo inno– vador, revolucionario. Pero revolucionario conserva– dor. Es decir que su innovación quedaba sutilmente ligada a todo oquello de bueno y bello que había de conservarse. Porque para emprender el vuelo de la aventura espiritual es necesario primero enraizarse fuertemente a la tierra yola tradición; asirse duro a la realidad, para luego lanzarse a la gran aventuro del espíritu.

Tenemos así que el Conservatismo no es una ideología cerrada, sino un estilo de política, una ac– titud frente a la vida, una mentalidad, uno manera de' ser, de existir. Y no se ES ni se EXISTE de la mis– ma manera en 1860 que en 1960. En 1860 era ne– cesario en Nicaragua un republicanismo patriarcal. En 1960 es necesario -para poder SER o EXISTIR en poHtica- un republicanismo SOCIAL. Y en nuestro caso, en, el 'caso conservador, que por su propia esen– cia es cristiano, es natural e imprescindible un repu– blicanismo social cristiano, cuya función es ra instau– ración de lo DEMOCRACIA CRISTIANA¡ en contra– posición con la Democracia Liberal y la seudo demo– cracia comunista.

Correspondiendo a esa vivencia de lo social de nuestro tiempo, surgió en Europo y Sur América el Nuevo Conservatismo¡ francamente diferenciado de

la antigua modalidad patriarcal. Este movimiento ha tomado mayor fuerza en el período posterior a la úl– tima Guerra Mundial, revistiéndose de diferentes

nombres. Si en Inglaterra donde yo existía una for–

midable y brillante tradición conservadora encarnó en el antiguo Partido Conservador vivificándolo y reno– vándolo, en el Continente tomó distintos trajes. Así en Alemania se llamó Unión Democrática Cristiana. En Italia Partido Demócrata Cristiano. En Bélgica Partido Social Cristiano. En Suiza Partido Conserva– dor Social Cristiano. En Austria Partido Popular So– cial Cristiano d:Y así en cada país, de acuerdo con su propia idiosincracia, en frascos diversos pero con esencias similares. Finalmente en Francia, después de un largo período de anarquía, encarnó conforme al propio genio latino francés en un gran Iíder, en Char– les DeGaulle.

Es interesante observar que tanto el comunismo como el socialismo marxista han sido totalmente de– rrotados por el Nuevo Conservatismo en Europa oc– cidental En Inglaterra el Partido l-aborista¡ movi– miento formidablemente organizado, decano de los partidos socialistas del mundo} ha sido vencido con– secutivamente por el Partido Conservador. El impac– to del Nuevo Canservatismo ha sida tal, que el La– borismo estó" sometiéndose a un revisionismo que no solamente desecha todo vestigio marxista sino que también piensa seriamente en cambiarle el nombre para borrar todo sabor clasista. Algo similar sucede en Alemania, por no mencionar otros países, donde fa Democracia Cristiana ha permanecido invicta fren– te al Partido Social Demócrata (sociali:;ta)¡ obligando a este último también a una severa política revisionista hasta el punto de haber dejado ya de ser un partido marxista.

Otro aspecto digno de destacarse es el gran auge económico que el Nuevo Conservatismo ho tmído o los países europeos, al aplicar el principio conservo– dar de lo empresa libre con obligaciones sociales. O sea la armonización de la propiedad privada con la justicia social, de la libertad personal con el bien co– mún. En Alemania Occidental se han realizado gran– des reformas econól1') ico-sociales¡ -participación de los obreros en las L¡tilidades, consejos de empresas, etc-, al mismo tiempo que se ha conservado en su esencia el principio de Id propiedad privada y de la iniciativa particular.

Una característica fundamentar del Conservatis– mo, que permanec.e dinámica en su nueva modalidad, es el ser la politica del sentido común, y por lo tanto de hombres prácticos. Por eso el conservatismo rea– lizo lo que de realizable y humano contienen la ¡ded liberol y soc;ialisto, y que los idéolagos Ijberales y so– ciqlistas pr~dican y-no cumplen. Ya es c1ási~o el c~-

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