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HIMNO
DE LA LIBERTAD
'II:RRIl I1MMJlNUIlL
Oh memoria de los muerlos exhalada de la tierra, Luz que subías del silencio del suelo
Tú misma desfalleces, y en el pasado se pierden las pisadas, El,hombre en el ocaso de las naciones está solo.
Los tiranos Han dominado hasta los montes úlfimos de la historia
y teprimido el pulso de los ríos bajo su peso: Sus gigantes estatuas desafían a la noche gigante, Sobre su frente luce la enseña del inforlunio Cuyo reflejo engaña la miseria de los hombres. Porque un frío negror irradia de ella, y en la sangre Enciende los ardores sin nombre de las tinieblas.
Cu~do la liberlad aquí sucumbe, arriba el cielo =uere. Pero =ientras los dioses hacen sus muecas en la noche
y la maldad deforma de odio las caras
(El cuerpo a cuerpo en la negrura es sin misericordia, La sangre deja el olor inexfinguible del infierno 1, Tú subes al nadir del mundo inversa y desnuda
y he aquí que en nuestra noche todavl.a médita La música de tus astros bienaventurados,
He aquí que nuestra sangre se conmueve de nostalgia Como si tu dulzura le fuera revelada,
En la cima de su encarniza=iento por conocerse En lo más cruel de su furor contra sí misma: ES: lejos en el secreto murmullo de una fuente,
Es un reInordimiento más Inurmurante que los bosques, Es' una luz nacida de lo más íntiIno de las Gosas Soraa, pero trastorna al universo
y hace la noche más frenética y más absurdl?, En su furia contra el sencillo día de Dios. A la serenidad de tu firmamento inierior
Todo responde, desde los árboles in1ll6viles en oración, Hasta las casas conte1llplativas y las 1ll0ntañas.
Este aire natal de la oración no es más que Canto desnudo, Paisaje inagotable y pacificador del .alIna, Armonía del árbol al ri!1llo claro del horizonte
y Inaravillosa hu=i1dad de la visión.
Te~dido en la presencia orante yo soy libre
y verlical me cubro con el humus de los muerlos. Soy amado de Dios.
".' ,. La oblación de 1T\Ís manos renegridas, Es el 1llundo por mí viviente y libre todavía,
Es~ 1llundo que Dios mt;l ha dado para que viva en él. Este mundo sin figura y sin voz del que yo soy Rostro y canto futuro porque soy libre,
y nada rompe la mirada transfiguradora de mis ojos. Vosotros no podéis apresar la visión,
Vosotros no podéis impedir ser libre al árbol: Las caras de vuestras vícfi1llas las habéis visto En, la trágica y cruda gloria de la torlura
Como un estigma imborrable en el corazón de Dios? Su muerle mis1lla es otra vez la liberlad de Dios,
El grito de eternidad lanzado por la vida contra el hombre, La audaz crucifixión hecha a los cuatro vientos,
La sentencia' de Inuerle que liberla al hombre de sí misIno Po, un perdón 1llás aplastante que su pecado.
Oh hermanos míos, en las prisiones vosotros sois libres, Libres los ojos queInados, los mieInbros aherrojados, La cara agujereada, los labios mutilados. Sois esos árboles violentos y torlurados Que crecen más pujantes porque los podan
y por todo el país del huxnano destino
Vuestra mirada de hombres veraces no fiene límite, Vuestro silencio es la terrible paz del éter.
Por encima de los tiranos enrollados en su mufisIno Está la nave de silencio de vuestras manos, Por encima del orden despreciable de los tiranos Está el orden de las nubes y de los vastos cielos, Está la respiración de los montes azulísimos, Está la lejanía libre de la plegaria,
Est(¡.n las amplias frentes que jamás se doblegan, Est(¡.n los astros en la libertad de su esencia, Están las cosechas in1llensas del mañana
y eXiste en los tiranos una fatal angustia Que es la temible liberlad de Dios.
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