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Hace más o menos treinta y dos años, falle– ció en la ciudad de Gra– nada, doña Mercedes Po· la, cuando frisaba poco más o menos una avan– zada edad de 96 años. Era abuela materna del eminente médico fran– cisco Salvador Mongalo. Esta señora se dedicó la mayor parte de su vida

e la enseñanza de las primeras letras y algunos oficios de costuras y bordados. Su escuelita era mixta y regi– da bajo una extricta disciplina, siendo su magisterio una respetada austeridad. Para los muchachos, no era la maitrita, sino doña temor. Quizás exagero. Quizás en aquellos años la muchachada era moralmente más de– primida. Pero la verdad que ella ejercía un régimen que cualquiera academia militar envidiaría. Esta señora po– seía además, conocimientos en leyendas y curididades de nuestro suelo nicaragüense. Por ella se supo el ori· gen posible del nombre folklórico de la menstruaci6n. sabiéndose por casualidad, cuando hace algunos años, otra señora amiga mía, desenmadejó el significado vul– gar a que aludimos, oído por labios de Ma-Mercedes co,

da en que pensar; todavía, el supersticionismo indica que mediante un eclipse, el "toque" de algunos rayos trae alteraciones o mutaciones somáticas, con mayor afi. nidad en las mujeres embarazadas, cuyas consecuencias recaen en el niño por nacer. , Un eclipse de sol no es tan temerario como un eclip– se de luna. Un renegado viejo, famoso castrador de to– ros comentaba que la luna es más fuerte y como toda hembra, en ella hay malicia, poder, intriga y viol~ncia.

Es un astro estéril que no hace 'más que violentar y ata– ca como hembra contra hembra a las mujeres panzonas. Una vieja cocinera de una casa-hacienda en cierto lugar del departamento de Rivas, rumoraba que duran– te un eclisi de luna, no salían las ceguas y las lechuzas se esconden.

He aquí las expre.siones del pu~blo con respecto a un eclipse:

"Compagrito, que no salga la comagre porque la luna está enferma, hay un eclisi".

. "Mujer, escóndete para que no te agarre el eclisi y el niño te va a salir comido de luna".

Este niño nació manchado por un eclisi de sol". "Malogré un niño porque me agarró un eclisi". "Cuando hay un eclisi, los hechizos se paran y no pegan".

Por último, un poeta descalzo decía: "hasta los ani– males sienten el eclipse, se entristecen, se conmueven y se lamentan". . Aquí, nos limitamos al pensamiento o a la expre. sión vulgar, para qué opinar sobre la creencia de la ac, ción malévola de un eclipse, ni mucho menos dar la ex– plicación científica o cosmográfica de un eclipse cual– quiera.

Dormisión quiere decir dormidera. Si el individuo guarda cama y mucho duerme, tiene la dor– misión de la calentu– ra.

Si el individuo ambula, se observa enfermizo y mal hu–

morado, padecerá de tiricia y se puede gravar.

Si el individuo presenta más o menos un aspecto sano, será calificado como un trasnochador, páiaro de nocturnas travesuras, un haragá n.

Un eclisi (un eclipse solar o lunar), siempre daba en que pensar a nuestros aborígenes; unos aseguraban que un eclipse cuando se estaba verificando, no era mas que el llanto de unos dioses; para otros, la transi– ción de Un eclipse era el cambio de posición de los dio· ses; y para otros, el arreglo del tiempo para coordinar las estaciones. En nuestra época, un eclipse que se es·

Palabras que la usan en los lugares montañosos, en las aldeas rodeadas de "empalizadas" y en las hacien. das. Ya la usan poco.

Dormir descobijado, es el hecho p'0r el cual, al. su– jeto le agrada dormir así, o se descoblla durante eL sue– ño de la noche o duerme bajo una inclemente interpe– rie. Lo atriibuyen a varias causas, por lo que de éstas, salen los términos siguientes: "Se lo hartan los zancu– dos". ';Se lo hartan los jelepates". "Le chupa algún murciélago". "Por el yelo del sereno".

El sujeto es un anémico y perezoso, además, se duerme con facilidad durante el día.

Realmente puede ser un individuo palúdico, para· si'tado, trasnochador, etc.

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