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« Previous Page Table of Contents Next Page »::io Chávez, hijo del "PrÍlner Ciudadano" que así llarilábarnos al padre de él don Ignacio ::hávez, en quien el Dodor Robedo S~casa
depositó el rnando por el tiernpo que esflI?ula La Constifución, para poder lanzar su candlda– tura legal a la Presidencia. A esa arnistad de Colegio se debe que el día en que Matagalpa iba a proclarnar el desconocÍlniento del Go– bierno de Zelaya y a crearse el Gobierno de la Revolución de León, rne visifara el referido jo– ven Chávez para decirrne: "Vengo a visitarte de parte de las fuerzas del Departarnento del Norie al rnando del Gral. Fernando María Ri–
va~ para insinuarte que inrnediatarnente sal– gas para Granada junto con Ernesto Berrnú– dez, pues de no hacerlo así, serán hechos prisioneros". Puse lo anterior en conocirniento del señor Berm.údez y decidirnos salir de Ma– tagalpa aproxilnadarnente a las nueve de la rnañana, hora en que la llarnada "generala" se oí en las calles de la ciudad. El rnisrno se– ñor Chávez nos ayudó a. preparar las bestias a fin de que no perdiérarnos tiernpo, corno efec– tivarnente lo hicÍlnos, carninando día y noche para llegar el siguiente día a Granada. Digno de anotar es que esa noche cuando cruzába– rnos "La Cuesta del Coyol", pensé que si ~lgún
día tenía o se rne ofrecía la posibilidad de ha– cerlo, cornpondría dicha cuesta. Dios rne per– rnitió curnplir con esa prornesa íntirna. pues al llegar yo a la Presidencia de la República
(1916-1920) Y hacer la carretera de Carazo hasta Matagalpa, hice que cruzaran por la cuesta el carnino que acerca los deparfarnentos del Norte con los del interior.
Ya puestos en Granada rne infOrIné que la guerra había estallado en todo el país y que algunos departamentos se habían pronunciado a favor del Gobierno de la Revolución de León que aparenternente era fuede y que el Partido Conservador, había ofrecido su apoyo al Gral. Zelaya. Casi forzado el conservatisrno grana– dino a tomar esa acfifud por la que ya se había resuelio el conservatismo de Managua, el que obrando independientemente, puede decirse, ofreció su apoyo a Zelaya, sin consultar con los correligionarios de Oriente. Por eso vernos ya tornando parie en los combates de Nagaro– te a los principales jefes milifares managüen– ses del Conservatismo, entre ellos al valiente y muy querido Jefe Gral. Ignacio Paiz. Al eilte– rarm.e de la situación, sin vacilar me fuí a Ma– nagua a incorporarme a las fuerzas del Gral. José María Cuarezma, que salía para la zona de Matagalpa. Este Gral. me dió muy buena acogida y me nombró su Ayudan±e, en cuya calidad peleé en el combate de Ciudad Daría. Las fuerzas de Cuarezma que salieron de Ma– nagua se juntaron con las de Chon±ales co– mandadas por el Gral. Vásquez en el punto llamado "LAS TETILLAS", continuando su mar– cha hasta Darío. Es lás±Ílna que no pueda precisar las fl;lchas en que ocurrieron estos su– cesos, peJ:"O recuerdo bien que el día antes de la batalla de Ciudad Darío, llegarnos a un lu-
gar que se llama "Pasle", a eso de las dos o tres de la tarde. Estábamos descargando el tren de guerra cuando nos aiacaron sorpresivamen– te y aunque observamos que los atacantes no eran numerosos, el hecho de haber sido com– pletarnente de sorpresa el ataque, nos descon– certó rnucho, y desde entonces torné expe– riencia de lo mucho que se puede obtener de un ataque al enemigo, sórpresivamente. Si en ese rnomento el Coronel Paulino Mon±enegro, que fue el Jefe atacante hubiera insistido en el ataque, es posible que nos hubiera quitado el tren de guerra, pero felizmente para nos– otros el tiroteo se extinguió y la calma se res– tableció en nuestras filas. El siguiente día muy temprano salieron las fuerzas del Gral. Vás– quez y de Juan Estrada a ocupar unas aliuras que dominan Ciudad Darío. Una de esas altu– ras lleva el nombre de "Mombachifo", donde se colocó la mejor pieza de artillería. Hecha esta operación,,,,dejando en su puesto de com– bate dicha pieza. me retiré de esa ala, que po– deInos llamar "ala izquierda" para ir a acom– pañar al Coronel Castilla que rnarchaba sobre el camino real, es decir el centro, hasta colo– carnos en lugar apropiado para iniciar el combate inmediatamente que recibiéramos la orden de hacerlo. Por el otro lado I derecha 1 el Gral. Cachirulo con lo mejor del ejércifo de Managua habría que salir detrás del Cemente– rio de la ciudad. Cruzando unos potreros que había de por medio fue sorprendido y atacado fuerternente. Al iniciarse el combate, en esta ala, el Gral. Cuarezma dió sus órdenes para que tanto Vásquez como Castilla, hostigaran al enemigo por sus respec:l:ivos frente!'i, A me– dida que el día avanzaba, el fragor de las fuer– zas de Cachirulo y las que defenc;lían la Ciu– dad, se hacía más intenso y parecía que se alejaba del lugar de iniciación. Inciertos co– mo estábamos del resuliado de este combate, nle fuí en busca de ver con quien comunicar– me para saber lo que pasaba, no encontré él–
nadie, solo las huellas donde habian estado pe– leando y corno se hacía tarde regresé al Cam– pamento General de Pasle, donde se encontra– ba el GraL Cuarezma, Jefe de todas las fuer– zas. Poco después de mi llegada. empezamos a recibir iropas que decían llegaba,n derroia– das y que pertenecían -según ellos- éf las fuerzas del Gral. Cachirulo y que a éste lé ha– bían matado un hijo, por lo cual el GraL venía con su cadáver. Efectivamente, momentos después teníamos aquí al Gral. Cachirulo con dicho cadáver y bastantes soldados que ha– bían abandonado la lucha desorganizadamen– te. Con los datos que el Gral. Cachirulo dió al Gral. Cuarezma, éste redac:l:ó un mensaje para el Comandante General, que era el Presidente, dándole cuenta de lo ocurrido y declarándole que la batalla se había perdido y que iba a dar sus instrucciones en ese momento para le– vantar el carnpo y ocupar alguna posición más ventajosa un poco más atrás de donde nos en– contrábamos. En ese momento le pedí permi..
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