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« Previous Page Table of Contents Next Page »pendía de la soluci6n constante de todos estos proble– m.as.· El Movim.iento obrero alem.án ha prescindido por lo tanto -tal vez defi:nitivam.ente- del antiguo anti-capitalismo radical, esforzándose por el contrario en obtener del capitalismo, el máximo de ventajas para el obrero, mediante presiones políticas y econó– micas. Y mientras tanto, trafa de obtener en la indus– tria alemana la categoría de insfituci6n indispensable.
EL MOVIMIENTO OBRERO BRITANICO
En la segunda mitad del siglo XIX el movim.ienio obrero organizado en Inglaterra se debió a expertos artesanos. Esios artesanos habian heredado en no pe– queño grado, la iradici6n de las sociedades de soco– rros mútuos y del conirol colec!ivo de sus oportunida– des económicas, de las viejas asociaciones de jorna– leros, algunas de las cuales habían sido fundadas en el siglo XVII al originarse la ruptura de ia armonía de las clases en los gremios.
Durante los segundos 25 años del siglo XIX estos aríesanos habían aprendido la inutilidad de un ata– que desordenado contra la ciudadela del capitalism.o. Estos artesanos, gracias a un largo adiestramiento dE! sus propias organizaciones, ya habían superado por completo cualquier tendencia a aceptar corno di– nero contanie y sonante, las monedas milenarias de un Rob'erlo Owen o un Fearbus O'Connor. "De allí que comprendiera la necesidad de ajustar sus manifesta– ciones, su manera de obrar y sus peticiones, a las na– fas dominantes de la vida Inglesa, incluso el escoger sus armas entre el arsenal intelectual de las clases do– minantes, si querían elevarse en la escala de la influencia social. Ellos significó claramente, el aban– dono a su destino de la gran Inasa de los no especia– lizados, para concentrar las fuerzas que habrían de proporcionar a sus organizaciones, una mayor estabi– lidad interna y una situación reconocida en la indus– tria y ante la ley. Este fue, dicho en otra forma, el programa del nuevo modelo unionista nacido a me– diados del siglo.
En resumen, la meta del unionismo conservador Inglés era un igualitarismo legal, político, econ6Inico
y social. Un ideal enteramente pragmático para ele– var a la clase trabajadora corno clase y al trabajador corno individuo. De manera bastante característica confiaba más en una situaci6n mejorada de las Trade Unions, en la enmienda derivada de la legislaci6n criminal y en el reconocimiento por los patronos, que en la preparación para la lucha, aunque no descuida– ra esta última. Solicitó la abolición de todas las limi– faciones legales y políticas que pesaban sobre los irabajadores; la aprobación de las leyes denegaioriaB de franquicia política para su clase, la supresión de los derechos desproporcionados de los patronos bajo la ley de amo y siervo y su irresponsabilidad por per– Juicios bajo la doctrina de la servidumbre, la anula– ción de la jurisdicción sUInaria de los magistrados con su invariable prejuicio contra los trabajadores en asun– tos de salarios; y la modifícación de la anfidemocrá– :!:ica maquinaria judicial y administrativa del Estado. A su modo de ver, estas cuesiiones constifuían tlna aportación d~ vital importancia pEira una defini– #va igualdad de clases. Ahora bien, iodo esto podría
~er el resultado de unas Trade Unions estl¡lbles, las
cuales habrían de prevenir las fluqt1,.laéiones y las pér7 didas de afiliados· medianfe un racional sistema de socorros por enfermedad, accid~nte, jubilacic$n y fahe" cimiento, pagadero13 con los fondos de resel va proce– dentes de elevadas cuotas semanales, esto, junto con los subsidios de huelga y paros pagados durante con. siderables pet'Íodos de iiempo, haría posible ~í soste" nimiento de una remuneración adecuada a la presfa-ción de servicio. . La teoría de salario de esie unionismo, esiaba basada en la ley de la oferlay la demanda. Los sala" rios se elevarían cuando el sindicato controlara y 1-i"
mitara la oferla de trabajo y p~r tanio regularizase ~l
aprendizaje, la emigración y Susp19ndiese las horas ex· traordinarias. .
Con fodo, una vez que el ambicioso programa de legislación fue conseguido, todo el mec1;\nismo dé aquel aparaio de relojería pareció desmoronarse. En el decenio de 1875 a 1885 los Congresos de las Trade Unions solo conservaban una parle muy pequeña del grandioso programa de los 60 al 80. Estos Congresos se negaron ~(ampliar su programa. Tampoco se con– movieron al comienzo, por nuevo fennento del socia. lismo y del desasosiego reinante entre sus propios afiliados.
El control de las uniones term.inó por desplazarse a líderes como John Burns, Ben Tillt y Tom Mann, representantes del nuevo unionisIno y quienes ataca– ron a los viejos dirigenfes, no porque se negasen a aceptar al socialismo, sino porque descuidaban apro– vechar las oporlunid,ades para que los obreros pudie– ran elevarse dentro de la estrucfura social existente. Así, la dirección del Movimiento Obrero, pásó a estos vencedores, a raíz de la célebre huelga de cargadores de m.uelles de 1889 y no porque fuesen socialistas sino porque defendieron sus reinvidicaciones en calidad de unionistas agresivos.
Es cierto que la nueva orientación empleaba un compás socialista y hablaba un lenguaje socialista, pero lo que pas6 desapercibido fue el hecho de que el socialisIno podía ejercer sobre las masas una mayor influenza en el nuevo sentido, solamente porque lle– gaba a ellas connecfada orgánicamente con l.a reli– gión. Una conversión al socialismo tan sInplio y de última hora, hubiera sido ipiInaginable, si no se h'-l" biera dado la circunstancia de que el nuevo orde'n social viniera presentado como la única expresión práctica de los principios cristianos y por dirigentes que en su mayor paríe eran profundamente religiosos y ante una clase de trabajsdores, cuya cievoqi6n por su Iglesia tal vez igualaba, e indudableInenfe ha!:>ían antecedido a la devoción por la Unión.
Sin embargo al desviar el movimiento obrero ha– cia la legislación y la política, el nuevo unionismo abrió nuevamenie las puertas a los intelectuales. El nuevo fermento que vino en el "Nuevo unionis– mo" y el Partido Laborista Independienfe de Reir Hardie en la última década del siglo, había de espe– rar el revoluc;ionario ~p.llo de Taff Vale de ¡, 9,91 !,mtes c;ie que tOcla el Mqvimien*o. 9Qrero l>~ m9~tra:r_a dis– PU€!StO El. c:les€!mp~eñp.r reah:nen~e la parl;~ ~~~qB.ir1E'!ntal
que le co.r,respondía en el lluevo prograIna .ci~ "'acción política i~dependiente medianfe su pr.opio piirtido po– lítico. .Estf3 apareció· primeramente bajo la form·a de "Un Comité R~pre!!en~i;lfivo del Trabaje;>" no~b:rado
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