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los obreros en io g~neral, obligados a irabajar ~ometi­

dos a un capitalismo, que por estar en lo~ p~me~os

momentos de su existencia todavía no habla sldo ln– ducido a tener fe por la fuerza de la Léy O por con– vencimiento propi6, en la posibilidad de otorgar alias alaiios. aira influencia ~por lo menos en su aspedo

~sicolÓ9ico- fue la lucha mantenida por el sindica-lismo para poder sobrev~vir. ,

Por eso, la falfa de clases dirigentes, dotadas de talento político, con un efectivo deseo de poder, la ausencia de clase media, la posición del campesino que estaba destinado a alinears~ c~nira el orden es– tablecido y finalmente la proscnpClon legal y la des– iruccié?n de toda clase de sindicatos, fuerán factores básic6's que conir;ibuyeron a dar a la filosofía y los programas de los partidos. revolucionarios, un ~?so. y una };>otencia. exiraordi~ana una. vez que el e)erJ:;ito dejó de obedecer al anflguo Goblerno.

EL MOVIMIENTO OBRERO EN ALEMANIA

La situación en Alemania del movimiento obrero fue muy distinta. Mientras en Rusia el facial' Estado era todo, en la Alemania xnoderna el factor polüico de la moharquía era en gran medida una pantalla, tra!o de la cual una clase de indusirialistas poderosa, pletó. rica 4e confianza en ella :misma, iba levantando el edificio de su propia fuerza. Por eso, una vez que el derrumbamiento militar en los campos de batalla pro– vocó la. sentencia de muerte de la Monarquía, apare– ció en su lugar una clase industrial apoyada por unos aliados dignos de confianza: la nobleza rural, la clase media y los propietarios ca:mpesinos, conscientes de sus propias fuerzas, campeones del establecimiento de un nuevo orden económico.

Ahora bien, si la única característica de la revo– lución alemana hubiera sido la fuerza de resistencia y la habilidad esiratégica demosiradas por el capitalis– :mo, su significado para el in-tTestigador social no hu– biera sido ni muy valioso, ni único. Lo que airae la atención en él caso de Alexnania es la claridad sin parangón con que las tendencias del Trabajo en una avanl1¡ada fase del capitalismo, vinieron a iluminar las vicisitudes de su Movimiento Obrero. Estas ten– dencias se manifestaron cuando los obreros dejaron esiar expuestos a los desenfrenados ataques de un ca– pitaÜsIno primítivo y pujante, pero entonces había enconirado ya un refugio en el sindicalismo.

Sin embargo, el factor m&s importante que causó la exirema diferencia de caminos enfie la revolución rusa y la alemana, radica en las condiciones de sus respectivos c;:ampésinos. El destino había sido com– placiente con el ca:mpesino ale:mán. Se había eman– cipado más de medio siglo antes que el ruso y no se habia visto obligado como éste, a continuar consfre– ñido a un régimen comunal. Pudo convertirse en pro– pietario individual, lo que le sirvió de incentivo para iInplanlar perfeccionamientos y irabajar con mayor eficie;Déia,. que ili se hubiera iratado de un simple usuft'hctuario. A diferencia del campesino ruso, él no

t~níe., nada que ganar y sí :mucho que perder con una

l~m~léza a fondo de los illulos de propiedad, por con– Blguleñtei arrojó todo su peso en la escala social del conservadurísIno, del lado de los propietarios. y a su lado fueron el pequeño campesino, en párte indepen-

dienfe y en parte asalariado, e incluso todo el prole– tariado rural.

Por otra parle, el pueblo irabajador alemán ya había cambiado mucho desde los días de Federico el Grande, para conServar un sentimiento de humilde gratitud por la benevolencia de sus superiores. Lle– vaba ya bastante tiempo sometido a la a<;ción del Inol– de reformador de un sindicalismo estabilizado y en pleno funcionamiento, era un proletariado consciente de la lucha de clases y dotado de unos dirigenfes in– telectuales de alia calidad. A este período pertenece la figura de Fernando Llissalle. El espíritu que inyectó este notable líder obrero puede resumirse en párrafo de la carla abierta al Comité General relativa a la convocatoria de un Congreso General de Trabajadores Alemanes en, Leipzig de mayo de 1863: "Las clases trabajadoras deben constituir de por sí un partido polHico individual, cuyo principal objetivo sea el su– fragio universal directo. Solamente a iravés de una representación en los cuerpos legislidivos aleInanes, podrá la clase obrera ponerse en condiciones de satis– facer sus legüimos intereses polüicos. Los obreros de– ben comenzar a actuar enseguida, de una manera pacífica y legal, por todos los procedimientos existen. tes dentro de la leyes en vigor, en pro del sufragio". Sin embargo, poco a poco, el poder del movi– miento obrero fue desplazándose de las manos de los intelectuales revolucionarios, para localizarse en la di– ligencia sindical. Este desplazamiento hizo crisis en el Congreso de los sindicatos celebrados en Co.lonia en

1904. Una resolución tomada en esa reunión dice así, "El Congreso rechaza de plano cualquier intento defi– nido para determinar las tácticas obreras por medio de la propaganda a favor de la acción polüica de las masas. Todos los trabajadores sindicados están en la obligación de luchar contra ella con todas sus fuerzas. Además, el Congreso rechaza incluso diScutir la huele ga general, tal corrio la recomiendan los anarquistas y airas individuos desconocedores de la lucha éconómi~

ca, los irabajadores quedan seriamente advertidos. de que no deben permitir de que tales ideas les distrai– gan de su labor cotidiana de fortalecer sus organiza– ciones". Sin embargo, por muy peligrosas que fueran las pruebas que el futuro pudiera reservar al Movi– miento laboral alemán, su experiencia -tanto en el pasado como en los últimos años- les había adies– trado para enfrentarse con ellas adecuadamente. De su pasado revolucionario, el Movimiento obrero ale– mán heredó- un sentimiento de solidaridad amplio y categórico. Carlos Legien aconsejaba continuamente a

los dirigentes que conceniraran sus fuerzas en mejorar los grupos menos hábiles, puesto que el nivel de los expertos se elevaba automáticamente. Ahora bien, el rnoviIniento obrero alemán había aprendido asimismo que su c;aptlal espiritual -especialmente la disposi– ción indtvidual a sacrificarse por los demás y por la causa común- no debería ser malgastado en la per. secución de objetivos irreales e inaccesibles, por ml.\– cho que tales objetivos atrajeran la imaginl:ición ro– mántica. El sindicalismo alemán abarcaba toda la indusiria alemana, sus problemas de dirección así co– mo los del :mercado, bajo la competencia internacio. nal más dura ql1e la historia conociera. También sa– bian perfectamente los sindicatos alemanes, que la elevacióri del nivel de vida del trabajador alemári de~

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