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« Previous Page Table of Contents Next Page »la Presidencia de la República, Presidencia he– redada de su padre, para llegar a una deduc– ci6n tajante. Basta con sali>er de donde viene y para donde va. Y con esta perspectiva, con este planteamiento nuevo, se llega fácilmente a la conclusión de que el actual régimen de Gobierno es peor todavía que el de la Dictadu– ra de Somoza padre.
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No cabe duda de que dentro de la rnanera de ser conservadora repugna la violelicia como sistema de gobierno, lo cual significa que el Partido Conservador, por esencia, es intrínse– camen±e "civilista" (:todos sabernos el signi– ficado de esta expresi6n).
Pero esta postura conservadora solo puede darse y manifestarse, desarrollarse y ponerse en práctica, cuando todas las instituciones del Es±ado están dentro del orden. Cuando en la República todo está en su lugar, el Partido Conservador taInbién está en su normalidad.
Pero cuando las otras instituciones del Estado están fuera de su lugar, por la natura– leza misma del desorden. el Partido Conserva– dor se pone en una situación de crisis,"fuera de su normalidad; y aC±uando dentro de los cá– nones conservadores, se aparta de todo "civi– lismo", que en ese caso significa inercia o suicidio. Este es y este ha sido el sistema del Partido Conservador. El Pariido Conservador solo ha recurrido a la vioiencia, como excep– ci6n de su regla, para restablecer el orden a1ferado, para restiiuir la normalidad de toda la República primero y después del Partido mismo.
Por eso es que se equivocan ro±undamen– fe, no en la ideología conservadora, pero sí en la oportunidad o la inoportunidad de su ope– rancia, en el recio :tiempo de su aplicación, los que quieren invocar a todo trance y en todo momento y circunstancia el civismo conser– vador. El civismo conservador se da aún cuando el Partido Conservador se encuentre fuera del Gobierno, pero a condici6n de que el Partido Liberal en el poder funcione dentro de la DeInocracia. Pero cuando el Partido Liberal en el ¡joder machaca la DeInocracia y se convierte en una Dictadura, poniendo en peligro la República, no es hora para el Parti– do Conservador de esiarse quieto, normal y
actual dentro de su civismo. Es como si per– maneciera sentado en el momento de un :l:e– rreIno:l:o. Es entonces cuando debe ponerse en una situación de emergencia, de excepci6n. No puede haber ae:titud de tolerancia, no puede haber coexistencia pacífica entre un régimen de gobierno antidemocráfico y el Partido Con– servador.
, La prueba más palmaria de que el "civilis– mo" no es la vía eficaz para la res±auraci6n de la Democracia la :l:uvimos a la mueríe del Ge– neral SOInoza, porque mediante procedimiento "civilista" se instaurá la Dinas:l:ía. en lugar de
la soluci6n democrática. Uno de los argumen– .tos valederos del "civilismo" es que todo fiene su término y hay que esperar pacien:l:ernente la llegada del fin, pero esie razonamiento falló a la mueríe del General SOInoza, y falla tam– bién ahora, en la actualidad, donde no se ve lontananza en el panorama polífico de los Somoza, sin solución de continuidad.
Es:l:a doctrina conservadora tiene su base en la 16gica. Pues no es posible suponer que para curar los Inales de una Dic:l:adura, que está en su extremismo de peligro, ,vayaInOs a usar los méiodos que el Pariido Conservador iiene reservados solamente para cuando esiá en reposo de salud toda: la República.
Si estamos creyendo que por simples elec–
c,~nes van a dejar el poder los Somoza, ya podemos esperar no solamenie 1963, sino 1973 y 1983, generaci6n iras generaci6n. Con "fau– rnenios" no se puede curar un cáncer. Y :l:am– poco debernos tener confianza en la cortina de humo de los "observadores" electorales, que no es más que una farsa para encubrir y bo– nificar el fraude que ya nos están preparando. Esta "observaci6n" electoral, tal COlTIO la plan– tea don Luis Somoza, no es eficaz
I y los funcio– narios internacionales lo que van a venir a hacer es -como su nombre lo indica- a ob~
servar lo que les presen:l:e el Gobiernó, no a vi– gilar, que eS muy diferente; y por ende, a pro– nunciar veredicto a favor del oficialismo a la visia de papeles y números prefabricados. Pa– ra eso, sería mejor para la Oposici6n, y para lá Democracia. que no vengan del iodo.
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Otro de los errores en que podemos éaer fácilmenie es el pensar que la soluci6n de los ac:l:uales problemas políticos de Nicaragua la debemos esperar confiadamente en el desarro– llo de los nuevos Organismos Internacionales que rigen en América Latina, vale decir en las Naciones Unidas IONU), en la Organización de Estados Americanos (OEA) y en la Organiza– ci6n de Esiados Centro-AInericanos (ODECA). Fácilmente podemos acostumbrarnos a pensar que la atmósfera general que priva en el Con– tinente Americano, por solidaridad continen– tal, nos va a venir a dar, al fin y al. cabo, el desenlace de nuestros problemas politicos en Nicaragua.
Los que piensan de esta manera descono– cen el funcionamiento interno de estos Orga– nismos Internacionales, en los cuales no tienen ninguna ingerencia ni participaci6n las Opo– siciones a los Gobiernos, por más democráticas que éstas sean, porque estos Organismos son esencialmente "gubernamen±ales" y sus 6,9±ivi– dades funcionan solamente a base de gobier– nos estableciéios. Los únicos sujetos de estos Organismos InternEicionales son los Gobiernos mismos.
Solamente cuando una ip.s±iiuci6n guber– namental acusa ó se queja dé ofta instituci6n
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