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« Previous Page Table of Contents Next Page »con gran acierlo que "el mecanlClsmo del siglo XVII pretendió encontrar las leyes definitivas de la autono– Inía del universo en sí y el siglo XVIII erigió al "filósofo" en sucesor y destructor del "teólogo". Pero esto no fue Inás que en un cOInienzo. La Filosofía, -COInO actividad pura de la razón-, trató, en verdad, de tOInar para sí ese lugar que la teología tenía en la Edad Media, COInO ciencia SUIna. Mas los Inismos pos– tulados creados por la filosofía racionalista dieron lugar al surgiInierito del "científico puro y absoluto", qUe disputó con energía el lugar que se había con– ferido antes al filósofo.
El reventar de toda esta agitación Inoderna está e1[presado por una Universidad: la Universidad ale– Inana de Halle. "Halle, -dice Paulsen-, es la pri– mera universidad realInente Inoderna. El iluIninisInO, y el pietismo, el racionalismo filosófico, político y fi– nalmente también teológico, partieron de Halle en su victoriosa Inarcha a través de Alemania".
La forma con que la Universidad expresa en nuestros pueblos el drama de nuestro tiempo no es posible relacionarla a determinadas centros de estu– dios, sino más bien a los criterios o sistemas genera– les p'e los varios grupos universitarios. Aparecen así en priIner térInino las Universidades francesas bajo el signo general de "la ilustración". "La universalidad de las investigaciones, -dice el Profesor Miguel Amado-, ha de ser el aporte de Fr~ncia ... ". El "ilustrado" es un tipo culfural en el que Francia trata de rehacer esa unidad que se siente perder a medida que desaparece el teólogo. Pero todos sus es– fuerzos son en vano. El gran Inovimiento desarrollado por el humanismo renacentista, para sustraer a todas las ciencias del dominio de la teología, Inarcaba, de por sí, todo un peligroso sentido de desintegración de nuestra Culfura. Cada actividad, al sentirse libre, pre-
tendería un lugar de preeminencia. En vano también Italia trata de aseniar en el prestigio del "Profesor" el prestigio mismo de la Culfura. El proceso desin– tegrador estaba desencadenado y en Alemania, al principio de la "libertad de enseñanza" y de la "li–
bertad de filosofar", pro,plaInado por la Universidad de Halle, seguía un nuevo reclamo: el de la ciencia por la ciencia misma. Cada disciplina exigía plena autonoInía. El cientificiSIno puro y extremado estaba llevando, de la antigua integración de las ciencias, a un nuevo y peligroso concepto de - "especialización", que no era más que un síntoma de algo que se agita– ba Inás hondo, en la propia entraña de nuesJ:ra Cul– tura.
No sabernos hasta dónde puedan representar en estos momentos las Universidades norteaInericana5, en su extremado sentido de la especialidad, esa crisis dé desintegración que sufre nuestra cultura. Nos re– ferimos, desde luego, a ese extremo peligroso de la especialización en que se pierde, casi por completo, la visi6n deJ. todo. Incluso del propio conjunto de la Inisma ciencia del especialista. La verdad es que quie– nes Inás direC±aInente han continuado y seguido el criterio científico alemán han sido las universidades norteamericanas. Quien conozca el sisteIna universita– rio norteamericano y también el aleInán, concluye que en ningún país corno en los Estados Unidos, -dice el Redor Buffler de la Universidad de Columbia-, se ha
iInitado tanto a la universidad germánica".
Mas acertada parece ser, en cierta forma, la orien– tación tornada por las universidades inglesas. En In– glaterra la Universidad busca, por sobre todo, la iníe– gración moral, la configuración de buenas costuInbres en el estudiante. En ellas se expresa el "gentleman", y el genfleInan es la úlfima expresión del caballero medioeval.
TERCERA PARTE
EL SIGNiFICADO DE LA UNIVERSIDAD HISPANICA
El signo da la Universidad Hispánic:a
Frente a todo esto ~qué significa la Universidad hispánica? He aquí la interrogación que nos hicimos al principio. Para contestarla creemos que basta con afirmar: La Universidad hispánica simboliza la fide– lidad a los principios básicos y fundaInentales de Eu– ropa. La fidelidad a ese espíritu de síntesis y de crea– ción, por el cual llegó a producirse nuestra Culfura Occidental-Cristiana. En una palabra, su signo es el de la lealfad española a la Europa tradicional y cris– tiana.
España es la nación de Europa en que Inás per– dura el espíritu, genuino y auténtico, de la Edad Me– dia. Quizás se deba en gran parte a la larga guerra de la Reconquista. El ideal caballeresco, en que re– funde la Edad Media el sentido heroico y guerrero de los pueblos germánicos y las virludes cristianas, -,-y que Se afirIna y desarrolla con las Cruzadas-, vive con mayor intensidad y por más tiel"Tlpo en España
qu~ en el resto de Europa, porque en España la Cru– zada es taInbién guerra de independencia. Es por esto q\le, si bien en toda Europa toma vida y expre– sión ei Caballero Cristiano, nadie mejor que España lo encarna y lo realiza en el tipo del "hidalgo", cuya
característica esencial es la leaitad. "Hay virtudes y
rasgos morales, -dice García Valdecasas-, que apa– recen indestruC±ibleInente COInO propios del hidalgc o como propios del español. De Inodo especial ocu rre eso con la lealtad... ".
La Universidad hispánica sabe afirmar, hasta le Inás hondo, ese sentido de lealtad. No por simpl€ sistema de enseñanza, sino por algo mucho más esen cial, la Universidad de Salamanca se caracteriza po', la conservación en ella Inisma de la Teología com< ciencia integradora del saber. Esto, que le fue tal duramente censurado por la Europa renacentista, hi venido a confirmarse en el tiempo como una de ia: actitudes Inás positivamente creadoras. El pensamien to español tomó en esta actitud ese sentido de "uni versalidad" con que se caracteriza en la Historia ' que nadie mejor que el gran Nebrija, -alumno' profesor de la Universidad de Salamanca-, signific
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en el Prólogo de su Gramática. Recordemos COInO 1/ GraInática Española nació con Nebrija, no para con firInar al español COInO idioma parlicular de una na ción, sino COInO el idiOIna universal para la convel sión de los infieles al Cristianismo. La preocupació¡ teológica ponía en el pensaIniento hispánico una prec
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