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« Previous Page Table of Contents Next Page »éste salio de generaciones es el distinguir en sus rumbos 10 que admite transformaci6n, 10 que puede cambiarse, lo que debe modificarse, lo que evoluciona, por un lado
l y por el otro las cifras permanentes, los ideales fijos respec– to de los cuales el conservaiismo no puede admitir desvío porque en ellos se finca su in– timidad con la Naci6n.
Pero la Naci6n también sufre cambios conmovida por impulsos venidos del exterior o surgidos en el interior, y recogidos por el Estado que la dirige por períodos, a veces de progreso, a veces de reiroceso, en el sentido de su culiura. Un Padido para aciuar con éxito debe despejar su mente para percibir con cla– ridad las líneas del cuadro trazado por esos vaivenes nacionales, y operar decididamente en pro del bien público.
Las reflexiones mías al presenciar la an– siedad conservadora ante la contradicci6n de los términos Renovaci6n y Permanencia en éste tiempo de aguda crisis, me han parecido que pudieran interesar como pensamiento brotado en una generación batalladora que cierra su capítulo. La nofícia de que aparece– rá una revista literaria, seria, orientadora e ilustradora, y el ofrecimiento de sUlll cohimnas que finamente me ha hecho su Director don Joaquín Zavala Urtecho, me han animado a escribirlas para provocar la discuci6n del te– ma, siempre animado, de la vieja y la nueva polifica.
Pero antes quiero fijar 10 que pal"a mí significa un Padido político. Cuál es el valor de esa cifra fan apasionante de la política modema. Cuál es su oficio por desempeñar y el beneficio probable que de su existencia puede derivar la Nación.
Los Partidos son instrumentos esencialea del sistema de la democracia represenfativa, que se. vale de- e~los para recoger las vibracio– nes de la opini6n pública. En rigor el vocablo no admite el número singular, porque una opinión pública sana y verídica es forzosa– mente refraciaria a la unanimidad~ que suele significar ciego sometimiento al criterio ajeno.
En el ejercicio de la democracia salia el conflicto entre sus dos elementos esenCliales, el orden y la libertad. La ciudadanía se divide por la preferencia que otorga al uno o al afro de esos términos de gobierno. Esa ha sido en la historia Republicana la pdmera línea divi– sora entre dos grandes tendencias polificas. Pero la exageración en el sostenimiento del orden muchas veces termina en tiranía;. y la soliura de una libertad desordenada es fatal– mente demag6giéa. La hábil y difícil combi– nación de esos dos términos és lo que ha de constifuir el criferio conservador.
Pero algunos, por la misma hondura de la divergencia de eSos términos exageran el valor de un Partido definiéndolo como un or– ganismo cabal, de existencia propia, e indepen– diente. Sobre esa interpretación han obrado
los que confunden la dimensióp. del Pattido con la de la Nación y obran cpmo inevitable, consecuenCia en sentido totalitario y dictato– rial.
P9r otra parle ha y otros que debiliían en exceso el significado del Partido como una una, agrupación de ciudadanos organizados cón ,el fin transitorio de expresar la opinión pública en cuanto a la designación de los al– tos funcionarios del Estado. Es una misión puramÉmte electoral y termina· al cerrarse ·los comicios.
Efi él pensarniento conservador, que ha predominado en las grandes democracias, es el Padido un órgano de la Nación para pércí– bir ~l palpitar de las opiniones respecto a.
las orientaciones de ella misma dentro de la civi– lización a que pertenece. Como no puede ha– ber uniformidad de los criterios para percibir las señales que han de decidir la orientación nacional, se impone la pluralidad de los Par– !idos en la acfividad popular, y proyeci¡:ldos en el Estado en virtud de la democracia re– presentativa.
Deníro de ese ctiterio, los Partidos en la Historia Universal han sido una unidad de va– lor y fisonomía propia, que cumple sus fun– ciones en extraña combinación de contradic– ciones con otras unidades, que teniendo la misma finalidad del bien público, discrepan en los medios que deben usarse para conse– guirlo. De como Se ha creado en Nicaragua la cifra histórica del conservatismo en un siglo, enfre ardieníes agitaciones política.s; de su si· tuación actual, de las posibilidades de gobier– no que lE3 puede ofrecer a la joven Directiva la compleja situación nacional; serún los Íema~
de dos o tres capítulos, en que expondré parE Zavála Urlecho mis meditaciones de éSÍa re ferencia. .
y para peneÍrar en la materia, he tomade como una instrucci6n ocasional, la regocida er dos texíos, producidos por dos meníalidade: conservadoras nicaragüenses, 'que no hán iras pasado íodavía la úl±ima frontera de la juven tud. Uno de ellos son las cpnferencias qUI
dictó en Madrid don José Coronel Ur1echc sobre "EL HOMBRE AMERICANO Y SUS PRO BLEMAS". De la claridad de su prosa y de II
hondura de sus observaciones he recogido 11
calidad del material humano de nuestra· Fa íria.
Es el otro documento un folleto sobre "E"
PENSAMIENTO CONSERVADOR EN LOS ESTA DOS UNIDOS", publicado por el doctor RafaE Paniagua Rivas. En él he encontrado defin' ciones y direcciones para apreciar el ambient propicio al conservatismo en la actualidad d este continente.
y cierro esía Iníroducci6n, permifiénde me con impertinencia de viejo, aconsejar a le jóvenes Directores del Padido el estudio d esos dos irabajos, buenos en el orden liferari
y en el político.
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