Page 65 - RC_1969_01_N100

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la poseSlOn de aquella Isla Yo no quielo dech que ellos estuvieran en un CllOl' al reclama! la dicha isla,

-la handel ti. iUÉ:lesa fué plantada en ella de una ma–

nela muy sumada- ni que estuviesen equivocados al hacel uso de los únicos mediQs a su alcance para co– llespondcl 10 que creían una injulia, pelo como In_ glatella todavía no le había declarado la gue11'a a la China, podía ser temelalio para los Estados de San Salvador y de los Altos el velse envueltos en hostilida_ des con aquel podel siempre creciente; pelo ningún

fOl mal 1 cclamo se hizo nunca, ni negociación alguna iué Plopuesta, y al publicalse dicho üatado, Mr Chat– ficId, Cónsul Genclal Bütánico, considelándolo hres_ PCtUOS0 e iniurioso pala su gobierno, diligió una no– ta al Vice-pI csídentc, pidiéndole que le contestara ca_ tególicamenic "si existía o no el gobierno fedcla!" (plccisamente lo que yo estaba ansioso de saber), de cuya nota no obtuvo contestación Más tal de Ml Chatfield visitó Nicalagua, y el gobielno de aquel Es_ tado le envió una comunicación pidiéndole que intel_ viniera en el a11 eglo de las dificultades ent! e los Es– tados de San Salvadol y Honduras, entonces en gue_ 11'a Y que por mediación de la 1 cina de Inglatell a se gar'antizase el cumplimiento de cualquiei' hatada que dichos Estados lleval an a cabo 1)/l1' Chatfield, en su lespuesta se lefhió a la calta que había dhigido al Vice-Plesidcnte, y hl:lbló del gobierno como d~1 "as! llamado gohielno fedelal" La cOlrespondencla fue publicada:>y aCl ecentó la exaspel ación en conb a de Mr Cha\.field y de todos los extranjelos en general; fue_ Ion denunciados como instigadores y apOyadOl es de la levolución sus del echos y plivilegios como residentes fue] on dis~utiuos y por último se habló de la injusti_ cia con que gozaban de la plotección del gobierno, puesto que no cúntlibuían a su sostenimientol El :.:e– sultado fué que al velificarse un nuevo empl ésbto fOlZOSO fuerc.n incluidos todos ellos con la Olden pe_ 1 entoli~ de que, si al ser requelÍdos rehusaban el pa– go deberían salir del país en el télmino de ocho días Lo's extlanjelos estaban violentamente exaspelados Dos o tres de ellos, que necesitaban licencia antes de salir y que se llamaban a sí mismos "máltires", ame_ nazaban con la venganza de sus gobiernos y hablaban de la llegada dp un barco de guelra inglés Mr ~i1_

gOUl, súbdito blitánico, se negó a pagat; las autorIda– des tenían la orden de dalle su pasapolte para que sa– liela del país Don Pedlo Neglete, como vice-cónsul de Flancia y Encmgado del de Inglatelra protestó La l($pUesta del Vice_Presidente (en pm te demasiado velÍdica), fué la que hansclibo enseguida con sus pro– pias palabl as pOl contener los fundamentos de la ley y manifestm los sentimientos que pI evalecían en la época: "Los exhanjelos en estos países bálbmos, co– mo ellos los llaman, no deben esperar la protección de sus propiedades si no ayudan al gobierno pal a ello Nosobos somos pobres y si en alguna de las convulsio– lles tan fl ecuentes en países que hasta ahora comien– zan su carlera política, los extranjelos suflen példi_ das inmediatamente recunen a sus gobielnos para

qU~ la nación en que vienen a especular, no sin cono– cimiento de tales riesgos, les pague el doble o triple de lo que han peldido Esto es injusto desde todo punto de vísta, puesto que ellos no quieren ayudar en lo más mínimo al gobielno en SUs más urgentes necesidades ¿Qué debe éste hacer entonces? Decirles "Márchense de aquÍ, que yo no puedo asegurar sus plopiedades; o pléstenme cierta suma de dinero pala que yo sea ca– paz de asegmarlas" PQl oha pmte, si acontece que un pal Lido poderoso, o facción como se le llama, ple_ valece y cae solJl e sus plopiedades, lo mismo que sobre las de los hijos del país y sobre las lentas públicas, ellos se quejan a su nación, esta bloquea nuestlOs puer– tos, y hace que nuesh o pobre país les pague el mil por ciento"

MI' Mercel comelciante fumcés, estaba ausente cuando el empléstito, y don Pedlo Negrete ela su apo– del ado y encalgado de sus negocios y se negó a pagal El gobielno insistió pero don Ped10 se mantuvo filme

Le enviaron soldados a su casa y él dijo que enal bolada la bandera flancesa El Jefe del Estado declaró que la mandalÍa bajar y Oldenó que don Pedio quedala preso en su plopia casa, se le sepal Ó de su familia y sus alimentos se le pasaban por medio de un soldado, hasta que un amigo pagó pOI él Don Pedlo sostenía que la majestad de Francia había sido violada en su pelsona; el gobkrno le lespondió que el procedimiento había sido en contla de él pelsona1mentc como agente de Metcer y no en su calácter de cónsul francés; pelO lo ciel to del caso fué qne, cónsul o agente, el pobre don Pedro fué quien soportó el golpe, y como todo esto ha– bia sucedido dos días antes de nuestl a llegada, don Pedlo todavía estaba en cama a consecuencia de los disgustos qUE' le habían dado Todo esto nos lo 1 efi_ rió, con muchos detalles más, un hijo de don Ped1'o para eXCUSal la ausencia de su padle y como una ex– plicación de los desvaríos que oíamos en el cual to ve– cino

Por la tarde fuí a visital al Vice_Pwsidente Gl an_ des cambios habían tenido lugal desde que le vi en Zonzonate: las tropas del gobielno fedelal habían sido derlotadas en Hondmas, Callela había tomado la plaza de Quezaltenango, gualneciéndola con sus plopios sol– dados; destl uyendo s-e. existencia como un Estado sepa_ rado y anexándolo a Guatemala San Salvador queda– ha solo en a'Joyo del gobierno federal Pero el señOl Vigil estaba prepalado pala cualquier emelgencia Le acompañaban el Jefe del Estado, un mulato de ague– llida lJresencia, y ohos oficiales del gobielno Ellos sabían que las tl opas de Hondm as marchaban contl a la ciudad, tenían razones para suponer que se unilían a las de Nicc'.lagua, pero no desmayaban, al contralio, todos manifestaban una lesolución y enelgía que yo no había visto al1tes El General Mm azán, decían, es– taba en marcha SObl e Guatemala Cansado como es– taba de la guella el pueblo de San Salvador, decía el señor Vigil, sin embargo, se había levantado con nue_ vo entusiasmo Los voluntarios aparecían POl todas partes con la firme 1esolución de sostener a toda costa la fedel ación o morir bajo las 1uinas de San Sal_ vador Esta fué la vez plimera que me sentí conta– giado de entusi:o'smo En todas las revueltas anterio_

1 es presenciadas por mí, no había notado ningún ras– go de heloísmo ni amor ardiente 1101 la patria Cada uno luchaba en su provecho y pala su plopio bienes_ tar; y muchas veces, mientras viajaba pOI tan hermo– so país y veía todo lo que la Providencia había hecho por sus habitantes, y cuán ingratos eran ellos, pensaba que lo mejol que podía suceder era que les pasala lo de los gatos de Kilkenny Eran las palablas más alti– vas l.1ue yo había escuchado hasta entonces, cuando los Jefes de un solo Estado, teniendo a sus puel tas un ejér– cito invasor y con sus pI opios soldados ausentes dellu_ gal, manifestalon sin embargo, la inflexible lesolución de defender la federación o mOlir bajo las lltinas de la capital Pero no perdían la esperanza en la Repú_ blica las hopas hondureñas serían lepelidas en San Vicente y el Genelal MOlazán tomalía Guatemala Se hablaba de todos los pelsonajes de la levolución con palabl as que el an de sumo intel és Pal a mí, pues su– ponía que en ellas se tl atalÍa de asuntos de vida o muetíe pala ellos Yo no quise complOmeter a ningu– no de ellos diciendo 10 que hubiera podido decir, por– que todos SE' cncuenhan expatliados y bajo pena de muede si leglesan No oí que se explesaran en el fe~

lOZ y sanguinalio espÍliiu que más talde supe en Gua– temala que ]('s imputaban, pel u sí manifestaron gran

1 encor hacia algunos caballeros a quienes cousidelo mis amigos reIr onales y quienes, según decían ellos, habían sido perdonados por pUla lenidad, aglegando, en un tono que no dejaba lugar a dudas, que no volve– lían aÍla vez a cael en el mismo erlor

PelO en me~io de esta confusión ¿dónde estaba mi gobielno? Ya había yo viajado por todo el país, guia– do por Ulla vac'lante luz que aparecía y desapm ecía y no se me ocultaba que la clisis de mi fOl tuna estaba celca, que todo dependía del éxito de la expedición

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