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los cuales telminaban el edificio en esta dirección El

primero de ellos se halla dividido en tres habitaciones, con las puertas de los extremos mirando hacia el co– rredor del Oeste. To¡las las pilastras están en pie ex– cepto la de la esquin~ Noroeste Todas se encuentran cubiertas con ornamentos de estuco, y una con jeroglí– ficos El resto contiene figuras en bajo relieve, tres de las cuales) que son las menos aruinadas, están re– plesentadas en las planchas del frente

La primera estaba. rodeada por un borde, muy an– cho en la base, una parte del cual está desb. uido El

asunto consta de dos figuras con ángulos faciales simi– lares a los de la plancha dada anteliormente, penachos de plumas y otras de.e-oraciones .por tocado

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collares, cin– turones y sandalias; cada una sostenía el mismo cUlioR so bastón, parte del cual está destruido) y enfrente de sus manos hay jerogfificos, los cuales probablemente lefieren la historia de

estos incomprensibles persona_ jes. Las otl as están más arruinadas y ninguna tenta– tiva se ha hecho para restaurarlas Una está arrodi– llada como para recibir honores y la otla como pala lecibir un golpe

Hasta aquí los arreglos 4el palacio son sencillos y

fáciles de entender, pero haroa la izquierda hay varios edificios <llstintos y sepalados, como se verá por el pla–

no, cuyos pormenores, en todo caso, no coñsidero ne– cesario describir. El principal de éstos es la totre, so. bre el costado sur del segundo patio Esta torre es conspicua por su altm'a y proporciones, pero al exa~

minarla en detalle se enctlentl a poco satisfactoria y sin interés La base es de treinta pies en cuadlo, y tiene tres pisos Al entrar sobre un montó~ de escomblos en la base, encontlamos en el interior otfa torre, dis– tinta de la de afuera¡ y una escalela de piedra, tan es– hecha, que un hombre grande no podria subirla La escalera terminaba junto a un cielo de piedra, qu~ ce– rraba todo pasadizo ultelior; quedando el último pel_ daño sólo a seis u ocho pulgadas de él Con qué fin se elevó una escalera hasta ese inútil télmino, no lo pu– dimos comprender. Toda la torre era una sólida es– tructura de piedra, y en sus arreglos y propósitos casi tan i.ncomprensible como las tabletas esculpidas

Al Oriente de la tone se encuenha otro edificio con dos corredores) uno ricamente decol ado con pin– turas en estuco, y que tiene en el centro la eliptica ta_

bleta representada en el g¡abado del flente Esta tie– ne cuatro pies de largo por bes de ancho, es de piedra dura incrustada en el muro, y la escultura está en bajo relieve Alrededor de ella se encuentran los lestos de un magnífico bOldé en estuco. La figUla pI incipal está sentada con las piernas cruzadas sable un canapé ornamentado con dos cabezas de leopaldo; la actitud es tranquila, la fisonomia idéntica a]a de los otlOS per_ sonajes y ]a expresión serena y bondadosa La imagen lleva ah ededor del cuello un collar de perlas, del cual pende un pequeño medallón que contiene una cara. quizá signifique una jmage:p del sol Lo mIsmo que todos los ohos sujetos de escultUla que habíamos visto en el país) el pelson.aje tenía aretes, brazaletes en las muilecas y un cinturón rodeándole los lomos El toca– do di fiel e de la mayor parte de los otros de Palenque en que carece de peQachos de plumas Ce! ca de la ca– beza Uene tI es jeroglíficos

La oha figura, que palece la de una mujei' está sentada en el suelo con las piernas Cl uzadas rica~ente

ataviada, y aparentemente en actitud de hácer una 0_

fl enda En la supuesta ofrenda se ve un penacho de plu?l3s, en el cual el tocado de la persona pllncipal es

deflcien~e Sobre la cabeza del personaje sentado hay cuatro JeroglfficoS' Esta es la única pieza de piedra

esculpida alrededor del palacio, salvo las que están en el patio Debajo de ella antiguamente había una me– sa, de la cual la impresión contra el muro es aún vi– sible, y aparece en el grabado en líneas de puntos se– gún el modelo de otras mesas que todavía existe~ en

otros lugares

Al exbemo del corredor hay una abeltma en el pavimento, que por medio de una gradería conduce a una plataforma; desde ésta una puerta, con un orna– mento de ~stuco, arriba de ella, mira por medio de otra ?"raderla haCIa un estrecho y obscuro pasadizo, que termma en otros corredores que se extienden transver salmente A éstos se les 11aoo:\ aposentos subterráneos~ ~er~ tien~n ventana.s abiel tas arriba del suelo; y, eri

1 ~alIdad, estos son slUlplemente un piso debajo del pa~

VIIDento de los corredores En su mayor pal te, sin em_ bargo, son tan obscuros que es necesario visitarlos con candelas No bay allí bajolreUeves ni ornamentos en estuco; ~ los únicos objetos que nuestro guía señaló O

que ~traJeron nuestra atención, fueron valias planchas de pIedra, una atravesada obstruyendo el cmredor co

000 de ocho pies de largo, cuatro de ancho y tre~ d~

alto '!lno de e~tos baj~s co~redores tenía una puerta que m1l'aba haCia la parte posterior de la terraza y

nosotros generalmente pasábamos por ella con una c~n­

dela para llegar a los ptros edificios En otros dos lu gares. había graderías que conducían a los corredol~s

de alpba Probablemente estos elan aposentos para dormIr

En la parte del plano marcado "Room NQ 1" los muros estaban más ricamente decorados con ornatiten_ tos de ~stuco que cualquiera otro en el palacio; pela, desgracIadamente se encontraban muy mutilados A

cada lado de la entr~do había una figura en estuco una de las, cuales, que es l~ más completa. aparece en ei grabado (flg No 17) Inmediato a ella se encuentla un aposento el cual está marcado (Csniall star" Este se

halla~a ricamente decorado parecido a los que serán

~enclOnados ,en otros edificios; y por la apariencia del mUlo de atras supusimos que allí hablían habido ta–

blet~s de piedra En nuestra total ignoral1cia de los hábitos del pueblo que habia ocupado anteriOlmente

~stos edificios, nos fué imposible formarnos ninguna Idea de los usos a que estaban destinadas esas difelen– tes dependencias; pero si no estamos equivocados al llamarle palacio) cuyo nombre le daban los indios, pa– rece probable que la parte que rodea los patios era pa– la los actos públicos y del Estado, y que el resto sería ocupado como lugar de residencia de la familia leal esta habitación con el pequeño altar) podemos suponer: el a lo que se llamada, en nuesb os actuales tiempos una capilla real. '

Con estos auxilios y la ayuda del plano, el lector se hallará en capacidad de orientarse por en medio del del ruido Palacio de Palenque; Se formará alguna idea de la profusión de sus Ol namentos. de su único y sOlprendente carácter, y de su melanc6lico efecto a_ mm tajado por los árboles; y quizá a él como a n~so~

tras, la imaginación se lo representará' como era an– tes que la mano del tiempo 10 hubiese arruinado: per~

fecto en su amplitud y en sus magníficas decOlaciones y ocupado por el extraño pueblo cuyos retratos y figu~

I as adornan hoy sus muros

. El lectOl no se sOlprender~ de que, con tales ob_ lelos para llam3;r nuestra atenclón, pasásemos por alto algunas de las Illcomodidades de nuestra regia mora_ da Esperábamos en este lugar vivir de ]a caza. pero quedamos chasqueados Desde 'la puerta del palacio podíamos matar en cualquier momento un pavo sil– vestre, pero, después de probar uno, no nos aventura_ mos a malgastar' nuestIos dientes en otro; y fuera de

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