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« Previous Page Table of Contents Next Page »les beneficiaron sectores particulares, principalmente ur~
bonos Con una orientación social en los objetivos, y
pasando bastante incomprendido el desarrollo capitalis– ta que se gastaba, se soslayalon planteamientos defi– nitivos que guiaran
Q soluciones concretas realistas de
Cdlácter básico Se evitó así toda polarización, pero a costa de una desviación de la visibilidad de los pro– blemas reales en su verdadera dimensión y en su co~
rrecta perspectiva
EL CAPITAL INFANTE.-MODUS OPERANDI
El desarrollo empresarial de Nicaragua ha sido efec– tivamente muy dinámico y emocionalmente espectacu– lar Difícilmente creo se haya operado en los países centroamericanos en que ya existe en una forma tan brusca Su brusquedad y la escasa orientación de po–
lítica general han mal cado de graves problemas al desa– rrollo Nicaragüense bajo el recién nacido sistema, pero a veces lo han llenado de detalles pintorescos Cabe puntualizar las características más salientes y los pro– blemas más desalentadores, así como la relevancia prác– tica de los mismos
Una de las características más simpáticas pero a la
vez más peligrosas de los sectoles empresariales, aún
de los más jóvenes ya tecnificados, es la asombrosa asunción de riesgos en forma irracional No es el sec– tor que podríamos llamar nuevo del capital Nicaragüen– se solamente aventurado, sino que insconcientemente aventurado Las decisiones totalmente improvisadas, e intuitivamente tomadas, florecen en demasía como pa– ra juzgal el desarrollo de anormal. Creo que esto es debido al origen algodonero de nuestra euforia, lo que ha creada Un hálito de juego en el desarrollo del país, así como lo brusco del proceso mismo de iniciación Al– gunos rudos golpes ya han hecho mella y entrar en ra– zón a los arriesgados, quienes han dejado de creer que los mercados son ilimitados y las posibilidades siempre brillantes El amor al riesgo siempre subsiste y es de alegrarse, pues es preferible la locura a la inacción La prudencia ha redundado en aumento del mercado de sel– vicios de la tecnoClacia, beneficiada por la búsqueda de elementos calificados que evalúen las situaciones y las posibilidades.
Otro detalle notable es la visión de corto plazo en cuanto a la explotación de los mercados se refiere, pues es un hecho cierto que en nuestla expansión empresa– rial se ha procedido con suma dureza en la obtención de beneficios lIegondo hasta el máximo soportable, sin ninguna consídelación a cuestiones de imagen de buena voluntad para el público, en vista de la permanencia de la empresa como ente histórico capaz de obtener bene– ficio de simpatías Independientemente de la delicade– za envuelta, estimo este desarrollo ha sido racional de pOlte de los empresarios en la etapa inicial en que no enfrentaban competencia y observaban un público in– genuo y un estado económicamente no muy activo y
orientador Estas etapas tirantes, que podríamos cali– ficar de injustas, subsisten a veces por largo tiempo y son el vehículo de la estructuración de grupos median– te la consolidación del capital acumulado
Otra particularidad; quizá la más seria de todas, es, considerando específicamente las empresas indus– triales, el eScaso sentido de responsabilidad histórica con que se ha procedido El seCtor empresarial moderno ha invadido todas las actividades; en agricultura ha si-
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do rápido e innovador, en comercio ha absorbido las viejas prácticas conservadoras, a las que se ve forzado por el tipo de competencia, pero en industria se ha se~
guido como práctica continua la consecución de un ne–
gocio dada su viabilidad inmediata, sin prestar aten–
ción a la eficiencia yola grandeza como objetivos va– ledclJs por sí mismos En consecuencia la base indus– trial estructurada no es consistente y si no en todos ca– sos peligra por un crecimiento en eficiencia al nivel Cen– troamericano, es bien cierto que el fenómeno de indus– trialización ineficiente protegida como sistema puede constituir un vehículo de enriquecimiento para muchos empresarios y una bienandanza relativa para grupos de obreros urbanos, pero nunca un proceso de beneficio general máximo, ni de desarrollo equilibrado consisten· te La pequeñez de miras imperante implica falta de responsabilidad social en sentido funcional, y que el sis– tema no opera adecuadamente en la consecución del progreso económico, en perjuicio directo del obrero no calificado y la masa campesina Es indudoble que tal falta de propagación de los beneficios de un crecimien~
to en producción es polalizante de presiones, pudiendo llegar a constituir base para un conflicto
DESARROLLO Y ROSTRO DE LA TECNOCRACIA
El mismo proceso de demanda y oferta de técnicos se inició lento al principio pero tomó aceleración con lapidez, operándose la absorción a la vez en los ambi– tos privado y público, más en posiciones intermedias que otra cosa en el segundo sector La conciencia de necesidad de tal vanguardia intelectual continúa aumen– tando, lo que implica mayor seguridad y mayor inde– pendencia. El número de técnicos en las varias ramas ha crecido tanto a la fecha que los bloques constituyen de por sí un público regular que apenas comienza a jus– tificar alguna comunicación de grupo por medios no masivos, en pro de la conciencia de pertenecer a un cuer– po, creando cierto sentido de unidad, el cual no es via– ble a inexistencia de número regular
Sinembargo, la comunicación intelectual del técnico como tal, en su disciplina, es de cOIácter muy limitativo, pues su público no es suficiente como para iustificar su trabajo, salvo que este sea de vulgarización, en cuyo caso la remunelación psicológica es muy baja. Algu– nas disciplinas sociales son susceptibles de comunica– ción al público en general por pertenecer al dominio de la cultUla de todo hombre moderno, mas este no es el caso de las carreras tecnocróticas, aún de las que constituyen de por sí una ciencia independiente Ade– más de no existir mercado suficientemente grande, ni siquiera gratuito, para la comunicación intelectual, no existe demanda del conocimiento del técnico como in– vestigador, sino solamente como asesor, o para traba~
¡os específicos o de finalidades de corto plazo Esto es perfectamente normal dado que la investigación exage· rada en un país atrasado, donde todo es urgente, tiene la misma tipología que la utilización de maquinarias refinadísimas donde el capital es caro y la mano de obra abundante Esta circunstancia cierra otra válvu– la de realización al tecnócrata, que por más científico que fuere, no puede menos que envidiar a un poeta, con un público extensísimo, aunque este no le pague nada
Ante esta falta de satisfacción íntima, ya que no es nada emocionante sólo aconsejar y realizar estudios
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