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Mannel Cañas, quien no desempeñando ya ninguna (unción, pidió su pa5'3pOlte para dhigilse a Le6n. Se le contestó enfáticamente así: "Hasta que no devuelva los libros de oficio del tiempo de su mando, no se le dal á el pasapOl ten

Se aCOldó unánimemente enviarle las gracias al Geneul ltUlbide por sel la causa eficiente de nuestIa libltarl. como también notific311e la malcha de la pro– vincia Pela al mi~mo tiempo, negó un manifiesto de aquel genel al, en el que desaprobaba la actitud de Guatemala, en el que se deCÍa que pala dar la última

decisi6n de la sobelanía, se consultala a los pueblos individualmente, como lealmente se hizo exigiendo la contestación para el 22 de dicieulble de 1821.

El (Ua 21 de diciembre, se plesent6 el señor don Neleo Fonseca ante la Junta con la levocatolia del poder que le había confelido la Villa de Heredia junto con mi lenuncia bas;tda en esa levocatOlia Se acordó entonces contestal al ayuntamiento de aquella COlPO– lación que por haber conferido su pode amplio al se. fiar Fouseca, y no revocandG el poder autes de la ins– :ala.oión de la Junta, su dimisión Se hace imposible, nadlendo que es una necesidad que permanezca en su

puesto ~a actitud de .Heredia obedecía a que según el

AyuntD.lmento de la VIlla, el Pacto Social no estaba en

t~d?s sus puntas de acuerdo con la futura anexión defi–

nitIva de ellos al Imperio Mexicano, de que eran fervien tes pal tidarios

Se puede decir que lluestI a provincia estaba en– tonces en su período inicial de fOlmaci6n, Ya que se PI opo~ia la instalación de una Junta Supel iOI Gu– bel nativa Provincial.

Toda la plovincia estaba cumpliendo con los le– quisitos que formulaba el pacto en lo refelente a en–

~ial S4~ electores Pela la villa de Heredia, o por me Jor deCIr, el ayuntamiento, Se negó a mandar los su~

vos Fué necesalÍo entonces enviar a aquella villa un oficio en que se le decía, o mejor dicho se obligaba, al ayuntamiento, que dejasen su actitud hostil, pala que todos juntos, guat dándose y prometiendo la ma– yor armonia, discutiesen, aprobasen o reprobasen aña diesen a quitasen todo aquello que en el Pacto n~ es– tuvi€la en acuerdo con el Imperio Mexicano Este olicio fué llevado a Heredia por el mismo señor Ne– leo Fonseca, en quien s~ confiaba para que desapa– r eciera la idea equivoc:~da que en esa villa parecía te– nel se por la Junta.

Con esos sucesos dejó esta Junta telminando su corto pelíodo gubernativo, para dal campo a la Elec– tOlal. que empero en sus funciones el día de enero de 1822, tal como lo señalaba el Pacto

Sus miembros plocedielon a hacer las refolmas que el eyeron convenientes que no fueron muchas, ba– io la presidencia de don Rafael Bal roeta y con elec–

tal es de Cartago, San José, Alajuela. Ujarrás, Baga– ces, Escazú y Pacaca. menos Heredia que pelmanecía rebelde a someterse a la fórmula politica del Pacto Social Las reformas obedecieron a que el Pacto fué hecho antes de que Méjico invitara a nuestra plovin– cia a fOlmar parte del Imperio, encabezado por Agus– tín de Iturbide Una de las ~eformas decía que la pro– vincia Se regiría por laB normas del pacto hasta que

no se fOlmara la Constitución elel Imperio, o hasta que las autoridades impeliales no mandasen el nue– vo orden o autOlidades POl que debía

1 eghse Costa

R~a . Después de las reformas se procedió a la elec_ ción de la JWlta Gubelnativa plOpiamente dicha en la siguiente forma: ' Don Rafael Barloeta, Plesidente - Don José Ma–

lía de Peralta, Vicepresidente

Don Juan Mora FeInández, Secreiario

Vocales: Don Rafael Gallegos, Don Mercedes Pe– lalta, Don Santiago Bonilla, y Don Joaquín Iglesias Esta Junta se instaló en la ciudad de Cal tagO a los trece días de enero de mil ochocientos veintidós es decÍl, a los hes meses justos de llegar la plimera 'no–

ticia de Independencia, el día 13 de octubre de 1821

Es verdaderamente admirable la fOlma de reac– cionat nuesha provincia ante la noticia de indepen– dencia mientras sus helmanas apelaban a luchas ci– viles, mientras el caos hacia eshagos en el resto del reno. nuestros antepasados. sencillos, de escasa ins– tI ucCÍón y sin ninguna experiencia política, buscaban el camino que les señalaba el orden, la h anquilidad, la fraternidad y el buen juicio Es hermoso ver cómo a– quellos hombles de tan poco tiempo, con glandes in–

comodidades y en medio de la divelsidad de opinio– nes, lograron llevar al país por ese camino, senda mag nífica que hablía de llevarlo a la Gasta Rica plóspe– ra y lobusta de hoy A esa actitud de aquellos

CQS–

tanicenses, dice don Ricardo Femández Guardia el' su libro "LA INDEPENDENCIA":

"A los tres meses justos de habelse planteado ante ellos el muy esclablOso ploblema de la independencia llovida del cielo, nuestIos abuelos, a pesal de su inex– petiencia, de su falta de leCUlSOS de todo género, de las encontradas opiniones y de las dificultades que surgielon habían logrado darla la mejor solución po– sible, instituyendo un gobieno constitucional lible– mente electo por el pueblo"

Sin embargo, el sentir republicano no se manifes– taría en nuestro suelo sino tiempo después, cuando pudo comprobalse la capacidad suficiente Con que se contaba pata mantener un gobierno propio Mientras tanto, la idea dominante era la anexión a 'México, a que ante aquellos primitivos gobernantes nuestros a– parecía como un gtan señor, bajo cuyo manto habrían de cobijarse las desamparadas provincias centroame~

ricanas El republicanismo era s610 el sueño de unos encabezados por el Br Osejo Más tarde este sueño hablía de provocar bastarnos intestinales que culmi– narían al fin con el 1 égimen republicano

Hemos asistido hasta aqui a un pasaje de gran im– pOltancia pata nueslla pabia: hemos seguido sus primelos "1lasos de vida independiente, hemos contem pIado como use aclararon los nublados del día" gra– cias al buen tino y sagacidad de nuesb os antepasados Costa Rica es hoy lo que ellos, aunque en forma in– conciente, decidieron que fuera; pues mientras se es– tablecían juntas elegidas por el pueblo que goberna–

1 an interinamente para adherÍ1se a un Imperio se es– taban echando las bases que garantizarían la subsis– tencia de una República

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