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« Previous Page Table of Contents Next Page »H:ACIA UNA FIL~OS·OFIA DE LA E,DUC,ÁC·ION CENTROAME,RIC,ANA
MATIAS ROMERO
Profesor y Ensayista Guatemalieco
¿PUEDE EXISTIR ,UNA FILOSOFIA CENTRO AMERICANA?
el cielo que nos cobija tienen un color, un amor y Sin embargo esa filosofia no ha llegado a con– vertirse, ni siquiera en la pluma de los escritores
más completos y coherentes, en un sistema, ni muo cho menos en una conciencia que haya inspirado y guiado de manera clara los actos y decisiones de los grupos sociales. Esa "filosofía" ha Sil!:i¡ ¡:;"empre subterránea, subconsciente. instintiva, ~"'C9Y,~:1ita, in– completa, y 110 pocas veces cambiante, i i'j,';~rente e
',' I in.consistente. La labor de quien intentara hacer u-na filosofía de la historia centroamericana resulta– ría sumamente difícil. Fácil es que cada escritol' es· coja arbitral'Íamente su punto de vista y tiña de su personal cólor los acontecimientos. Lo dificil es lle–
ga;' imparcialmente, científicamente, al fondo real de los acontecimientos y descubrir en ellos la energla qne los mueve y el color que les da belleza. Segura– mente ese motor interno del acontecer centroameri. cano no será como una fuerza organizada de TRAe· CION. sino. más bien. como los impulsos telúricos
encadenados que se libertan en las erupciones voto cánicas, en los terremotos y en las innundaciones. Otros pueblos, más cerebrales y voluntariosos, han sido racionales y calculadores hasta en sus manifes– taciones de descontrol y crueldad. Nosotros, has· ta en' las organizaciones mejor planteadas y en nuestras instituciones p,ermanentl's, hemos hecho pre.– valecer no sé qué elementos irracionales y emotivos de capricho. de arbitrariedades, de inconstancia y de romanticismo enfermizo. Frecuentemente se dice es– ta frase hueca y abstracta: Los pueblos centroame· ricanos no han llegado todavía a la meta de sus ideales. Conviene radiografiar esas expresiones, esos anhelos, y preguntarse mejor: pero ¿es que realmen– te nos hemos propuestos alguna meta? ¿Cuál ha sido, concretamente, esa meta? ¿No hemos llegado ya a la madurez histórica suficiente para proponernos i– deales concretos y preciosos? No llegaremos a nin– guna parte los centroamericanos. y SI SEREMOS LLE VADOS A CUALQUIER PARTE POR LOS PAISES DOMINADORES, si seguimos siendo víctimas de nues– tros propios impulsos subterráneos en vez de domi– narlos, de utilizarlos y de hacerlos claros y conscien– tes para vencer a los enemigos y competir con los amigos.
Los anteriores adjetivos, no obstante su uso co– rriente en los tE:Xtos e historias de la filosofía, pare· cen ser un atentado contra el carácter de UNIVER– SALIDAD que se ha considerado esencial en la fi·
lOsl)fia. Sin' embargo, su aceptación o rechazo depen– den.lógicamente, del concepto que se establezca de ¡¡losafía en la base de la di!!icusión. Los griegos, los
escol~sticos' y los tomistas nos impusieron el impe–
rialismo de lo universal, hásta el grado de que a dur,as p~nas expplican el conocimiento de lo singu· lar, Los moderno~, en cambio, y particularmente los
Briífices de la filosofía de la existencia. se aferran a lo individual y a 10 concreto.
¿A qniénes les vamos a dar la razón? No es éste el momento de decidirlo ni de discutirlo. Nos apar– taria demasiado de nuestro propósito inmediato. Por de pronto podemos aplicar a nuestro caso la mieS,
tión y preguntarnos por una filosofía DE LOS CEN· TROAMERICANOS o hecha por centroamericanos, y
dejar para 'otra ocasión el estudio de si esa filosofía
~n caso de que exista ya o de que se haga en el fútu· r9; puede o no llamarse "centroamericana".
Si por filosofía entendemos el pensamiento de un pueblo, su actitud mental. su esfuerzo razonador '1 los caminos lógicos por donde ha dado salida a sus conflictos históricos, es indudablemente qne he– mos tenido esa filosofía eu Centroamérica, desde los tiempos de los mayas, de los chortís, de los lencas '1 pipiles, hasta los nuestros de convulsión ideológica '1 euforia científica., Hemos tenido nuestra manera
cJé . vivir, DllEistra manera de pensar. de sentir y de sUfrir; El paisaje, la tierra en que vivimos y hasta
¿SABEMO'S LO QUE QUEREMOS LOS CEN. ~R.O'AMERICANOS~ . .
'Los grandes imperios del mundo se han caracte· eJercdos, por la fabulosa rlqueza de su te~rltorlO y de riZado. • por la impresionante fuerza material de sus sus instituciones comercialES, por la brlllante con-
Siempre que se ha tratado de adjetivar el sustan·
tiV6 "filosofía" poniéndole el colorante de 10 nacio–
n~i. de 10 regional o de lo sectario, se ha planteado el problema de hasta dónde es posible esa adjeti~
vación ,sin que perezca el sustantivo, o por el con' trario,' hasta qué punto el sustantivo necesita en ca· da caso de sus respectivos adjetivos, de tal manera que sin ellos no podría tenerse en pie. ¿i<'ue real-;
~en griega la filosofía hecha por un Sócrates o por un Aristóteles, y realmente germana la que pensó tant, y realmente inglesa la de Hume. francesa la
d~ .Condillac, española lad~ Suárez o de Balmes, mexicana la de Vasconcelos?
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