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« Previous Page Table of Contents Next Page »Como en todas, partes del mundo se siente un afán de transformación, la América Latina no puede
escapar al fenómeno del cambio. La tendencia preva–
lente es hacia la organización y establecimiento de un sistema eficaz de cooperación política, económica, cien– tífica y cultural.
A pesar de su evidente e innegable avanzada ideológica, se encontró que la Carta de la Organiza– ción de los Estados 'Americanos, firmada en Bo– gotá en 1948 aún adolecía de ciertas deficiencias y,
para ciertos elementos, daba la impresión de un orga–
nismo estático, sin horizontes previsibles de progreso y 'de crecimiento.
Veinte años es mUY largCiiie~po en la vida de
los pueblos, especialmente en nuestra época. Así, se es–
tim~,'e e el protoc,olo de Buenos Aires del 27 de fe–
brer~196'7 iba a imprimirle a la carta la fiexibili dad indispensable que imponían los propósitos de la Segunda Conferencia Interamericana Extraordinaria de Río de Janeiro de 1965. Se trataba de infundirle nuevo dinamismo, acorde con la evolución que se ope– ra en todos los aspectos.
Sus arquitectos deseaban consignar nuevos obje– tivos y normas que, en realidad, promovieran el efec– tivo desarrollo económico, político, social, científico y cultural, con la mentalidad máxima de acelerar el
proceso de la integración latinoamericana y lograr al–
canzar para sus pueblos una vida mejor, digna y libre.
Pero, sabido es que la Organización de Estados Americanos no podrán hacer 10 que no quieran ha· cer voluntaria e internamente los Estados que la inte· gran. Por el momento, la comunidad económica que se añora no deja de ser una utopía por múltiples fac– tores Entonces, el Protocolo de Buenos Aires no, pa– sa d~ ser un esperanzado experimento, apenas el co· mienzo de una revaloraelón del Sistema interameri– cano, que exige transformación Y cambio.
Todavia tiene el :Protocolo sus deficiencias, co– mo lo hacía notar desde sus principios la Argentina con sus reservas, al declarar que laS reformas que se han introducido no cubren debidamente todas las ne– cesidades de la "O.E.A." ya que su Estatuto debe con· tener, además de normas orgánicas, económicas, políti– cas, científicas, sociales y culturales, disposiciones in·
dispensables que hagan efectivo el sistema de segu· ridad continental.
En mi concepto, hablando con más claridad, soy de los ahora repudiados, pero convencidos partidarios de la creación de un cuerpo militar coercitivo que, en
casos excepcionales, muy reflexionados, haga efectivas
las providencias de seguridad colectiva que se dicten, no como medidas qeu violen la sólida doctrina de la no intervención, sino que sea algo por el estilo de la Fuerza de Paz de las Naciones Unidas, que tan impor– tante como útil y eficiente papel ha desempeñado para el mantenimiento de la paz internacional.
Veamos ahora algunas de las novedades que se han introducido en la estructura de la Organización y sus posibles efectos en el de~8Dvolviiniento hemisféri·
JORGE FIDEL DURON
Ex-ministro de ~elaciones Exteriores de Honduras co. Como manifesté al principio, se trata primordial– mente de preparar el terreno a la Integración Econó– mica y a~ Mercado Común Latinoamericano y hay un compromIso de aunar esfuerzos para lograr que impere la justicia social y para que en los pueblos del Con– tinente se alcance un desllrrollo económico, dinámico
y armónico, como condiciones esenciales para la paz
y la seguridad Cle la reglón. Se estimula movilizando sus propios recursos nacionales, humanos y materia. les, mediante una programación adecuada, fijándose ya catoce metas básicas, fundamentales, con atención especial para los países menos desarrollados.
Los Estados procurarán evi,tar medidas que pu– dieran tener efectos adversos en el desarrollo econó. mico y social de otros Estados; convienen buscar co– lectivamente soluciones a problemas que pudieran pre– sentarse afectando el desarrollo o la estabilidad eco. nómico de otros EstaClos; comprometiéndose a defen– der los beneficios de la ciencia y la tecnología' estable. ciendo medidas para equilibrar el comercio ~ el des– arrollo económico, reconociendo que los países de ma– yor expansión hagan concesiones en materia de re– ducción de tarifas y allanamiento de otras barreras.
Se promueve asimismo la modernización de los transportes, se estimula a las instituciones económi– cas y financieras del Sistema, se fomenta la coopera– ción técnica y financiera' en desarrollo de sus pro– hlemas de infraestructura; se proponen nuevas líneas de producción, la diversificación de las exportaciones y se incluye un .capítulo de normas y mecanismos basa· dos en que el trabajo es a la vez un derecho y un deber social; y se crean bases iniciales para uniformar y aro monizar la legislación social, sobre todo en el campo laboral y el de seguridad.
En este campo de acción, la Organización ten– drá que estudiar muy de cerca el experimento cen– troamericano, que parece atravesar actualmente, una de sus mayores crisis. Servirán las experiencias del Mercado Europeo y del BENELUX pero, más que to– do, han de utilizarse las más cercanas a nuestro pro– pio medio para evitar trastornos y caídas. Habrá qne comprender que se trabaja para un inmediato futuro y que se deben contemplar todos los aspectos del problema.
Además de dejar abierta la puerta para el in· greso de nuevos Estados autónomos que estén dispues– tos a ratificar la Carta y aceptar sus obligaciones, den_ tro de las condiciones establecidas, hay un capítulo e~
pecial para el estímulo de la educación, la ciencia y la cultura como fundamento de la democracia, de la jus– ticia y del progreso. De paso, se promueve la investi. gación científica y el adelanto tecnológico con normas efectivas para cimentar el derecho a la educación. Era en estos aspectos en que, en cierto modo, cojeaba el,
Sistema. El nuevo Secretario General, el Ex·Presiden·
te 'Galo Plaza, del Ecuador, veterano de las jornadas de San Francisco de California, será un elemento va– liosísimo en este renglón.
Dentro del ámbito de mi propia inclinación, me halaga el capítulo especial que compromete a los Es·
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