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con elocuencia cuál es el verdadero signo de los tiempos. De la misma manCI a, el Mercado Común Centloamencano y la, AsoClaCló~ ~atmoamelicana

de Libre Comercio constituyen expLeSlOn~s Q~ Ül

tendencia mencionada en nuestras áreas más -cer– canas...

Es POI ello por lo que siempre hemos co;nce– bido la lUtegraC.lun econOJOlca, no como uoa Dora para el alSJallliento, smo como un medio -acaso

el más eficaz- par4 mejorar e int~nsi4Cé.ll" nues–

tia van~clVaClon t:ri la COUlUllJ.daU t:cunollllca 1n–

ternaClOnal Ademas, la experJ.enCl;;!. de mas oe un

lusno que ya tenemos con el 'l'Iatado General nos

contLima que el mercado común es: en sl mismo insuficiente para f1l1-cat en él, de modo exc.usivo; nuestro futmo desalfoJ.1o El lIbre comerc_o entte los cmco países, que mosb'ó inclementoS cspectHcu– lales en los primelos años, ha empezado a regis– tlar una disminución en su ritmo de crecimiento Esto, unido a las limitaciones cada vez maYal es que estamos encontrando pala colocal nuestros ploductos de exportación en el exterior. DOS está señalando la neceSidad de fOl talecer tos mercados eX!5tentes y de encontrar nuevos ~ercados para los artículos agríCOlas y manufacturados que ya ploducimos, y para los que habremos de desarr~­

llar como resultado de los esfuerzos por diverSI– ficar nuestra producción ·Necesitamos más y ma– yores melcados, y éste es precisament~ e.l signifi– cado que reviste para naBoh os el movImIento del mercado común latinoamericano

En efecto, si bien es mucho lo que falta para esc1alecer el significado y alcance del proceso de convergencia y acaso más lo que queda pendiente

a fin de crear cond ciones físicas apropiadas para ia'integración mediante el desarlollo de los trans.. pQrtesy las comunicaciones latinoamericanasl lo cierto es que hay ya valips cometidos, concretos que ejecutar, a sabel: El estableci~iento de I!1e–

canismos para cumplir el compromIso de no Im–

plantar medidas más resbictivas del comercio en– tre los paises latinoamericanos; la implantación de una pleferencia arancelaria latinoam.erlcan~; el estudio de las preferencias que los pmses mlem– tros de la ALALC podrlan otorgar al resto de los paises del área. y Ul Jnvestigación de las posibi_ lIdades de acuerdos de complementac'ón industrial abiertos a todos los paises y de arreglos subregio– nales entre Centroamérica y Estados miembros de la ALALC Para llevar a la práctica todas estas medid·as se ha di$puesto crear una com{sión coor– dinadora Intellrada por los 6rganos ejecutlvos de esa' Asociaci6n y del Mercado, Común Centroa-mericano. .

Un punto Importante consiste en determinar el t'po de instrumento legal por medio del cual habrá de avanzarse hacia la formación del.mer– cado común latinoamericano Se han mencIonado tres posibilidades alternativas: El 'l'ratado de Mon– tevideo, tratados de Upuente" o de vincúlaclón en– tre la ALALC y Centroamérica, o t¡t, Tratado General de Integracl6n Econ6mlca Latlnoamer'– cana Desde un prlnclp'o Centroaniérlca sé ha Inclinado por esta última' posibilIdad

Tál posíci6n refÍeja el doble juicio de que, por una parte, el Tratado General centroamerlca~

no responde a finalidades muy peculiares de esta área, por lp que no seria un marco apropiado para el "mercado común latlnóamerlcano; y, por otra, qlje el,Tratado de Montevideo refleja la. realidades prevalecientes hace una i1éj;i¡da y. recoge los Inte. reses de sus primeros slgilatarios, por 10 que no pa-

l'ecé ser u-n:¡nstrumento adecuado a las realidades actuales y -de los próxi~os diez años, ni a lQs in– tereses de todos los países latinoamericanos. Por eso hace falta un traiado general que enmarque a la ALALC y al Mercado Común Centroamell– cano y que provea un conj~nto de normas comu· nes a todos los paises de la'RegI6n,

Ha de verse, desde ,?tro pu~to de vista, que un movimientó de integración subregional en la zona del Caribe sería de intelés para Centroa– mérica én cualquier caso No s6'o como paso intenncdio para llegar al mercado común, sino incluso en el supuesto de que dUlante un período relativamente lalgo tuviera que quedar c~rcuns­

crito a los países de esta álea, q.eb'do a obstácu· los que pudiel an surgir en el proceso ·más amplio de alcance enteraménte latinoamericano.

A este respecto, la primera condición que hay que mencionar CO.fiO re9-~isjto indispensable ~ara

que Centroamérica pueda hitervenlr en el pro– ceso es la consel vación de la personalidad del mer¿ado común centroamericano, y de sus posi– bilidades internas de crec miento y progreso hacia grados más altos de integlación Asi se ha reco– nocido ~ nivel continental al establecerse expU– citamente el plinc'pio de que el melcado común latinoamericano se basará en el perfeccionamiento de la· ALALC y del Mercado Común Centroameri· cano. Esto es de la mayor importancia,' no sólo en telminos del desarrollo de los cinco países en el futuro sino también y de modo muy especial,

pOI' las nilalidades de orden politico que en última [nsta'ncla persigue Centroamérfca con su propia integraci6n,

La segunda condición es q\1e el mercad9 común

ofrezca al empresaüo latinoamericano la posibili–

dad real de participar en el desarrollo y aprove– chamiento de las oportunidades productivas que se establezcan con sU formación. Se trata de una preocupación centroamericana que es ampliamente comoartlda en el ámbito latinoamerIcano: y Que condujo en Punta del Este a la adopci6n unánime del siguiente ptincipio: uLa intee:r~ción deb~ estlll plenamente al serVicio de América Latina, lo cual requ=ere un fortalecimiento de la empresa latinoa– mericana mediante un vigoroso resoaldo financielo

y técnico que le permita desarrollar y abastecer en forma eficiente al mercado 1 egional La ;nt–

ciativa privada extranjera podrá cumplir una fun– ción importante para asegurar el logro de los ob.. jetivos de Ja integrac;ón dentro de las polfticas aplicables de cada uno de los paises de América Latina

La cuarta condición, pero tio por ello la mc–

nos importante, es el otorgamIento en término concretos y efectivos, de tratamientos preferen– ciales a los paises de menor desarrollo relativo Este principio, repetidamente mencionado por los Jefes de Estado en su Declaracfón, refleja el ras– go más caracteríseco de este movimiento: o sea ]a formación de un mercado común con paises en ex– tremo dis[ínUes en cuanto a grados d.e desarrollo

y, sobre todo, en cuanto a niveles de capacidad

ecop.~mlc~~

Es aqul donde radica el gran problema de la integraci6n laUnoamerlcana, hasta tal punto que puede afirmarse que de la solucl6n que se le 'dé' dependerá en definitiva la vlabllldad del mercado común de toda la reg l 6n y la posibUldail de que se afirme como un hecho perlllanente en la eco– nomla de 109 ¡,árticlpanles,

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