Page 44 - RC_1968_06_N93

This is a SEO version of RC_1968_06_N93. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

ro el mismo Urbilla opone a la imitación alteracio" nes fisiológicas y psicológicas detel'minadas por la ra· za, el medio físico y el ambiente social, 11) que per~

mite la elaboración de fOl'mas nuevas: altel'aciones que en. l(ll individual conCUl'l'en con la herenCia pal'a caracterizar un temperamento. He aquí la clave para explicarse la genial originalidad de JLandívar, que no sólo trata temas nuevos sino apareCe dotado de 1!llllla

peculiar sensibilidad para captar y expresar el amo

biente americano, no obstante hacerlo en la lengua de Augusto y pesar sobre su intelecto, plena de su – gestiones, la tradición de la cultura clásica latina, Porque -se pregunta Azorin- "¿ Cuál es la línea que separa la forma del fondo? ¿Dónde está la vida: en el fondo o en la forma? Le responde la ob¡'a de Landívar, en donde la inspiración corre fecunda y

fresca por el cauce puro de la forma, pero cuando éste resulta menguado para su caudal lo rebasa aqué– lla con al"l'anques de sentimiento que de manera es– pontánea se explayan y marcan su límite; IllOando la rutina 0llOne pétreas resistencias o las modas conSa· gradas alzan diques l'estl'ictivos, la valentía de su tem– peramente talla eu la roca

1[) salta con independencia de su alvéolo en la maravilla uatural de una cascada, La lengua ~atina l'enace en vigor; las palabras se ha– cen maleables pal'a seguir fielmente las intenciones del poeta en giros nuevos y en veces hasta llegan a la infantilidad del balbuceo quedemlo interpretar el pensamiento de un continente, en el odo (le una mo· dalidad litel'al'ia bien definida,

También oponemos la obra de JLandí.var eomo excepción al lCl'itel'io demasiado lato lile Cantil, asa· ber: "Ya habían florecido en estos países, antes de su independencia: Naval'rete, Castellanos, Piedl'ahita y

Sáncllez de 'lI'ogle; pem si se exceptúan los dl'amatur– gos iUarcón y GOl'ostiza, los otros son eSCl'itores de reminiscencias más bien que de ing'enio, como había del'echo de espei'ar que tio fuesen, atendidas las aspira– ciones que hace nacer aquella encantadora naturale– za. ¡Cuánta odginalidad se podría sacar, así del país, como de sus hombres, y de sus incrementos! lEn la expresión de tales elementos estriba pI'ecisamente la originalidad de nuestro poeta,

lEsevalor intrínseco de novedad en el poema de Landíval' llamó la atención de Menéndez y lP'elayo, en conü'aposición a lo que hanaba en a península: "lEI sentimiento de la naturaleza manca ha sido muy pode– roso en lEspaña, ni tal que por sí sólo bastal'a a dar vida a un nuevo género especial de poesía, lEI paisaje de nllest1'os bucólicos es convencional, en los autm'es {le poemas caballerescos y quimérico y arbitrario. Sólo por lujo, y gallardía de estilo se hacían alguna vez lar· gas enumeraciones de plantas, fi'utOS, aves y peces, caracterizándolos con epítetos pintorescos". A la mis– ma conclusión llegaba el prologuista de Azul y Prosas Profanas, en 1899, criticando la obstinación de alal'– dear de una opulencia que vive intelectualmente de prestado, "quedan, es cierto, nuestra naturaleza sober– bia, y las originalidades que se refugian, progresiva.

40

mente estrechadas, en la vida de los camIJOS. Fuera de esos (10s motivos de inspu'ación, los poetas que quie– ran expresar, en forma univel·salmente inteligible pa. l·a las almas supel'iores, modos de pensar enteramente cultos y humanos, deben renunciar a un verdadero sello de americanismo original". En fin, l'efil"iéndose expresamente a lLandívar, el dominicano Henríquez Ureña va muy lejos, hasta declarar que "el pasado precolombino, no obstante su singular riqueza, nunca ha intel'esado gran cosa sino a los historiadores y ar– queólogos: sólo ha inspirado una obra literal.'Ía de verdadera importancia, la admirable &usticatio Mexi– cana, del padl'e JLandívar, guatemalteco del siglo

XVJIllJI",

lLandívar tiene, como Virgilio, preferencia por los amenos prados, que su musa salpica de suaves epí· tetos; por la HERMANA AGUA, que habla con voz de égloga en los manantiales y alcanza tonos épicos en las torrenteras; por las laderas de suave declive; pOI' las montañas, que al decir de Tagol'e son "desespera– dos, lU'l'ugados gestos que hace la tiena para acercarse al cielo"; los boscajes umbríos y la paz silente y so– leada de los 'Valles; otra afinidad, comú.n a todos los clásicos, se manifiesta en la evocación de las figuras mitológicas, que pueblan el alma d.e la naturaleza con reminiscencias panteístas; perQ no coinciden en todo, ni siquiera hasta el extremo a que se ha ve· nido trayendo la comparación. lLandívar es lLanliívar. aunque por su categOl'ía pueda decÍl'sele el W'il'gilio americano.

¿Cuál es el seCl'eto que da a sus estampas campes. tres, a sus evocaciones de la natuI'aleza, a sus des· Cl'ípciones detallistas, tal fuel'za de colorido y tan in, tensa vitalidad? lEs que llega por el sentimiento a la esencia misma de las cosas, y sus palabl'as hieren enél'· gicamente nuestra imaginación pOl'que son el vehículo die un pensamiento que se ha identificado por entero con los temas expl'esados; no es el pintor que lCopia t¡'asladando uh.. ectamente de la naturaleza no es el pintor que copia trasladamlo directamente de la na– turaleza al lienzo, sino el contemplativo que se fue sa–

tUl' ando ele ambiente y i'econstruye 1C0n posteí'iol'idad, con todos los elementos a la mano para lograr una fiel convel'gencia de los efectos, una al'monía que se entrega espontáneamente a las solicitudes de un inten– to estétic~,

"No existe más regla fundamental para juzgar a los clásicos que la de examinar si están de acuer· do con nuestra manera de ver y de sentir la l'ealidad; en el grado en que lo estén o no lo estén, en ese mis· mo grado estarán vivos o muertos". lLandíval' vi· ve ante tal exi&'encia, porque es fácil e il'll'esistible el identificarse con SI> obm ante la contemplación de nuestra naturaleza. lEn fin, cautiva ese sutil elemento agregado, la insustituible N1UANClE de los fl'anceses, que vale en la Rusticatio como una biografía moral e íntima del individuo que se define hasta sin que· rerlo, pOl' 'sus más sencillas predilecciones. lEn el fondo de la forma latina, enredándose al ritmo clásico y al parecer simplemente descriptivo de sus versos, se siente, se adivina, esa g'ran melancolía que es como una enfermedad de los espíl'itus selectos.

Page 44 - RC_1968_06_N93

This is a SEO version of RC_1968_06_N93. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »