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« Previous Page Table of Contents Next Page »UObrar contra los principalés hombres de ese jlartldo, es herir el sentimiento general de los hombres honrados de Nicaragua, y poner la situación de León en manos de cuatro hombres antagonistas de ellos, que sea por miedo o por des– pecho, abandonan la situación, ql.le se salvó, no o.bstante su conducta que contribuyó a aumentar el conflicto, debido a la lealtad y valor del Gobernador Militar y de otros pocos que se pusieron a la altura de su deber.
"Recuerdo que en tiempo del Sr. Guzmán los amigos del Gobierno eran unos cuatro que alejaban al resto de la población. Don Vicente Quadra rompió este círculo de hie· no, y llamó a la participación en los negocios públicos a todos los hombres honrados de aquel vecindario. Esa políti. ca produjo mucho bien al país; yo la llevé a su más alto desarrollo, habiendo logrado compactar a todo León. Atacar a Olancho en sus principales hombres es volver a las anda– das, y establecer un estado de cosas cuyas consecuencias es difícil de preveer.
"Esta situación da lugar a que el Gobierno saque gran– des ventajas trasladándose a León, donde puede ver con cla– ridad las cosas y juzgarlas con acierto. Allí puedes ejercer con provecho del país una conveniente energía con los verda– deros delincuentes, y captarte el aprecio de los hombres hon– rados, por la moderación con que los trates, sin perjuicio de que les hagas comprender con severas reprensiones el abismo a que caminaban. Estoy seguro que comportándote así los obligarás a que te agradezcan el haberlos salvado, y encon– trarás en ellos un apoyo decisivo."
El Gobierno decretó el estado de sitio para el Departa– mento 'de León, y por decreto de 22 de octubre de 1881, per– sistiendo en la política desaconsejada por don Pedro Joaquín Chamorro, extrañó del territorio de la República a don Pe– dro Balladares, al Dr. Nicolás Valle, al Canónigo don Apolo– nio. Orozco, a don José Monterrey, y confinó a la capital a don Liberato Dubón. El decreto aseguraba que de las infor– maciones seguidas, resultaba plenamente comprobado que di– chos señores eran responsables de los movimientos revolucio– narios de setiembre, '
Don Pedro Balladares gozaba en León de merecida repu– tación de honrado y formal; don Pedro Joaquín Chamorro lo estimó siempre muchísimo, hasta el grado de deposital' en él la Presidencia de la República cuando en 1876 tuvo que po– nerse al frente del Ejército. En cuanto al Canónigo Orozco, se le atribuía aquella participación porque se había opuesto con valor y agresividad a la fundación del Instituto de Oc– cidente por las razones que diremos adelante, y por haber protestado enérgicamente contra la expulsión de los Jesuítas. Don Pedro Balladares, en una protesta impresa que publi– có en Alajuela (Costa Rica) el 26 de noviembre de 1881, niega que se le haya expu~sado con justicia; acusa a sus <memigos, Ledo. Buenaventura Selva, Presidente de la Corte Suprema de Jústicia, de haber hecho papel de acusador fiscal y parte interesada; a don José W. Mayorga y a don Guada– lupe Sáenz, de haber obligado a ,los testigos a declarar, sin juramento, lo que se les exigía; protesta contra don Vicente Navas que se había arrogado todas las facultades del Gobieil"– no, y porque, "violando las garantías que la ley fundamental otorga a los derechos del hombre y del ciudadano," lo mandó prender y lo tuvo incomunicado; afirma que se le condenó sin habérsele oído ni dado conocimiento de los cargos que se le imputaban; protesta de que al estado de sitio se le diese efectos retroactivos, castigando a los que publicaron impre– sos cuando el orden constitucional no estaba aún suspenso en el departamento; que a pesar de haberse presentado cuan– do supo que lo perseg-uían, y de haberlo expulsado guardán~
dole consideraciones, se le hizo salir en carreta, a las doce del día; en medio de una custodia como de cien hombres, ~Qn
objeto de que sus enemigos, apostados en las calles, se goza– sen de su desgracia; protesta contra el Gobierno del General Zavala, porque, "desoyendo Ja voz general de. la Nación, y secundando solamente los dictados de su terquedad y capri– cho, ha tomado providencias de que se había abstenido 'el mismo Congreso Nacional: providencias con las cuales ha des– mentido los honrosos antecedentes de su partido, constante sostenedor del orden público y de las garantías individuales," protesta contra las omním0clas facultades a los Ministros quienes, inhumanos, "han mandado escoltas con oficiales ebrios a dar palos a familias enteras del pueblo inerme y trabajador, fundándose en que entre ellas podían ericontrar–
s~ algunos de los sublevados, y sin respetar la ancianidad, ni al sexo femenino, ni a los adolescentes."
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.También en, Granáda sufrían sus eSCISIones e1 Partido de D. Pedro Joaquín Chamorro. Como ya se hablara del fu–
turo candidato que el Partido Conservador debía apoyar en los comicios, don Manuel Vrbina, uno de los caudillos más fuertes de Granada y del partido del señor Chamorro, opi– naba que, si deseaba que el Partido Conservador no se disol~
viese del todo, debían deparar el en"or cometido con la ex– pulsión de los Jesuítas, llevando a la Presidencia un ciuda– dano que fuera católico apostólico y romano. Como en esto encontrara resistencia, el señor Vrbina comenzó a distanciar– se de las filas conservadoras.
.~ ¿ Qué clase de conservadores son ustedes, señores-es– cribía D. Manuel Vrbina el 8 de diciembre de 1881-, que minan por su base al Partido cuyo principal fundamento es el catolicismo, después de haberlo privado del grande ele– mento, los RR. PP. de la Compaliia de Jesús, defensores los más diligentes, sus más esforzados propagandistas?" Y una vez separado del conservatismo, funda el Partido Conservador Católico. Ya no volvió a sus antiguas filas, y
fue tan lejos que prefirió juntarse más tarde con los libera.– les para derrocar a Cárdenas y sufrir el destierro como con– secuencia de su nueva actitud.
1). El Instituto de Occidente.
Los padres de familia de León, apoyados por el Tesoro Nacional, fundaroll en aquella ciudad un Colegio regentado por profesores españoles. Por desgracias estos profesoI;es eran masones e intentaban divulgar sus pésimas ideas, El día de la inauguración, en presencia del Clero y la sociedad leonesa, el Director del Instituto, Lcdo. don José Leonard, pronunció un discurso en el cual se encontraban estos conceptos: "-Trataré de emancipar la inteligencia de mis alumnos de preocupaciones y errores, dando rienda suelo ta a la razóll para que investigue filosóficamente la ver– dad." (199)
El 'Clero, representado por los Canónigos, abandonó la sala inmediatamente, y desde entonces, con la cooperación de católica sociedad de León, comenzó una campaña de pl·ensa contra el Instituto, que proclamaba la doctrina herética del libre exámen como norma de programa.
La lucha fué tan intensa que Leonard tuvo que retirarse de la Dirección' del Instituto, y lo sustituyó don Salvador Calderón; pero éste a ¡;u vez renunció también, expresando: que "él pertenece a la Institución libre de. enseñanza de Ma– drid cuya misión ha sido y es la de sostener los fueros de la, conciencia y el pensamiento: que el público de León no quie– re nliestra enseñanza por lo mismo que ésta se inspira en los ideales de la civilización moderna: (200) y que en suma, pues que se declara culpable al señor Leonard, disolventes las doctrinas que profesa, perniciosa la enseñanza que puede dar, culpable, disolvente y pernicioso es, asimismo, el que suscribe." , Al mismo tiempo el periódico La Verdad publica el mo– do de pensar del resto de, los profesores, en un todo de acuer-do con las ideas de los señores Leonard y Calderón, : Por estas razones los padres de familia de León no cre-' yendo que se ha conseg-uido el objeto para que se fundó el Instituto, se dirigen al Prelado, recordándole la suprema ins– pección que tiene "para que en tales establecimientos no se dé una enseñanza contraria a la Iglesia Católica' ni se realice el propósito de los incrédulos de descristianizar la sociedad; pervirtiendo el corazón de la juventud". Y en consecuencia le piden que, de acuerdo con el Concordato y las disposiCio– nes canónicas, "fulmine el debido entredicho al expresado Instituto de Occidente, mientras no se cambie el Directorio y los profesc;>l'es que actualmente lo rigen, con individuos co~
nocidos por su competencia y principios católicos." . Al día siguiente el señor Obispo Monseñor Francisco VIloa y Larios escribe a don Pedro Joaquín Chamorro, en· viándole copia de la solicitud de los padres de familia; l~
manifiesta que no tiene consejeros, que hasta el Clero está contra él, y le pide que interceda con el Presidente zavala
(1.99) Enrique GUzmán, articulo Ultramontanos Francos ;y HeterodoxOS
V~rgonZ3nt<9, Mayo de lllSl.
(200) No fue ese el motivo; lo fue la defensa de la arraigada fe cató. lica, nervio de nuestra civilización. de nuestra' unidad' social y política.. raZÓn de nu...tra existencia y garantía contra toda disoluci6n. Los que defendían esta fe sabían por instinto y por convicci6n que aquellos profe. Bores de malas ideas estaban conmoviendo los cimientos de nuestra consti– tuci6n político-social, Y Que su éxito significaba la ruina del pais. Más tarde se vio asi claramente.
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