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ocasionales en el setentrión de Nicaragua, como su asalto a Somoto el 30 de agosto con prisión del Cura Pbro. Pedro Estrada. incendio de Palacagüina y pero secución a muerte de su Cura Pbro. Calixto Estrada; Condega fue presa del pillaje y sus doncellas entre. gadas al desenfreno de los facciosos, que ostentaban el título de regeneradores de Nicaragua y defensores de sus libertades.

El gobierno del Director Sandoval se vio precisé!.. do a dictar disposiciones fuertes contra los revoltosos Dos de los cabecillas habían sido capturados, un J. A.

lVIartínez y un tal Guelvas; ambos fueron juzgados en consejo de guerra, y condenados a muerte con el dic· tamen de los asesores Lic. Justo Abaúnza y Capitán Máximo Jerez. Al primero se le fusiló en Managua el 12 de agosto; al segundo, en Chinandega el 29. Y

sin embargo, no faltaron voces de protesta contra esta necesaria justicia.

Por este tiempo se dio a los facciosos el ridículo sobrenombre de "pichingos", y también el de "cha– ringas". Ignoramos a punto fijo el origen y significa. do de este último, quizás porque tal era el apodo de uno de los jefes, pero el primero tiene su raiz en un hecho criminal. Una pandilla de facciosos asesinó a cierto coronel hondureño, a quien quitaron unas "pi. chingas" (vasijas) llenas de agu.ardiente, y les quedó el mote por lo que habían robado.

Desde el 30 de julio el gobierno· había decídido pa– sarse a Managua y de allí a cualquier otro sitio del país en calidad de visita. Después de su victoria so– bre Somoza y Valle el 6 de agosto, pudo entrar en dicha villa, mientras el Gral. Muñoz maniobraba triunfante en León J' Chinandega contra los monto– neros.

En setiembre el Director ingresó a 'León, donde

10 recibieron con ovasión popular. Pero el trastorno

110 había terminado. A los reclamos de Nicaragua contra el gobierno de El Salvador, contestó éste en· vianda de comisionado al Gral. Nicolás Angula para qUe arreglara el asunto; pero Angula no fue aceptado; se le ordenó volverse de El Realejo, porque era uno de los coquimbos proscritos. Vino en su lugar Pedro Gotay quien suscribió un convenio con Nicaragua el

25 de ~ctubre, cuyo artículo primero reconocía que las autoridades subalternas salvadoreñas habían armado la facción de Valle sin orden ni conocimiento del gobierno; se comprometía al castigo de los culpables. así como a dictar las medidas conducentes a impedir nuevas agresiones, especialmente las de Valle que ya

comandaba a los rebeldes texiguates y curarenes, in dios bravos hondureños, y había hecho invasiones oca. sionales.

El 17 de octubre Valle, siempre apoyado pOl' los coquimbos Cabañas y Barrios, cae sobre Somoto con los belicooss texiguates que acaudillaba en Honduras, asimismo en rebeldía contra el gobierno de ese Estado; asalta la pequeña guarnición de aquel pueblo, arraza el departamento, mata a los distinguidos ciudadanos Gutiérrez, Palacios, Inestrosa y Fábrega.

Vuela Muñoz a hacerle frente, pero al llegar al Sauce, sabe que el Chelón, acosado ya por el general hondureño Guardiola en su retaguardia, se dirige a Chinandega, donde entra el 30 de noviembre y ame. nazaba con un nuevo asalto a León. Entonces el vil'. tuoso sacerdote Pbro. Remigio Salazar, queriendo con· jurar el peligro, fue a entrevistar al guerrillero. -Lo invito -le dijo el sacerdote- a que haga proposiciones de paz al gobierno; yo mismo me ofrezco de intermediario para asegurar la paz de que tanto necesita el Estado.

-Jamás propondré cosa alguna al gobierno – c?!'ltesta el Chelón-, porque me halla en una situa– ClOn tan potente, que tengo al gobierno y a todo el Estado bajo mis plantas.

. y como el P. Salazar insistiera, el Chelón, respon. dlÓ:

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-Son inútiles sus esfuerzos; jamás consentiré en mandar emi.sarios d~ paz a] gobierno, porque estoy se.

gu~o del tnunfo;. SI Ud., P. Salazar, lo tiene a bien, acerquese al gobierno y dé los pasos oportunos no como mi agente, sino sor su propia cuenta. ' -En qué condiciones entraría 'Ud. en una tran– sacción?

. -y? no deseo ninguna -ins~stió Valle-; pero

SI el g'Oblerno me la propone, podna convenir en que vuelvan a sus hogares los desterrados y los confina– dos; que se destituya a Muñoz del generalato se le expulse del país y se ponga en su lugar a un ~icara.

g~ense; g.ue el go~ierno me dé garantías para mí y mIS, segl1ldores; baJO tales condiciones, tal vez termi. nana con la revolución.

El P. Salazar ofreció llevar su gestión al gobier. no, y se suplicó al Chelón que suspen~liese Su marcha Este prometió que lo esperaría en Subtiava despué~

que en Chichigalpa; por fin consintió en no' moverse de Chinandega.

El 27 de novü;~mbre a la una y media de la tarde el P. Salazar acompañado del P. Estanislao Gonzále~

y del Sr. Camilo Cisne, se presentó ante el Supremo Director y luego de haberle expuesto el asunto oyó de Sandoval la siguiente respuesta: ' -Señor, yo he jurado sostener la dignidad del Es– tado, su constituüión y leyes. Hacer proposiciones un gobierno a una facción es degradar su soberanía' pedir garantías al Chelón como él quiere, sería una' humi– llación y decretar la anarquía; yo tengo que responder ante Dios y los hombres por la felicidad de los pueblos que han depositado en mí su confianza; yo lo coloco a Ud, en mi lugar para que resuelva, si en estas circuns– tancias podrá atenderse a la voz de la humanidad que los facciosos pretenden sacrificar. '

Una pausa; Sandoval espera la respuesta del P. Salazar; éste guarda silenc·io. El Director continúa.

-El Chelón es agente de los coquimbos; por sí solo, nada puede hacer; la revolución actual es ma– quinada y sostenida por ellos; así es que jamás Conven– dría él en otra cosa que en la entrega del Estado a discresión.

El P. Salazar se despidió.

Este informe lo encontramos en el alcance 45 del "Registro Oficial"; pero sea que el Chelón fingiera in– flexibilidad, sea que se arrepintiera pronto de su ter– quedad, es el caso que dos días después escribe al Di– rector, informándole de que en días pasados le propuso la paz con un exprofeso, "pues mi corazón -deüía– animado siempre de buenas intenciones en favor de mi patria y de la humanidad, me exige dar estos pasos ... " "Sr. Director, es tan urgente la conclusión de la gue– rra, que si mi vida fuese necesaria para evitarla, yo estaría pronto a sacrificarla".

La respuesta de Sandoval coincide con la que dió el P. Salazar. Le llama "Mi estimago amigo"; le re– cuerda que le aconsejó no meterse en malos pasos, y que no le escuchó; más ahora, C<lmo Supremo Magistra– do, sus deberes de conservar el orden público, eran muy sagrados, y sólo podía contestarle lo siguiente: "Ud., en su citada carta, ofrece su vida; pues se la perdono a Ud. y sus compañeros, si pusiese a mi disposición las armas que empuñan. Esto, y nada más es cuanto pue– do garantizar en obsequio de la paz de Nicaragua y de la humanidad".

Entretanto Muñoz se aproximaba a Chinandega, y en las cercanías de esta ciudad en un punto llamado el Trapiche de Galarza, estableüió contacto con el revo– lucionario (6 de diciembre de 1845). Muñoz sabía ma– niobrar y sus soldados estaban bien disciplinados para movimiento estratégicos. Hábilmente logró que ~l C~e­

Ión se empeñara en una contienda seria. En el termmo de hora y media, Muñoz lo había deshecho y dispersad? sus huestes. eL hizo cuarenta muertos, muchos hen– das y prisioneros, mientras él perdió cuatro soldados .Y

al Capitán Cabrera; le capturó cuarenta y tantos fUSl-

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